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NORTE NEUQUINO DESCONOCIDO Y POCO TRANSITADO

 PARTE 2    

 

La decisión fue acertada. La huella serpenteante en lo plano empezó a recorrer cañadones y a ser serpenteante en vertical y llenarse de piedras. Buenísimo !!!

   

La Montero sorteando obstáculos

 

Varias tranqueras más se atravesaron, pero ahora sin candados. La huella sin duda hacía muuuucho que no era transitada.

 

El arroyo Ñireco no tardó en aparecer y con él, el Paso Cayahue, mencionado por Havedstat en sus relatos.

 

       

Paso Cayahue: vadeo del Arroyo Ñireco: un oasis

 

       

Almorzando a la sombra de añosos álamos

 

Había vestigios de haber existido un precario puente de madera y unos añosos álamos corroboraban que efectivamente podía haber sido el lugar de acampe de los que se aventuraban por estas zonas muchos años atrás. Hoy era un hermoso vado para cruzar. Hicimos lo mismo que esos aventureros: aprovechamos la sombra y la cercanía del agua fresca para almorzar. Alguien había convertido algunas tablas del puente a bancos y había vestigios de un fogón. Nos sentimos como aquellos viejos viajeros.......

 

       

Mallines y tranqueras sin candado

 

Después del almuerzo, cruzamos el vado sin dificultad y la huella continuó interesante, ahora con algunos mallines muy verdes, con animales pastoreando y con algunas tranqueras más, por suerte abiertas; evidentemente estábamos adentro alguna estancia, que suponíamos era la conocida “Chocoy Mallín”. La duda era que pasaría si encontrábamos alguna tranquera cerrada para salir.

 

La huella, de acuerdo a IGM, nos llevaba al casco de la misma, así que allí sabríamos si podríamos salir o si teníamos que desandar el camino. Por suerte, encontramos unos jinetes que sin molestarse por nuestra presencia, nos indicaron una bifurcación que salía a la RP6, ya que la que seguíamos efectivamente moría en un puesto y  no tenía salida. Bajamos por una huella por el cauce de un arroyo y finalmente divisamos el río Reñileuvú, donde la RP6 discurre por su margen sur. La tranquera de salida tenía un enorme cartel de “Estancia Chocoy Mallín” y no estaba con candado. El bypass había sido exitoso.

 

 

La salida de la Estancia Chocoy Mallín en la RP 6

 

Seguimos hacia Moncol por la RP6, la cual es muy bonita paisajísticamente y es muy poco transitada en este tramo pese a conectar un paso internacional habilitado.

 

          

Paraje Chocoy Mallín

 

            

Paisajes del Reñileuvú

El destacamento de Gendarmería del Grupo Pichachen a la vera del Reñileuvú y al ladito del Cerro Moncol se destacaba en el paisaje. Allí se realizan los trámites fronterizos pese a estar todavía a unos cuantos kilómetros del límite internacional, así que tuvimos que pasar a explicar qué hacíamos allí si no íbamos a Chile.

 

 

No fue sencillo, ya que los abrumamos con el conocimiento de la zona, nombrando arroyos, cerros y pasos que ni ellos conocían. Obviamente creían que estábamos locos por llegarnos allí sólo para saber si se podía pasar hacia el norte por el cauce de un arroyo del que no habían escuchado hablar antes. Mostramos mapas, contamos la experiencia del 2006 desde el norte  hasta que apareció alguien que nos escuchó con atención y nos dio el OK para pasar a la “tierra de nadie” entre Argentina y Chile, recomendándonos que no se hacían responsables por el ingreso a posible propiedades privadas, que no sabían si existían en esa zona, que sólo nos franqueaban el acceso a la frontera.

 

Les transmitimos que de haber alambrados con candados no pasaríamos y que si teníamos éxito de llegar a Buta Mallín avisaríamos en Andacollo o en Las Ovejas a Gendarmería para que ellos supieran de nosotros. Y sino, nos verían volver con la frente marchita….

 

Los saludamos deseando no volver a verlos ya que salvo catástrofe, era el éxito del intento. Les dejamos una botellita de vino para el frío……

 

Ubicamos rápidamente el Valle del Piuquenes, el cual como las fotos satelitales indicaban tenía varias formas de acceso, así que primero estuvimos analizando las ventajas y desventajas de cada una.

 

  

Los expertos analizando posibilidades (como si supiesen.....). Al fondo el puesto de Gendarmería de Moncol

 

             El cerro llamativo a la izquierda, es el cerro Moncol

 

Para ubicarlos,  el río Reñileuvú que bordea el cerro Moncol por el sur, se forma por el aporte de tres arroyos: Pichachén por el sur y el Piuquenes y el Juan Esteban por el norte.

