CON LA EXCUSA DE UN ECLIPSE SOLAR

HUELLAS ABANDONADAS EN LA SIERRA DE GUAYAGUÁS Y UN ECLIPSE SOLAR EN EL SALAR DE MASCASÍN

29 de Junio al 03 de Julio de 2019

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LUNES 1 DE JULIO:  EL DIA DE LOS CAUCES SECOS

ESTANCIA GUAYAGUÁS  - RÍOS SECOS – BARREAL DE LOS HUECOS - BALDE DE LEYES – CERRO EL GIGANTILLO - CAMPAMENTO EN RÍO SECO

                Otra vez cielo completamente despejado, con 5°C bajo cero durante la noche y algo cercano a 0°C a la salida del sol, próximo a las 8 de la mañana.

                El día de hoy era muy ambicioso: el plan era recorrer sendas de motos por cauces secos de anchura dudosa para conocer la famosa fálica Roca Parada y luego intentar salir a la civilización para dormir en una cama de hotel y poder darnos un baño caliente en Marayes o Chepes.

                Esto último tal iba a ser lo más difícil atentos a que las noticias previas de los diarios informaban que solamente en Mascasín (solitario poblado de 35 habitantes) esperaban recibir algo así como 3500 “astroturistas” por el eclipse. Siempre nos pareció una exageración pero el día siguiente comprobamos que muy lejos de ese número no estaban.

                La zona alrededor de la estancia Guayaguás, al pie del cerro homónimo de 904 msnm es de una belleza extraordinaria ya que el paisaje desértico se combina con las serranías multicolores dominadas por un rojo intenso que remeda las tierras misioneras.

                El comienzo de nuestros intentos fue auspicioso ya que los cauces secos enmarcados por esos rojos acantilados eran deliciosos. Algunas angosturas que habían sido marcadas por Néstor fueron sorteadas con el espacio justo y todo parecía que funcionaría el plan. Sin embargo, un escalón de casi un metro de altura impasable sin mucho trabajo de pico y pala nos detuvo y ahí empezó la desenfrenada búsqueda de pasos alternativos por fuera de los cauces que invariablemente terminaban en encerronas entre gruesos arbustos y árboles espinosos de un espesor que no estábamos en condiciones de enfrentar con un grupo reducido y perezoso como el que formábamos. A diferencia del día anterior aquí nunca había habido sendas previas como para tener una guía para avanzar y la cercanía de cauces con agua temporaria refuerza la lozanía de la vegetación celosa de revelar los secretos de la zona.

                Después de varios intentos, el horario nos mostró que no era buena idea insistir por aquí y entonces decidimos salir por el camino “normal” de acceso a Guayaguás e intentar arrimarnos a la Roca Parada desde Balde de Leyes.

                El ancho cauce seco que baja hacia el oeste desde Guayaguás hasta los Médanos de la Puerta de los Cajones es bastante sencillo de transitar aunque viendo sus dimensiones y el tamaño de los troncos que arrastra en sus estiajes, debe ser un espectáculo digno de ver desde algún lugar seguro. Las aguas se escurren hacia el salar de Mascasín pero no es posible recorrerlo en su totalidad ya que al perder pendiente se ramifica en infinitos estrechos brazos, como siempre celosamente custodiados por los clásicos arbustos espinosos poco amigables.

                Antes de su final una huellita nos saca al “camino” que une Puesto Balzora con Balde de Leyes pasando por Las Liebres y por el mágico pasaje entre los médanos  que remeda la apertura del mar Rojo por Moisés. El camino es muy poco usado y debido a que termina cruzando el “delta” del rio seco ramificado está plagado de cortes y en épocas de lluvias debe ser completamente intransitable.

                Lentamente y a los saltos nos acercamos a Balde de Leyes aunque antes de llegar teníamos una huella que nos permitía arrimarnos a la Roca Parada. Sin embargo, un novel alambrado con una tensa tranquera de alambre con candado nos detuvo. Y ahora?. Acá Néstor sacó a relucir su apreciada habilidad negociadora con pobladores rurales y puesteros y sin dudar nos dijo: “Vamos a Balde de Leyes que seguro consigo la llave”.


