OTRO VIAJE AL LEJANO OESTE DE CHUBUT
El viaje exploratorio de octubre 2013 “Mas allá de la RN40” despertó nuevamente mi interés por la Patagonia, que había sido remplazado por varios viajes anteriores al NOA. Siempre se vuelve al primer amor.
Teniendo que decidir donde pasar una semana de vacaciones familiares con mi esposa, nos propusimos ir a conocer un poco más profundamente algunos parajes que visitamos hace años al sur de Esquel.
Una foto publicada en Facebook por Raine Golab (link) me entusiasmó por ir a investigar el Rincón del Aceite y una charla con Guillermo Loza, de paso por Bs As nos reveló que al menos por unos días podríamos coincidir con sus vacaciones ya que él también saldría con su esposa en esos mismos días, así que no hubo más dudas: el destino era Chubut, los mejores lugares y con la mejor compañía.
Me aboqué a estudiar todas las huellas y senderos posibles de la zona del Aceite, descubriendo que había muchos más que los que imaginaba y entonces no quedó más que esperar la salida, que se produjo el viernes 14 de febrero al mediodía, después del trabajo. Nos iríamos por una semana, que se prometía bien intensa.
FLORENCIO VARELA – BAHÍA BLANCA (VIA PRINGLES)
La primera etapa era llegarnos hasta Bahía Blanca, donde nos encontraríamos con Guillermo y Elcira, quienes gentilmente, como siempre, nos ofrecieron alojarnos en su departamento recién estrenado en modo “campamento indoor”, lo cual además de conveniente, nos pareció divertido para empezar.
Así a eso de las 21:00 estábamos con ellos en Bahía Blanca y después de un comer unas empanadas y tomarnos unas cervezas, sumado a una fugaz visita de Pablo Anastasio, nos fuimos al sobre, con la idea de salir bien temprano al día siguiente. La idea era llegar por lo menos hasta Tecka y a partir de allí comenzar a pasear por la cordillera.
SÁBADO 15 DE FEBRERO
BAHÍA BLANCA – RIO COLORADO – SAN ANTONIO OESTE – TRELEW – LAS PLUMAS – PASO DE INDIOS – TECKA - ESQUEL
Salimos a las 7:00 de Bahía Blanca como un relojito. El viaje no tuvo contratiempos excepto que no pudimos conseguir Diesel Euro después de Trelew en la ruta 25 para la chata de Guillermo pero sin problemas porque llevaba bidones. Con la nafta súper todo OK y con mi nuevo control crucero mecánico, de maravillas. Realmente es muy cómodo no andar pisando siempre el acelerador en estos larguísimo tramos rectos.
Llegamos a Tecka todavía con algo de luz diurna pero la cosa se complicó ya que tampoco había Diesel Euro y lo peor que no había alojamiento disponible, ya que justo era la fiesta aniversario del pueblo y no habíamos reservado en la YPF. Habíamos elegido quedarnos en Tecka porque el plan era llegarnos a Esquel el día siguiente para comprar provisiones pero a través de la Huella de los Rifleros con el sol en la espalda, bien temprano.
Al final tuvimos que seguir hasta Esquel, donde arribamos de noche y nos alojamos en una cabaña cerca del arroyo a la entrada de la ciudad. Avisé a Raine Golab, a quien no conocía personalmente, de nuestra presencia en Esquel y acordamos desayunar juntos en la cabaña.
DOMINGO 16
ESQUEL – HUELLA DE LOS RIFLEROS - TREVELIN – LAGO BAGGILT
A las 8:00 de la mañana desayunamos y por su puesto contamos con la presencia de Raine Golab que se acercó para que la conozcamos. Un gusto conocer a esta simpática señora, viajera ejemplar a bordo de un Wolkswagen Gol, a quien sólo conocíamos por Facebook. Tiene cosas lindas la tecnología moderna, como conocer personas que de otro modo jamás se hubieran cruzado en sus vidas.
Charlamos un buen rato y hasta la invitamos a que nos acompañe, pero no podía venir de campamento con nosotros. De premio consuelo le dejé el link a nuestro Spot y por supuesto se sacó una foto al volante de Pampa 02. Por las dudas le saqué las llaves porque seguro se me escapaba con la chata y no la agarramos más. Ya verán porqué…
Reaprovisionamos combustible y comestibles en Esquel y a eso de las 9:30 estábamos en marcha. Al final el cambio de lugar de alojamiento nos había mejorado el programa ya que ahora haríamos la Huella de los Rifleros casi como antes, desandando unos cuantos km de asfalto pero sin la necesidad de ir y volver a Esquel, lo que nos abrió la posibilidad de ir a conocer el lago Baggilt con el tiempo sobrante.
Desandamos raudamente la RN40 unos cuantos kilómetros hasta llegar al inicio de la parte occidental de la Huella de los Rifleros. Tenía en mente hacer el tramo previo que viene de Gualjaina al regreso del viaje.
