CACERÍA DE CONFLUENCIAS EN LATITUD 28

6 al 10 de Julio de 2012 

            De las 289 confluencias existentes en nuestro país, sólo quedaban sin visitar antes de este viaje 45, la mayoría de ellas desparramadas por el norte, por el sur y por algún rincón cordillerano. Es bastante complicado armar un viaje que permita encadenar un conjunto apreciable de ellas para un viaje de cuatro o cinco días, ya que están muy dispersas o son de muy difícil acceso.

            Los épicos viajes del pionero Eduardo Cinícola cuando hacía las “Travesías de las 10 confluencias” o los míos por Santa Cruz en las paralelos 48 y 50, de a una docena por vez, ya no son posibles, al menos con confluencias vírgenes. Esto no quita que igual sea interesante volver a visitarlas, tal vez por accesos diferentes o para ver que cambió en ellas. Siempre habrá algún motivo para viajar…

            Sin embargo, la sed de aventuras y confluencias vírgenes más un poco de imaginación permitieron darle forma una nueva cacería temática: sobre el paralelo 28 todavía había 6 confluencias sin visitar a lo ancho del país. Suficientes para armar un viaje y demasiadas por la variada geografía donde yacen y para los cinco días disponibles que teníamos para dedicarles.

            Entonces, junto con los inefables amigos de Rosario (Pasión 4x4) y de Bahía Blanca (Pablo Anastasio) acordamos ir a darle un saque al paralelo 28 basados en el siguiente análisis:


 CF 2869: está atrás de la laguna Brava a más de 4800 msnm por lo que es descabellado intentar en invierno. Descartada


CF2868: a 3400 msnm, en la zona cercana al rio de la Troya. Dificil pero posible. Empezaríamos por acá

 

CF2867: en pleno desierto a 1000 msnm, a 40 km de la ruta 40. Difícil pero intentable, Sería la segunda del viaje

 
CF2866: a 2500 msnm, en zona muy complicada y sin caminos cercanos. Quedó en la lista pero si no se complicaban mucho las dos primeras

 
CF 2865: Si quedaba tiempo, su acceso solo sería complicado si hubiera tranqueras.
 En plena zona de desmonte sojero quedó como frutilla del postre o premio consuelo si no podíamos ir a la 2866

 
 CF 2863 y CF 2862: Descartadas por falta de tiempo

             Concentrados entonces entre meridianos 68 y 65 se armó LATITUD 28 con el objetivo de capturar cuatro de sus puntos todavía no visitados en su hipótesis de máxima; el mínimo lo pondría la geografía y vaya si lo puso…

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EL VIERNES, ENLACE

             La idea fue salir en caravana desde Rosario el viernes bien temprano, para lo cual Pablo se tomó un avión el jueves a la noche y pese a los controladores aéreos, lo pude recoger en Aeroparque casi a  medianoche y de ahí le pegamos hasta las cercanías de Rosario con la Pampa 02 que volvía al NOA después del fatídico embrague de la laguna del Cuerno.

            En la Shell que está en el medio de Autopista, dormimos un rato en la chata esperando que amanezca e ir a juntarnos con el resto del grupo, que nos esperaba en otra estación de servicio en Rosario. Allí estaban Flopy y Tonga en la Rangerita, Hugo y Bernie en la Mickey Mouse más Tobhías solito en la Patrol (más adelante bautizada como la “Trochita”). La novedad fue que habían incorporado bicicletas para avanzar si algún alambrado se interponía en alguna captura, una idea genial pero que requiere unos cojudos soportes para aguantar traqueteo offroad que aa Rangerita los tiene.

 
En algún lugar de la Autopista Rosario - Córdoba

Arrancamos tranquilos por RN09 hasta Córdoba y pasado medio día paramos en Dean Funes a comer algo en un boliche que se nos ofreció a través del dueño que nos vino a buscar cuando estábamos por pelar salamines en la banquina: muy recomendable este comedor "CARLITOS", asado de lo mejor por 50$ por barba.