Sierra de Guayaguás, lo más parecido al planeta Marte - FOTOS: Sergio Zerega


Aunque creo que en Marte no hay alambrados.. - FOTO: Sergio ZEREGA


Los rojos cauces secos invitan a adentrarse en el desierto - FOTOS: Sergio Zerega


Una zona más rocosa nos ofreció un interesante tobogán multicolor - FOTO: Néstor QUERALT


Por momentos el avance es tan fácil que uno cree que podrá penetrar en todos sus secretos y llegar a la Roca Parada - FOTOS: Sergio Zerega


Pero  inesperadamente comienzan a cerrarse, avisando que no sería tan fácil - FOTOS: Sergio Zerega


Un obstáculo insalvable se presentó inesperadamente. Un escalón de un metro nos dijo basta  - FOTOS: Néstor QUERALT y Sergio ZEREGA


Después de varios intentos decidimos finalmente hacer un rodeo hacia Balde de Leyes para arrimar a la Roca Parada - FOTOS:  Sergio ZEREGA


Por muchos kilómetros el cauce que baja de Guayaguás a los Médanos de la Puerta
es una verdadera autopista de varias manos - FOTOS: Sergio ZEREGA


Pero finalmente se comienza a ramificar, se cierra y una tenue huella en el monte
nos conduce a la "ruta" Balzora-Balde de Leyes - FOTOS: Sergio ZEREGA


Downtown de Balde de Leyes, donde increíblemente Queralt consiguió las llaves de una tranquera - FOTOS: Sergio ZEREGA


Uno de los pocos seres vivientes que encontramos en el centro de Balde de Leyes - FOTO: Sergio ZEREGA

               Un par de “interrogatorios” a unos paisanos cerca del pueblo nos guió a la casa del dueño de las llaves y allí una corta conversación puso un llavero en manos de Néstor, lo cual fue retribuido con una de las últimas botellas de vino que nos quedaba, pero bien valía la pena el precio. No obstante, nuestro buen samaritano nos dijo que no podríamos atravesar la zona de El Gigantillo para llegar a Roca Parada con las chatas: otro más que nos entusiasmaba. Como no le íbamos a regresar las llaves, nos dijo que las dejásemos en la segunda tranquera (había otra más)  le pedimos que las deje allí hasta mañana por si debíamos recular.

                La despareja huella con las dos tranqueras nos guió hasta otro cauce seco con arenas muy pesadas y muy pisoteadas por animales. Por el mismo rápidamente nos acercamos al cerro El Gigantillo (704 msnm) el cual debíamos contornear hacia el norte para alcanzar Roca Parada. Mientras el tránsito fue por los cauces secos el avance fue sencillo pero al arrimarnos al cerro los mismos se angostaron y debimos empezar a subir y bajar cañadones atravesando sucesivos cauces transversales. Para esta altura, la tarde había comenzado a caer y el tránsito  por los filos de las serranías se volvió muy técnico e interesante pero también muy lento y peligroso. No faltaba mucho para que oscurezca y no eran sitios adecuados para acampar y con toda resignación, a 1600 metros de la Roca Parada abortamos el intento y decidimos regresar a Balde de Leyes por donde habíamos venido.

                De nuevo la duda de poder alojarnos en la civilización por el efecto eclipse nos indujo a acampar nuevamente en el desierto y disfrutar de una noche más en la soledad de estas tierras.

                Un cauce seco con un grueso colchón de arena con mucha leña seca a mano fue el lugar elegido para armar campamento donde además aprovechamos para que el que escribe deleite al grupo con unos fideos con tuco cocinados al disco.

                Al calor del fogón y  bajo un cielo completamente estrellado con muy baja temperatura pasamos otra velada especial. La mínima nocturna fue de 8°C bajo cero, pero las confortables carpas y el blandito piso de arena hicieron que todos durmiéramos de un modo muy placentero. Por donde llegaríamos mañana al Salar de Mascasín para ver el eclipse lo consultaríamos con la almohada.


