LA MESETA DE LA MUERTE, NUEVO INTENTO

25 de Octubre al 02 de Noviembre de 2014

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MARTES 28 DE OCTUBRE:

EL FIN JUSTIFICA LOS MEDIOS

PUESTO LA ENSENADA - LAGO CARDIEL - LAGUNA DEL MEDIO - RÍO INFANTE O RABÓN - RÍO DEL MEDIO - ESTANCIA RÍO DEL MEDIO

                Pese al campamento, el frío y el viento nos levantamos muy temprano. Como amanece muy temprano, el habernos acostado apenas cayó el sol ayudó a que a las 8:30 estuviéramos en movimiento.

                Disfrutando de bellísimas vistas del increíble lago Cardiel bajamos hasta la RP29 en teoría con rumbo directo a la estancia Río del Medio, donde intentaríamos el vadeo del esquivo río homónimo. Sin embargo tan adelantados veníamos que se nos ocurrió ir a conocer la ignota laguna del Medio, desde donde con un simple enlace de 3 kilómetros de offroad bajábamos por una huella a La Angelina, repitiendo el track del año pasado. Plan perfecto, como siempre al inicio.

                Hasta el primer puesto, que estaba deshabitado por invernada, la huella estaba perfecta pero a partir de allí la cosa ya no fue así puesto que además de usarse poco, acomete una subida feroz desde los  400 msnm de la meseta Cascajosa hasta casi 1300 msnm buscando por donde colarse entre los contrafuertes de la otra meseta más alta que aloja la laguna: piedras, barro y nieve se fueron sucediendo hasta que alcanzamos la alta planicie, donde para variar éramos barridos por el viento incesante. Sin embargo, no cejamos y después de un largo rodeo pudimos bajar a la relativamente pequeña laguna que pese a ello parecía el mar por el violento oleaje inducido por el viento.

                Allí encontramos una especie de fogón que nos ofreció un poquito de reparo y por tratarse de las horas de mediodía pareció buena idea entrarle a los huevos fritos con panceta aprovechando el disco y el quemador a gas que había traído Guillermo. Fue una hazaña poder cocinarlos por dos motivos: uno poder atajar el viento y el otro que la garrafa estaba casi vacía…

                No obstante logramos cocinarlos e inclusive la naturaleza se encargó de sazonarlos con una pimienta negra natural que no era más que el polvo invisible que arrastraba el viento huracanado. Igual salieron exquisitos…


La laguna del Medio con su extraña forma fue un canto de sirena para desviarnos e ir a buscarla
Como notarán, el fin (Meseta de la Muerte), justifica los medios (laguna, río y estancia del Medio)


La gran laguna seca donde armamos el campamento, al "reparo"...

  
Campamento, cuando el sol había levantado un poco - FOTO: Elsa Ons


La serpenteante huella nos iba bajando hasta la costa del lago Cardiel


Nuestro conocido lago Cardiel nunca se guarda nada al momento de regalar paisajes; acá la típica península del oeste


Los bordes de la meseta de la Muerte (arriba a la izquierda) preanunciaban problemas con la nieve

 
El desvío a la ignota laguna del Medio nos tentó y "desperdiciamos" valioso tiempo

 
Una liebre nos vio pasar y se quedó agazapada intentando pasar desapercibida


La inhóspita Patagonia no deja de sorprendernos con su colorido, a veces inesperado - FOTO: Pablo Anastasio


Manadas de guanacos nos observan incrédulos: nunca vieron cinco chatas juntas por acá - FOTO: Pablo Anastasio

   
Paisajes  ensueño todavía no muy lejos del lago Cardiel, antes de empezar a subir

 
Al igual que ayer en el Strobel, la huella va encontrando por donde ascender sin darnos muchas pistas - FOTO: Pablo Anastasio

 
Un puesto deshabitado por invernada pero bien equipado. Vean la prolija construcción con chapas de latas enderezadas a martillo


Un corral de madera al lado del puesto deshabitado


La puerta de entrada a la meseta de la laguna del Medio, con tormenta en ciernes de bienvenida


La senda ahora está muy abandonada pero nos va elevando hacia la meseta en forma zigzagueante e impredecible.