Comedor CARLITOS en Dean Funes

            Sin nada memorable, excepto porque en chiste dijimos de llevar uno de los infinitos durmientes tirados sobre el terraplén adyacente a la RN60 después de San Martín para tener leña para el campamento (¿?). Entonces Tobhías (Cuando no?) paró y cargó uno sobre el techo de la Patrol, lo que parecía (y era) un despropósito, excepto que al no tener copiloto quisiera llevar a alguien con él como compañía. Claro que un copiloto de madera, durmiente, viejo  y pesado no era lo más aconsejable, pero en gustos…


Tobhías mandó al "copiloto" durmiente a tomar fresco en el techo...

            A la noche pudimos arrimarnos hasta Fiambalá y ya quedar más o menos cerca del primer objetivo. A unos 50 km en línea recta a la confluencia 2868.

            Alquilamos unas cabañas, cenamos en la Hostería Municipal y nos fuimos al sobre para salir bien temprano en la mañana. Nafta ya habíamos cargado en Tinogasta (Ojo que en el ACA ahora no te quieren cargar bidones !!!)

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EL SÁBADO, HACIA 2868


Cabañas en Fiambalá

            Se notaba la ansiedad porque a las 8:30 estábamos todos en marcha por la archiconocida RN60 rumbo al Paso de San Francisco.  Solos en la ruta, nos  adentramos en la Quebrada de la Angostura a la espera de encontrar el inicio de nuestro track imaginado para llegar a campo traviesa hasta la confluencia obviando las huellas conocidas, con la excusa de abreviar camino.


La archiconocida y bellísima RN 60 al Paso San Francisco estaba sola para nosotros


Paisajes de la Quebrada de la Angostura, todavía escondiendo los colores por la escasa luz matinal

            Al salir de la Angostura y después del primer refugio y antes de las Vuelta de Las Tolas, la Quebrada de las Zorras nos estaba esperando para que les pongamos las ruedas encima por vez primera, descolgándonos hacia el sur siguiendo más o menos el meridiano 68.

            Una larga y constante pendiente bastante arenosa nos fue llevando a una divisoria de aguas  desde donde pudimos divisar el lecho seco que nos debería llevar al río de las Las Tamberías.


Acá empezó el off road por el meridiano 68


Rumbo sur


Lento ascenso a una divisoria de aguas

            Hasta allí sólo tuvimos que desinflar un poco los neumáticos, sacar a la Rangerita de un zanjón donde se encajó y emparchar un par de veces una rebelde pinchadura de la rueda trasera de la Pampa 02, que por suerte detectamos antes que se desinfle del todo. Parches rápidos y a seguir.


Desinflando, con el frío matinal


Una encajadita, pero en ese marco puede decirse que era para disfrutar el entorno...

 
Pampa 02 al rescate


Emparchando, usando el gato inflable


El paisaje completo, ahora sin intrusos


Continuamos hacia el sur...


Después de pasar la divisoria de aguas el terreno se hizo más quebrado al bajar

            Al buscar bajar al cauce seco por un cañadón quedamos entrampados en una angostura arenosa que indudablemente no podríamos repechar y que comprometía las inclinaciones laterales, así que tuvimos que buscar otras variantes para llegar al cauce.

 
El derrotero seguía por ese profundo tajo que se ve a la derecha, pero había que embocarlo...


La grieta que parecía enfilarnos al fondo del pequeño cañón apareció


Pero enseguida se puso complicado y hubo que bajarse a investigar


Tobhías con la Trochita, iba en punta, se complicó un poquito más y hubo que sacarlo para atrás

            Comenzamos a buscar por los filos hasta que encontramos una bajada difícil pero no imposible y nos largamos con cierta duda por el eventual retorno. Abajo nos pegamos al pequeño cajón del cauce seco esperando la oportunidad de meternos en él para alcanzar la salida pero, rebelde, no nos ofrecía lugares para meter las chatas dentro. Había que hacerlo porque se veía que más adelante el paso se cerraba inexorablemente.