 

Para acceder al Piuquenes  se puede rodear el Moncol por el sur o por el norte, vadeando el Reñileuvú y el Juan Esteban ó seguir más al oeste y vadear el Pichachén únicamente, bajando un trecho por su cauce. Elegimos esta última ya que obviamente el caudal era menor.

 

       

Pablito probando profundidades de vadeo                                                Vadeando el Pichachén

 

Bajamos de la ruta y lo cruzamos fácilmente, lo que debido al calor reinante fue festejado con un chapuzón refrescante en uno de sus pozones.

 

    Los jóvenes haciéndose los machos (?) en las fresquitas aguas del Pichachén

 

A partir de allí empezamos el lento avance completamente "off road" por el cajón del Piuquenes, un poco por el cauce, un poco por una orilla, un poco por la otra, otro poco subiendo a sus laderas para esquivar piedras e incipiente vegetación arbórea achaparrada (ñirres, lengas, etc..).

 

   

El curioso cerro Moncol vigilaba permanentemente a los intrusos

 

       

El paisaje virgen por donde nos adentrábamos al Cajón del Arroyo Piuquenes

 

 

 

En pocos kilómetros lo vadeamos mil veces, a veces con mucha agua y otras no tanto aprovechando las correderas. Algún que otro mallín nos atrapó pero zafamos.

 

   

Pequeño mallín traicionero quiso atrapar una Montero                                                        El Arroyo Piuquenes, compañero inseparable

 

Todo venía bien hasta que un descuido de Guillermo sumerge la Montero en un pozón y la veo desaparecer por mis retrovisores hasta que la trompa emerge un poco y siento los gritos pidiendo ayuda.

 

Rápidamente posiciono la camioneta para rescatarle con el malacate mientras Guillermo se baja con el agua sobre la cintura, la cola de la Montero con agua casi en el vidrio del portón y la trompa apenas afuera. Yo no sabía si la había parado él o si se había parado sola, así que podíamos estar en vísperas de serios problemas.

El video del rescate

 

Por suerte le rescate fue rápido y al menos la sacamos pronto del agua, pero pese a que la había parado voluntariamente, había indicios de que había tomado agua en cantidad. El filtro de aire y la trampa de la admisión estaban inundados pese a que la chata tenía snorkel. Aparentemente alguna conexión no era estanca.

 

 

Finalmente sacamos al submarino...

 

Los primeros intentos de arranque fracasaron y temimos lo peor aunque no había ruidos mecánicos sospechosos. Como la tarde avanzaba, mandamos a los jóvenes a elegir un lugar para acampar y tomarnos la cosa con calma, total si había problemas ya estaban entre nosotros y tendríamos que resolverlos. Yo pensaba como la vitara iba a sacar a remolque a la Montero desde ahí……

 

Esperar a que todo se seque era una medida atinada mientras nos instalábamos antes de anochecer.

 

El lugar del naufragio......

 

Guillermo se quedó desarmando un poco lo que se podía y los demás  armamos el campamento en una linda playita de arena, al lado de la laguna “Verde” tratando lograr un poco de reparo del viento. Pablito se dedicó a armar un fogón para la noche y a juntar leña seca mientras Guille chico y Rodrigo se ocuparon del campamento junto conmigo.

 

Al volver con Guillermo, intentamos volver a arrancarla y allí vemos con sorpresa cómo sale agua del escape hasta que en uno de los intentos parece arrancar. Otro más y fallando se mantiene un rato en marcha sin ruidos mecánicos. Otro más y sigue fallando aunque en marcha. Nos damos cuenta que al quitar el pulmón posterior al caudalímetro la medición del mismo es errónea y al taponar el mismo el funcionamiento es casi normal.

 

Respiramos aliviados. Sacar la Montero a tiro desde allí con la Vitara era posible y nuestra única chance, pero nos llevaría tiempo y esfuerzo, que teníamos pensado para otra cosa.

 

Fin del día. Unas sopas instantáneas, unos exquisitos capelletinis con salsa cocinados por Pablito, una botellita de vino rosado y un fogón en lo profundo de la cordillera sirvieron para olvidar lo que al final fue un incidente, mientras nos saciábamos el hambre.

 

       

El fogón en el medio de cordillera neuquina para aplacar el frío                        El campamento a orillas de la "Laguna Verde"

 

 

Esa botella de vino de rosado no era nuestra....

El viento soplaba bastante fuerte y sacudía las carpas; combinado con el ruido del agua que corría por el arroyo no tardamos en dormirnos.

 

Yo había armado el equipo de HF para la banda de 80 m e intenté comunicarme con el exterior, pero había poca propagación y no lo conseguí. Sólo escuché a través algún colega radioaficionado la noticia del bruto temporal que había azotada el sur del Gran Buenos Aires, mientras aquí en la cordillera disfrutamos de un clima excelente. Buenas noches...... zzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzz

 

 

Apagamos todo y nos fuimos a dormir, pero no pudimos desconectar la luna....

 

SIGUE EN PARTE 3 ===>