Lo que íbamos dejando atrás. Ya veíamos el cerro de la foto anterior desde el otro lado, desde arriba - FOTO: Pablo Anastasio


El borde nevado nos marcaba el límite de la meseta donde se aloja la laguna del Medio, a más de 1200 msnm. Parecía ahí nomás pero...


Un mallín "empedrado" nos hizo renegar bastante con barro y piedras sumado al frío y al viento huracanado - FOTO: Eduardo Cinícola


Pocos metros nos insumieron mucho tiempo para no romper nada - FOTO: Guillermo Loza

    
Dos amigos construimos una pirca por ahí de recuerdo - Hacía bastante frío como verán

   
¡Cielos! - FOTOS: Guillermo Loza


Superado el mallín, seguimos subiendo sin cesar


Y por supuesto teníamos que pasar por entre la nieve - FOTOS: Guillermo Loza


La huella discurría entre dos gruesos manchones y seguía subiendo  - FOTOS: Guillermo Loza

 
Vista de la caravana desde el primer contacto con la nieve, donde nacía el mallín que nos hizo renegar - FOTO: Pablo Anastasio

 
Y había que sacarse una fotito bien fachera allí

 
Ya no había mucho más para subir, ni tampoco mucho más huella que seguir. Ahora, derecho a la laguna del Medio


Y la laguna del Medio, a 1250 msnm, finalmente emergió de la meseta


Muy lentamente por una tortuosa huella imaginaria no fuimos acercando a esa tranquila e ignota laguna- FOTOS: Guillermo Loza

 
Ante nuestros ojos la olla que la contiene. Teníamos que mojarnos los
pies allí y esa bajada a la derecha parecía ser el lugar - FOTO: Guillermo Loza

 
Y embocamos la bajada y nos fuimos derechito al agua


Y la laguna del Medio, con un paisaje inigualable dejó de ser un enigma para nosotros - FOTO: Guillermo Loza


Extrañas criaturas en la laguna del Medio, con un oleaje propio de un mar


Las chatas y un pitufo azul en las márgenes de la laguna


El fuerte viento huracanado convertía esta reparada laguna en un mar embravecido en el medio de la Patagonia


Preparativos para un tradicional almuerzo en un insólito sitio en insólitas condiciones


Romper los huevos, mi especialidad - FOTO: Elsa Ons


Cuidadosa preparación, mientras la naturaleza sazonaba a gusto con "pimienta" negra - FOTOs: Pablo Anastasio


Pampa con su producto casi terminado - FOTO: Eduardo Cinícola


Producto terminado - FOTO: Elsa Ons

                Al regreso intentamos el corto enlace de tres kilómetros que nos depositaría en una huella que conducía a La Angelina. Al principio, con mucho entusiasmo avanzamos sobre un terreno completamente desparejo pero a medida que pasaba el tiempo se iba poniendo imposible; cuando liderábamos con Pablo, pisamos un mallín un mallín oculto por un pedregal y nos enterramos hasta los ejes. Elsa lo esquivó pero pocos cientos de metros más adelante también desistió por el tamaño del pedregal que había que enfrentar. Como en definitiva no era un objetivo central,  de común acuerdo desistimos de esta imposible unión y regresamos por el mismo camino.

                Así y todo no fue sencillo: a Pablo se le coló una piedra en una llanta delantera con tanta mala suerte que se alojó cerca de la mordaza de freno y en una vuelta le arrancó el pico de inflado a la cubierta. Cambiarla por el auxilio llevó casi dos horas ya que la posición donde quedó y el viento lateral dificultaba y hacía muy complicado y peligroso el levantar la chata. La Patagonia es así.

                Pero con paciencia reparamos y seguimos. Lo que parecía un día cómodo para intentar la primera subida a la meseta se había complicado y ahora sólo podíamos aspirar a arrimarnos al vadeo del río del Medio. Nos propusimos llegar a la estancia homónima abandonada donde seguramente podríamos guarecernos del viento.