Por este escote, de dudoso retorno, por la pendiente y el piso, nos tiramos


Esta vez le tocó a la Pampa 02 marcar el camino que los demás seguían sin dudar


La bajada nos mostró un amplio valle que contenía a nuestro tajo señero

 
Como es habitual aquí, el valle estaba enmarcado por montañas multicolores, un coto de caza para mineros...


Imposible no sacar fotos y más fotos, que nunca transmiten lo que se siente en esas soledades

            Casi sobre el final apareció una bajada tortuosa pero a partir de aquí el cauce se veía complicado por su estrechez y por las piedras que tenía dentro. Allí aprovechamos las bicicletas que traía la Rangerita para enviar a un sacrificado espía a verificar que había más adelante. Flopy, se mando con la bici por el cauce y avanzó unos cuantos kilómetros hasta verificar que había salida al Tamberías. Con un handy nos informó de las buenas nuevas mientras los demás acomodábamos la complicada bajada al cauce.


La margen derecha se terminó contra un cerro y ahora si o si había que tirarse dentro del cauce para continuar


Por las dudas, Flopy se sacrificó y se adelantó con la bici para ver si más adelante era viable


Cuando recibimos el Ok de Flopy, mandamos a la más chica para estrenar la bajada


Mientras la terminaba de acomodar, los demás medían cómo meterían los portaviones en ese espacio reducido


Después se tiró Hugo...


y con paciencia la puso también en el cauce


El turno de la Rangerita, al comando de Tonga

            El tránsito por el cauce no fue sencillo, ya que era bastante estrecho y con varios sectores de complicado trial, donde pude probar las aptitudes de todas las reformas que le hice a la Pampa 02, que respondió de maravillas. Con mayor o menor dificultad fuimos avanzando utilizando todas nuestras habilidades conductivas y el esfuerzo físico de los copilotos para guiarnos y acomodar piedras, hasta que finalmente encontramos el cauce del Tamberías, bastante ancho pero para compensar con bastante agua corriendo a tal punto que nos obligó a “navegarlo” permanentemente como “vadeándolo” a lo largo ya que el único lugar que había paso era por donde corría el agua rojiza…


Pasos finitos...


Fila india con punta de lanza más chica


Angostito pero entretenido


Hasta que llegó el trial...


Trial para todos los gustos


Copilotos guiando a destajo


Obstáculos a cada paso


Grietas y piedras por todos lados: !Qué bueno¡

 
Obreros trabajando viales en la puna. Bueno, uno trabajaba, el resto mirábamos....


No obstante, después aprovechamos el trabajo para salvar el zanjón


Angosto, zigzagueante pero el lecho nos dejó avanzar hacia el Tamberías


El cauce se ensanchó, ya estábamos cerca de la desembocadura supuestamente al pie de las montañas rojizas



Algo estaba cambiando ya que empezaba a aparecer algo de vegetación para matizar los intensos grises y rojos


Definitivamente debía haber agua muy cerca, por la vegetación y para que el Creador mojase la paleta de colores de la acuarela...


Y tal como sospechamos, el Tamberías traía bastante agua para la época del año


Los únicos claros para avanzar era por donde corría el agua; las orillas estaban tapizadas de pajonales impasables


A veces se abría un poco...


y a veces se estrechaba otro tanto


El río de las Tamberías en todo su esplendor. !Qué colores!

            Por supuesto que los paisajes eran geniales y era hermoso ir viendo como las montañas se iban abriendo para dejarnos pasar. De este modo llegamos a la confluencia con el Colorado, donde nace el río de la Troya, donde supuestamente se acababan nuestros interrogantes viales por el momento.

            Habíamos abierto una nueva huella a la RN60 desde el sur, evitando el tortuoso Río de la Troya para los que vengan de Vinchina y quieran salir a Fiambalá.



Cercanías de la confluencia del Tamberías con el Colorado, fin de la nueva huella

            El río Colorado estaba seco y ya nos mostraba huellas del paso más o menos reciente de vehículos, no muchos, pero algo había. Lo remontamos por varios kilómetros hasta toparnos con el primero de los accesos a la confluencia adivinados en el Earth Google.