La superficie marciana rodea al cerro El Gigantillo - FOTO: Sergio ZEREGA


A pocos kilómetros de la Roca Parada que queríamos llegar tuvimos que empezar a trepar - FOTO: Sergio ZEREGA

 
Y trepamos! aunque después se complicó y la falta de luz diurna nos hizo recular - FOTO: Sergio ZEREGA


Al atardecer encontramos un cauce arenoso, bastante dificultoso de transitar, ideal para armar campamento - FOTO: Sergio ZEREGA


Copamos el cauce completo (no creímos que habría transito nocturno) y pudimos dormir sobre una mullida capa de arena, al abrigo de los vientos. Hacía amucho frío... - FOTO: Sergio ZEREGA


Al despertar, el GPS nos avisó que habíamos pasado por -5°C. A las 9:44 había recién 1°C - FOTO: Sergio ZEREGA

 

MARTES 2 DE JULIO: LLEGÓ EL DÍA DEL ECLIPSE

CAMPAMENTO  EN RIO SECO – BAJOS DEL ESTANQUE – CERRO DEL ESTANQUE – ACCESO A MARAYES – SALAR DE MASCASÍN – MASCASIN –CHEPES – ULAPES – QUINES – LIBERTADOR GENERAL SAN MARTIN

                Como no podía ser de otro modo, después de desayunar y alistar las chatas (algún neumático empezó a quejarse de los pinches vegetales) decidimos no regresar por Balde de Leyes. Según Néstor la salida por el este era practicable y nos acortaría camino y de paso no repetíamos recorridos.

                El cauce seco muy ancho y con vestigios de agua reciente, pese a ser de arena muy pesada nos permitió avanzar muy rápidamente hacia el este y a diferencia del día anterior ahora íbamos río arriba rumbo a una divisoria de aguas. Del mismo modo que ayer, el cauce se desdibujó y comenzamos otra vez una dura lucha contra el monte espinoso, sin vestigios de huella preexistente.  Costó mucho seguir el track de Néstor ya que ahora debíamos buscar la naciente del nuevo cauce que se dirigía al oeste siguiendo los múltiples angostos y filosos afluentes llenos de vegetación.  Después de mucho bregar, finalmente conseguimos encontrar la salida hacia Marayes.

                No paramos a almorzar porque el desafío era instalarnos a ver el eclipse con la zanahoria de degustar los huevos fritos con panceta al disco; sin embargo en vez de dirigirnos rápidamente al Salar de Mascasín aprovechamos para recorrer una huella inédita más pese a que de nuevo era una recomendación motoquera de Néstor. Llegaríamos a ver el eclipse?

                Torcimos un poco hacia el este al norte de El Gigantillo desde donde la fálica Roca Parada nos mojó la oreja ya que la pudimos apreciar en toda su dimensión a más de cuatro kilómetros de distancia. Otra vez será!

                Luego pasamos por el Puesto de Blanca y nos dirigimos hacia el norte rumbo a Marayes por unas quebradas entre el Cerro del Estanque y el Cerro Morado. Esta vez la huella fue transitable sin problemas y pudimos salir a la ruta 141 rápidamente. Cerca del cerro Morado, hacia el oeste, descubrimos que existe otra Roca Parada que merecerá visitarse alguna vez.

                Al llegar al asfalto, la sorpresa fue la gran cantidad de autos esperando el eclipse en el cruce de las rutas 141 y 510, al igual que en la banquina de la 141 antes de Mascasín.


Rumbo a las nacientes un río seco, un ancho cauce transitable nos entusiasmó - FOTO: Eduardo CINÍCOLA


Casi llegando sus nacientes, encontramos que no hacía mucho tiempo había corrido bastante agua - FOTO: Sergio ZEREGA


La presencia de agua explicaba la presencia de animales, en este caso hermosos caballos salvajes (¿?)  - FOTOS: Sergio ZEREGA


Al llegar a la divisoria de aguas, perdimos el cauce;las huellas teóricas ya no existían en el terreno, había que inventar - FOTOS: Sergio ZEREGA


El Gigantillo nos vigilaba a distancia permanentemente - FOTOS: Sergio ZEREGA




El avance se hizo lento y tortuoso, el monte por momentos era impenetrable - FOTOS: Sergio ZEREGA


El Gigantillo no seguía observando sin descuidarnos ni un minuto - FOTO: Sergio ZEREGA