                Pusimos rumbo al oeste mientras las nubes se empezaron a poner oscuras y a viajar a toda velocidad hacia el este mientras unos tenues copos de nieve empezaron a caer bajando la temperatura a valores cercanos a cero grado. A diferencia del año pasado, se nos cruzaron varios alambrados con tranqueras de alambre que no existían.

                El río Infante estaba igual que el año pasado y lo vadeamos sin dificultad después de bajar y subir del profundo valle que lo aloja pasando delante del Puesto Rabón.


El plan era rodear la laguna del Medio por el oeste y salir derecho a la estancia La Angelina


Pero cometimos el "error" de querer inventar un camino sobre la meseta. Los amortiguadores agradecidos...


La meseta de la laguna del Medio no sólo nos castigó con el terreno terriblemente
desparejo sino que ante nuestra tozudez nos atrapó en sus ocultos mallines cubiertos de piedras


Elsa se sacó una fotito más o menos allá arriba, para recordar lo parejito que era el terreno :)


Después de penar un buen rato, con todo el dolor del alma decidimos desandar el camino de ida


La parte buena del recule fue que pudimos apreciar fenomenales paisajes que habían quedado a nuestra espalda - FOTO: Guillermo Loza


Que por supuesto ameritaban frecuentes paradas a llenar las memorias de las cámaras y a empachar las retinas de belleza indómita

 
Pese a venir en bajada y por terreno conocido, los traicioneros mallines
 infestados de piedras no hicieron fácil la salida - FOTO: Guillermo Loza

 
El primer mallín nos dejó una bomba de tiempo: una piedra en una llanta delantera se atascó
en la mordaza del freno y arrancó limpio el pico de inflado. Tardamos casi dos horas en cambiarla
 debido a la fuerza del viento y la inestabilidad al levantar la chata  - FOTO: Guillermo Loza

 
Cuando salimos del desvío a la laguna del Medio, retomamos hacia el oeste por la huella relevada el año pasado - FOTOS: Guillermo Loza

 
Por el aspecto, casi aseguraría que no hubo mucho más tránsito que el nuestro anterior - FOTOS: Guillermo Loza

 
Comenzamos la gran bajada al río Infante ó Rabón - FOTOS: Guillermo Loza


Al fondo del tajo del fondo corre el río Infante ó Rabón y la huella baja por el sinuoso cañadón - FOTO: Guillermo Loza


Vadeando el río Infante ó Rabón, con algo más de agua que el año pasado. Mal síntoma... - FOTOS: Guillermo Loza


Solitario Puesto Rabón, en el fondo del valle del río homónimo


Solitario Puesto Rabón, chusmeando respetuosamente un poco en su interior - FOTO: Elsa Ons


Empezamos la subida hacia el oeste - FOTO: Pablo Anastasio


La subida deslumbra con su colorido casi puneño - FOTOS: Guillermo Loza


Y el espectáculo continúa...

                A partir de allí el abandono es total, la huella sobrevive porque el suelo es muy bueno y porque estaba muy bien trazada. Manadas de guanacos, caballos salvajes, zorros y liebres se nos cruzan a cada rato mientras la tormenta de viento y nevisca nos va envolviendo.

                Al aparecer el valle del río del Medio, vemos que su caudal es bastante más grande que el del año pasado, lo cual es una mala señal, pero en este momento la prioridad era encontrar un buen lugar de acampe por lo que le apuntamos directamente a la estancia homónima abandonada, sin investigar el vadeo.

                Al llegar a la estancia, que el año pasado habíamos divisado de lejos, verificamos  que efectivamente lucía completamente abandonada. Una rápida inspección nos mostró que salvo la casa de los patrones, que estaba muy bien cerrada y en su interior todavía estaban los muebles, el resto estaba disponible para lo que quisiéramos.

                Algunos se adueñaron de uno de los galpones para dormir en las chatas y otros nos metimos en la vivienda de los peones, que estaba abierta y en razonables condiciones para dormir directamente ahí adentro.

                El turismo de estancias abandonadas (Nothing Inclusive) había comenzado.