            A 1500 metros de la confluencia un cañadón transitable con dificultad nos abrió sus puertas y comenzamos a acercarnos firmemente, subiendo con una fuerte y constante pendiente. El GPS nos marcaba la distancia en línea recta a la confluencia, que se achicaba inexorablemente: 1200, 1000, 900, 800, 700, 600,  550 metros!!!   Allí el cañadón se angostó, estacionamos las chatas y salimos disparados a caminar para lograrla.

            Parecía un trámite, pero … 200 metros más adelante se interpuso un paredón de 200 metros de desnivel infranqueable para apenas entusiastas alpinistas como nosotros. Le buscamos todas las variantes posibles sin arriesgar nuestra integridad física hasta que la luz diurna se acabó, pero no hubo caso.


La grieta de la aproximación final parecía hecha a pedido...

 
altos paredones carcomidos por el agua nos iban flanqueando al objetvo


Al final se angostó a 550 metros del final y estacionamos en fila


Caminando parecía que CF 2868 era pan comido...


Pero a poco más de 200 metros del objetivo se interpuso una pared infranqueable: la confluencia estaba arriba de esa montaña...




Los más intrépidos intentaron superar el obstáculo, sin éxito


Tonga mirando al sudeste ???


La coordenada desde tomamos esa foto...  Cerca de S28 W068 pero imposible !!!


Una vista hacia atrás por donde habíamos llegado al "estacionamiento" y posterior campamento

            Nos preocupó un poco Hugo que se había mandado solo por otra variante y no aparecía, a tal punto que Flopi y yo salimos a buscarlo, aunque enseguida lo encontramos retornando tan fracasado como el resto, aunque con un registro de haber estado a 250 metros del objetivo.

            Estando tan cerca, optamos por acampar allí, a 3000 m sobre el nivel del mar, e intentar  de nuevo al día siguiente, con menos ansiedad y mejor luz. No era cuestión de provocar un accidente por capricho y la verdad que valía la pena pasar una noche allí, en la soledad de la montaña.

            Armamos el campamento con tranquilidad, prendimos un poco de fuego, cocinamos algunos fideos y/arroces mientras le dimos al vino y demás exquisiteces líquidas, el frío se adueñaba de la situación pero el alcohol y el fuego lo tenían a raya.

             El durmiente de Tobhías: no hubo caso de meterlo a la hoguera. Tobhías se encariño tanto con su copiloto de madera que decidió llevárselo a casa (¿?) y no hubo modo de convencerlo. Menos mal que en el área había leña.


Cocinando en el disco a baño maría


Noche de campamento en alta montaña

 
Resumen del día: la nueva huella de Fiambalá a Vinchina por el meridiano 68, próximamente en Viajeros mapas!!

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EL DOMINGO

 

Después de la fría noche (-10°C), desayunamos los clásicos huevos fritos con panceta al disco para recuperar energías, levantamos campamento y antes de las 10:00 estábamos en marcha.

 

La idea fue intentar por las otras variantes estudiadas, para ver si aparecía la “escalera” salvadora. Pero siempre aparecía la pared maldita que requería andinistas experimentados.

 

Decidimos entonces intentar por la cara oeste de la montaña para lo cual debíamos hacer un rodeo offroad por el sur de más de 40 km por la quebrada del Ulpiadero, Teníamos un track que parecía posible.

 

Remontamos un poco más el Colorado y luego tomamos hacia el oeste por el Ulpiadero, sin huellas visibles pero siguiendo el track de Viajeros. Sin dificultades íbamos avanzando cuando Tobhías nos avisa que la Patrol le estaba levantando temperatura, lo cual era razonable ya que veníamos subiendo y subiendo en baja sin parar.

 

Cuando nos detuvimos pensamos lo peor: era una nube de vapor, que asociada al durmiente en el techo, automáticamente hizo que la bautizáramos la “Trochita” imaginando las míticas locomotoras a vapor del legendario ramal patagónico.

 

La cuestión es que no tenía casi nada de agua y temíamos que no vuelva a arrancar con la recalentada. Por las dudas se la dejó enfriar un buen rato, mientras hicimos una nueva picada por el camino para matizar la espera.