Una parada a tomar mate y esperar a los rezagados, por los angostos la vitara se escurre como el agua... - FOTOS: Sergio ZEREGA



Después de rodear casi completamente a EL Gigantillo, al menos pudimos ver de lejos la Roca Parada, arriba a izquierda - FOTO: Sergio ZEREGA



Con un poco de zoom nos pudimos acercar y la verdad que tiene un aspecto bastante fálico... - FOTOS: Eduardo CINÍCOLA


En las cercanías del Puesto de Blanca - FOTO: Eduardo CINÍCOLA



Puesto de Blanca - FOTOS: Eduardo CINÍCOLA


Finalmente salimos a la vieja ruta Mascasín - San Juan y la encontramos un poco deteriorada  - FOTOS: Sergio ZEREGA


Néstor, que subestima la capacidad de las chatas, viene diciendo por acá, no...  - FOTO: Eduardo CINÍCOLA


Por supuesto no le hicimos caso y pasamos - FOTOS: Néstor QUERALT


Si bien faltaba bastante, en lugares de la ruta donde nunca hay nadie, gran cantidad de
autos se estacionaban buscando un buen lugar donde observar el eclipse - FOTO: Sergio ZEREGA

                Nuestro plan ahora era encontrar un lugar exclusivo para asistir al eclipse y para ello necesitábamos algún acceso al Salar de Mascasín, lo que nos ofrecía algunas dudas por los nuevos alambrados que se tendieron sobre la ruta 141. Felizmente donde la ruta 141 tiene un puente sobre el salar, los alambrados estaban caídos y nos pudimos meter sin inconvenientes varios kilómetros adentro del mismo, disponiendo de una ubicación privilegiada sin obstáculos visuales en el horizonte, a pocos minutos del inicio del eclipse.

                Dispusimos las camionetas en semicírculo cual anfiteatro, nos instalamos cómodamente en nuestras sillas y mientras el proceso de oscurecimiento comenzó, prendimos el fuego para preparar los huevos fritos con panceta al disco y nos dispusimos a esperar el inusual y desconocido espectáculo.

                Mientras degustamos los huevos fritos, el proceso de “oscurecimiento” comenzó aunque los primeros cuarenta minutos sólo era “visible” a través de los vidrios oscuros #14 de las máscaras de soldar.

                Sin embargo,  el momento mágico e inesperado comenzó a producirse a partir de allí: pese a que el sol no se tapaba, la temperatura comenzó a bajar violentamente y el tono de la luz solar se volvió muy diferente. Todo cobró un extraño brillo como el que a veces se ve en las películas que intentan mostrar los segundos posteriores a una explosión nuclear distante.

                Después de esto, nos invadió una penumbra cada vez mayor todavía con el sol aparentemente brillante y finalmente el disco solar se cubrió dejando solo una fina corona de luz y allí la oscuridad fue casi total, pudiendo apreciarse el fenómeno a simple vista. Si la oscuridad no fue total es porque hacia ambos lados parecía producirse una especie de “ataramanecer” simultáneo, difícil de reflejar para fotógrafos aficionados pero no por eso menos impactante.

                Debo decir que los dos minutos de oscurecimiento total no fueron tan impactantes como los diez minutos anteriores y posteriores al momento culminante. Al menos de mi parte creo que no olvidaré nunca esos particulares momentos vividos.

La travesía y sus objetivos se habían agotado, faltaba completar aún el largo camino a casa con la misión cumplida, lo que les agradezco de corazón a mis amigos que me acompañaron en esta particular aventura: Eduardo, Elsa, Néstor y Johann.

                Vueltos a la ruta 141, todavía pudimos todavía sorprendernos un poco más: atravesar Mascasín siempre es un instante inapreciable de los viajes por la zona, sin embargo esta vez parecía la Avenida 9 de Julio en CABA a las seis de la tarde cualquier día de semana. El anuncio de los 3500 astroturistas no había sido exagerado y si no lo creen vean esta nota de un diario local:

https://viapais.com.ar/la-rioja/1119095-eclipse-solar-2019-mira-la-transmision-en-vivo-desde-mascasin/

                Luego de Mascasín, el tramo a Chepes sólo reveló que un amortiguador trasero se había desprendido del eje y me obligó a retirarlo. En Chepes, nos separamos de Elsa y Néstor que, muy cansados, iban a tratar de alojarse cuanto antes. Nosotros con Johann decidimos seguir hasta Libertador General San Martín, de modo de quedar mucho más cerca de Buenos Aires.