                En la casa de los peones encontramos algunos elementos de limpieza, así que barrimos dos habitaciones y la cocina, sellamos algún vidrio roto con bolsas de consorcio y hasta reacondicionamos una precaria salamandra que había en la cocina. En pocos minutos, lo que parecía una pocilga se había convertido en un refugio acogedor, sobre todo después que encendimos el fuego. Afuera seguía el viento huracanado y la tenue nevisca con un cielo completamente negro pero ahora la noche la íbamos a pasar bien al reparo pudiendo comer algo caliente en forma decente y durmiendo sin necesidad de carpa.

                Ya de noche, todos nos juntamos en la cocina al calorcito del fuego a cenar y compartir las experiencias del día mientras el chaperío se sacudía de lo lindo.

                La cena fue de los más variada regada por algún vinito y alguna que otra bebida espirituosa. La célebre Amarula, aportada por Elsa, fue la estrella de la velada.

                Cansados de un largo día de offroad, ya al pie de la Meseta de la Muerte, nos fuimos a dormir sin saber que nos depararía el día siguiente: el río parecía que nos iba a complicar los planes teóricos por segundo año consecutivo.


Después del río Infante, la huella está tan abandonada y sin pisar que finalmente estaba excelente


Las manadas de guanacos, levantando polvareda, se nos cruzaban como
hordas de peatones a las seis de la tarde en Bs. As. frente al obelisco

 
El clima comenzó a cambiar rápidamente (usual aquí) y una tormenta del oeste nos vino al encuentro

    
Con el río del Medio a la vista, una tenue nevisca o aguanieve le dio un toque aún más patagónico
 al paisaje y nos inundó de dudas respecto al ascenso a la meseta de la Muerte


Sin embargo, en pocos minutos todo cambió una vez más y con fuertes vientos del oeste llegamos a la estancia Río del Medio

 
Confirmando lo que de lejos habíamos visto el año pasado, estaba
 completamente abandonada y ofrecía el novedoso refugio que buscábamos
 
 
Excepto la casa principal, que estaba bien cerrada y amueblada (y que por supuesto ni tocamos), el resto está a merced del duro clima

 
El viento hace de las suyas y una por una irá derrumbando todas las construcciones con paciencia infinita


El remoto lugar donde está enclavada es, prescindiendo del clima y del aislamiento, sensacional


Huellas del abandono

 
En uno de los galpones encontramos estas latas, de hace casi 50 años.
Viví entre ellas cuando mi viejo tenía su estación de servicio Shell


Si bien estas fotos son del día siguiente por la mañana, la casa de la peonada fue nuestro alojamiento "Nothing Inclusive" - FOTOS: Elsa Ons

     
Y este es el baño privado. Privado de puertas, de agua, de todo...


Después de una buena barrida y ordenada, la cocina, comedor y dormitorio así quedó


A Elsa le reservamos una cama especial, "Peón Size"


Otros prefirieron acomodarse en el garage...


Antes de meternos adentro nos asomamos al río del Medio (no porque se llamará también Arenisca, las piedras
 no son chicas precisamente) y comprobamos que el caudal era bastante mayor al año pasado


Pensar que unos 15 ó 20 metros nos separaban del éxito o del fracaso del acceso a la meseta


Tal vez en la mañana el caudal sea menor y lo podamos vadear aguas abajo - nos conformamos

 
En la casa de la peonada donde nos instalamos, acomodamos una destartalada salamandra casera
y salimos a buscar con que alimentarla para mitigar el intenso frío que tendríamos por la noche

 
Y la vieja y desvencijada salamandra volvió a la vida proporcionándonos el calorcito necesario y un poquito de humo...


Al calor del fueguito se fue juntando gente al baile

 
Cena comunitaria para todos y todas


Hacía frío, por lo tanto había que tirar algo adentro para mitigarlo.


 La famosa Amarula sudafricana que calentó nuestras entrañas (no es jugo de elefantes)

 
Nacho y yo compitiendo para ver a quien le sentaba mejor el trono


Fin del día. Así quedamos

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