 

Cuando se enfrió se le repuso el agua (casi 10 litros), se revisó el termostato  y por suerte arrancó como si nada. Un fierro la Patrol y menos mal, porque sacar de tiro esa mole de allí hubiera sido un trabajo monumental.

 

Seguimos hasta donde el Ulpiadero entra en el cordón montañoso que atravesamos y de allí tomamos hacia el norte, siempre sobre huella de Viajeros, aunque sorpresivamente en muchos lugares estaba recientemente repasada por una máquina vial: seguro que alguna minera anda por aquí, así que apurarse a conocer esta zona.. La polvareda al circular sobre el terreno removido era apoteótica, creo que el polvo atravesaba los cristales….

 

Al llegar otra vez al paralelo 28 intentamos subir el cordón montañoso y lo logramos trepando a un difícil escote desde donde a lo lejos se veía la zona de la confluencia sobre una inmensa planicie de altura. Pero había un pequeño detalle: existía interpuesta una bajada sin retorno que nos dejó sin chances a más de 6 km del objetivo. Tal vez si esto lo hubiéramos encontrado el día anterior nos hubiésemos arriesgado a bajar pero el tiempo comenzaba a ser tirano con el viaje.

            Un último y desesperado intento más por el norte, desde el río de las Tamberías también fracasó porque éste ultimo nos presentó una serie de cascadas imposibles para las chatas aunque de haberlas atravesado, tampoco el cordón montañoso tenía pinta que lo pudiéramos subir.


En fin, esta vez no hubo caso y tendremos que volver mejor preparados para escalar montañas a pie: dos días para apenas una confluencia incompleta fue el magro resultado inicial, aunque en el fondo quedamos satisfechos de dos días a pleno offroad en recónditos rincones de la cordillera catamarqueña. No era poco.

 

Salimos a la RN60 por una huella ya bien marcada que nos depositó unos cuantos km más oeste de done habíamos entrado y de allí le pegamos derecho hasta Tinogasta, donde decidimos alojarnos y cenar tranquilos, velando la armas para dirigirnos hacia el desierto y tratar de cambiar la suerte confluenciera. Geografía 1 Confluencieros 0 por hoy.

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Domingo

 

Para varios era el último día de travesía en serio, así que dejamos el hotel muy temprano y rápidamente. Luego nos enteraríamos que demasiado rápidamente…

 

No satisfechos con dos días de montaña a granel, se nos ocurrió que para “acortar” camino podíamos hacer el enlace por la clausurada Cuesta de Zapata, un camino mítico que salvo Flopi, curiosamente ninguno conocía.

 

Así fue y la verdad que cuesta creer que semejante obra vial, dueña de unos paisajes sensacionales esté increíblemente abandonada a su suerte. Todavía no está intransitable, pese los carteles que lo anuncian, pero en cualquier momento unas lluvias torrenciales la inutilizaran definitivamente. Para quienes se animen, no es peligrosa si se conduce con atención pero tampoco es para hacerla con cualquier vehículo que no sea doble tracción o con despeje alto.

 

Al llegar a su punto más elevado, se nos ocurrió que sería buena idea que algunos la bajasen en bicicleta aprovechando que las teníamos a bordo, así que por turnos, algunos nos dimos el gusto de hacer fluir adrenalina a full, disfrutando de la naturaleza y del viento en la cara, descendiendo en velocidad por camino de cornisa. Vale la pena la experiencia, recomendable aunque con algo de riesgo.

 

Al llegar al llano encontramos la mítica RN 40, separados unos 40 km offroad de nuestra confluencia de destino. Pese a que la misma se encontraba supuestamente en pleno desierto de arena, en una zona aluvial, una ancha franja al costado de la ruta compuesta  por un espinoso monte impenetrable se interponía a cualquier intento. La única opción era colarse por algunos de los cauces secos que habíamos detectado en las satelitales.