Entramos al salar de Mascasín por un alambrado caído y buscamos un lugar bien apartado - FOTO: Eduardo CINÍCOLA


Si bien faltaba casi una hora, ya se percibía algo raro en el ambiente - FOTO: Sergio ZEREGA


Nos dispusimos en semicírculo en el medio del salar como si fuera un anfiteatro - FOTOS: Sergio ZEREGA y Néstor QUERALT


Con la leña que acarreamos, prendimos una fogata para preparar la comida para el evento - FOTOS: Sergio ZEREGA


 
       
Eduardo y Néstor iban escudriñando el cielo y nos contaban las novedades - FOTOS: Néstor QUERALT


Y el Pampa preparaba los clásicos huevos con panceta, nuestra ofrenda al eclipse - FOTO: Eduardo CINÍCOLA


Con esta carnada el eclipse venía raudo hacia nosotros y no se iba a escapar - FOTO: Johan ARDNT


Comenzó a acercarse el gran momento, el sol se puso medio difuso y raro  - FOTOS: Sergio ZEREGA



En pocos minutos, todo cambió bajo una sensación muy difícil de describir - FOTOS: Néstor QUERALT y Sergio ZEREGA


De repente, se nos presento una franja nocturna con dos atardeceres. ¿O eran dos amaneceres? - FOTO:  Sergio ZEREGA


La misma foto unos segundos después, todo era sobrecogedor - FOTO: Néstor QUERALT


El eclipse seguía avanzando y cada vez se ponía más oscuro - FOTOS: Sergio ZEREGA


Y se hizo la noche con un pequeño puntito con la luna frente al sol - FOTOS: Sergio ZEREGA

 
  
En siete imágenes les resumo lo que pasó en pocos e intensos minutos - FOTOS: Sergio ZEREGA, Eduardo CINÍCOLA y Johan ARNDT

  
La cantidad de "astroturistas" al pasar por MASCASIN era increíble. Parecía la panamericana un domingo a la tarde - FOTOS: Sergio ZEREGA

MIERCOLES 3 DE JULIO: EL RETORNO

LIBERTADOR GENERAL SAN MARTIN – LA TOMA – VILLA MERCEDES – BUENA ESPERANZA – NUEVA GALIA – CHAMAICÓ – REALICÓ – JUNIN –CHACABUCO – LUJAN –CABA – FLORENCIO VARELA

                Salimos temprano de San Martín aunque renegamos un poco porque otra cubierta apareció desinflada. El viaje fue tranquilo y sin contratiempos salvo que en Chamaicó nos paran en un control rutinario y el agente policial descubre que el comprobante del seguro era de Pampa 01 en lugar de Pampa 02. Por suerte, tenía buena onda y nos facilitó la conexión de WiFi del puesto caminero para tratar de obtener el comprobante correcto. Justo ese día se habían caído Whatsapp, Facebok y Messenger, lo que complicó obtenerlo pero gracias a la aseguradora y a Google Drive pudimos seguir viaje. Curiosamente me labraron un Acta de Comprobación que dice que no portaba seguro pero que había mostrado el comprobante vía teléfono celular. Espero no me cobren nada…


La "infracción" que casi me como... - FOTO: Sergio ZEREGA

                 Del viaje rescato que para vaciar los bidones de combustible que sobraron, entramos a TRES SARGENTOS y mientras hacíamos el trasvase, Eduardo le sacó unas hermosas fotos a la señorial estación francesa del CGBA. Respecto al amortiguador que faltaba, ni me enteré...

                A esos de las ocho de la noche dejé a Eduardo en su casa y una hora después legué cansado a casa, satisfecho de la misión cumplida.




Espectacular edificio muy bien conservado de la estación TRES SARGENTOS - FOTOS: Eduardo CINÍCOLA

              LO DEL PAMPA