 

Probamos con varios, pero las tempranas dificultades trialeras que ofrecían nos hicieron dudar y seguimos buscando algo más amigable, no porque no nos animásemos sino por una cuestión de tiempo: no podíamos hacer 40 km a 2 km/h. Finalmente uno de ellos, a la altura de los Bañados de Tafí, el rio de La Totora, nos dejó ingresar y avanzar a ritmo sostenido por su cauce seco. Aunque no exento de dificultades,  los primeros treinta kilómetros de aproximación fueron entretenidos, metidos siempre entre dos paredes verticales de arena entre 5 y 10 metros de alto, de las cuales no podíamos salir; además tuvimos que  atravesar zonas de densa vegetación que crecía en los meandros del río donde la humedad debe durar más tiempo al hacerse remansos. En realidad no había vestigios de humedad, por suerte ya que metidos en esa profunda trampa longitudinal una lluvia hubiera sido poco agradable. Aclaro que los pronósticos los habíamos consultado antes de hacer el viaje y no había probabilidades que ello ocurra.

 

En algunos sitios aparecieron tenues huellas de vehículos, aunque seguro no ingresaron por donde nosotros sino por el contrario procedían de aguas abajo.

 

El rio de las Totoras va recogiendo los cauces de otros tributarios y crece en anchura para convertirse en el rio Londres el cual desagua en unos gigantescos bajos, los bañados del Pantano.

 

Parecía que salvo haciendo una gigantesca rampa a pala, no podríamos nunca salir del cauce pero por suerte, a 10 km de la confluencia, las barrancas se aplanaron un poco y pudimos ingresar al desierto de arena exterior y dirigirnos en línea casi recta al objetivo.

 

Hermosa sensación surcar esos infinitos médanos verdes donde seguro éramos los primeros en pisarlos. La adrenalina a full nos hizo recorrer rápidamente los diez kilómetros que nos separaban del éxito, subiendo y bajando pequeños médanos y esquivando matorrales.

 

Pero al fin llegamos !!!! Las chatas en semicírculo alrededor del punto imaginario fueron testigos de cómo nos bajamos dos botellitas de champagne para festejar la conquista y quitarnos el sabor amargo del “fracaso” anterior. Al menos conseguimos el empate: Geografía 1 Confluencieros 1

 

 

Mientras sacábamos las fotos y festejábamos el momento suena el celular de Flopi (¿?). Nadie suponía que allí pudiera haber señal pero había. Quien llamaba? Desde el hotel de Tinogasta estaban buscando al que se había ido sin pagar….

 

Con el apuro de la salida matinal, Hugo y Bernie no pagaron la habitación al suponer que las habíamos cancelado todas juntas. Llamaron a Flopi porque fue quien dejó el teléfono anotado en el registro…. Increíble, a los morosos los persiguen hasta en el c... del mundo y los encuentran !!  jajajajaja

 

El regreso al cauce seco fue sencillo ya que ahora seguíamos nuestras huellas, tal vez un poco más pesado porque habíamos roto la capa vegetal. La tarde caía cuando nos volvimos a meter en el rio de La Totora y por supuesto oscureció durante el trayecto.

 

Costó mucho seguir la huella por la falta de luz natural ya que el polvo que levantaban las chatas, desapercibido de día, nos ponía literalmente ciegos circulando a puro GPS.

 

Tuvimos que espaciarnos casi al límite del alcance del VHF para poder ver algo con las luces bajas. A las 20:00 estábamos de nuevo en la RN 40 y  allí el grupo se dividió, ya que los más alejados de casa debíamos volver faltos de tiempo y sobrados de ganas de quedarnos…

 

Los rosarinos continuaron hacia el este con el objetivo de capturar una más, la 28°S 65°O, ya que disponían de medio días más que nosotros. Por supuesto lo lograron y lo pueden leer aquí.

". Consiguieron, sobre la hora poner a resguardo el marcador Geografía 1 Confluencieros 2

 

Nosotros, Pampa, Pablo, Tobhías y el durmiente, nos fuimos a dormir a Aimogasta y al día siguiente emprendimos el largo camino a casa, pensando cuando volveríamos a conquistar la esquiva 2868.

 Hasta la próxima