Siempre tuve curiosidad por este camino, del cual nunca tuve información precisa de sus características ya que es promocionado tibiamente como un recorrido 4x4 que emula la ruta que el Coronel Luis Fontana y rifleros galeses recorrieron en su exploración a la cordillera en busca de valles fértiles para asentamiento de colonos ya que las tierras del curso inferior del río Chubut no daban abasto para la cantidad de inmigrantes galeses. Esta vez lo íbamos a comprobar en vivo.
El paisaje que lo rodea es precioso y depara unas cuantas curiosidades, las cuales están debidamente señalizadas, sin embargo es un camino de ripio perfectamente transitable por cualquier vehículo, con los cuidados normales de este tipo de caminos.
El camino sube hasta una divisoria de aguas Atlántico – Pacífico que muestra la gran obra del genial Perito Moreno ya que por este motivo las tierras al oeste, incluyendo Trevelin y el Parque Nacional Los Alerces eran reclamados por Chile. Las “altas cumbres que dividen aguas” del Tratado de 1888 dejaban en esta zona la indefinición puesto que no se daba la coincidencia citada: las altas cumbres no eran la divisoria de aguas.
El poblamiento de esta zona, iniciada por la expedición de los Rifleros, derivó en el establecimiento de colonos galeses que luego, en un plebiscito, optaron por ser parte de nuestro país, en una genial jugada de Moreno.
Aparece en el trayecto un lago de nombre muy raro, “Cronómetro”, el cual se explica porque parece ser el lugar donde el Coronel Fontana perdió su reloj, seguramente distraído por el hermoso paisaje.
El camino serpentea entre valles al norte del río Corintos acompañando en su recorrido el trazado de la línea de alta tensión Futaleufú – Puerto Madryn, que al inicio de los tiempos era que transmitía exclusivamente la energía para Aluar (Alumino Argentino). Fueron épocas de grandes proyectos: se construyó una gigantesca represa que anegó tres o cuatro lagos del PN Los Alerces, se construyó una línea de 220 kV que cruza todo el Chubut y una planta de producción de aluminio, todo en un mismo combo. Seguramente hoy no sería viable por cuestiones ambientales.
La cuestión que sin darnos cuenta recorrimos los 80 km de la Huella de los Rifleros y casi llegando a Trevelin tuve el único inconveniente mecánico del viaje: en una pequeña recta, creo que la única del recorrido, resulta que debía llevar el volante girado 45° para ir derecho.
Al parar a revisar, encuentro que se había aflojado la contratuerca del regulador de uno de los extremos de dirección y entonces tenía las ruedas “divergentes”. Seguro que al llevarla a alinear se olvidaron de apretarla, así la regulamos a ojo y la apretamos y santo remedio, tal es así que quedó tan bien que hice todo el viaje sin volverla a hacer revisar. No hay caso, siempre tengo que “mecaniquear” aunque sea un poquito….
Resuelto el problemita, repostamos en Trevelin y salimos disparados al lago Baggilt, cuyo acceso se encuentra sobre la ruta internacional a Chile del paso Futaleufú.
La huella tiene apenas 16 km y es muy entretenida para manejar y no es apta para vehículos 4x2, salvo que sean muy altos y que no transiten después de una lluvia o nevada. Había visto y leído relatos de expediciones invernales muy difíciles y nos cuesta nada imaginarse lo que debe ser en esas épocas. Aún en verano, en seco, tiene sus dificultades.
El paisaje es increíble ya que se adentra por interminables bosques de lenga a medida que se gana altura en forma considerable. Al mirar hacia atrás desde la altura se puede apreciar claramente el valle 16 de Octubre y la densa zona boscosa que encierra. El lago está a más de 1000 msnm (verificar) encerrado entre dos vecinos cordones montañosos (transcribir nombre) y es el único de la zona que tiene acceso “fácil”. No ocurre lo mismo con los lagos Greda o Huemul que en posiciones parecidas, son muy inaccesibles.
Llegamos al lago relativamente temprano, con cielo despejado y un sol radiante, como pocas veces se dan en la cordillera. La paz y la tranquilidad que encontramos allí (solo había una camioneta con pescadores muy alejada) nos hizo madurar la decisión de quedarnos allí una noche de campamento. Llevábamos más de 2000 km en dos días y era una buena opción para empezar relajados las vacaciones.
Nos corrimos hasta el fin de la huella, bien junto al lago y armamos las carpas sobre la misma playa. Como no habíamos almorzado, improvisamos “almuerzo-merienda-cena” cocinando un exquisito pollo al disco para chuparse los dedos que degustamos aún con luz diurna.
Noche de campamento de aquellas. Al ponerse el sol, la oscuridad no cesó del todo ya que fue remplazada por una resplandeciente luna llena que nos tuvo de amena charla entre amigos hasta pasada la medianoche. Mejor imposible.
LUNES 17
LAGO BAGGILT – RIO FRÍO – RIO HIELO – RINCON DEL ACIETE – RIO FRÍO
Apenas salió el sol, con la luna llena aun en el horizonte, nos levantamos, desayunamos y desarmamos prontamente el campamento. Creo que a las 9:00 ya estábamos listos para salir, lo que se logró por el buen descanso en tan excelso lugar.
Desandamos el camino hecho ayer, con la salvedad que al llegar a la mitad más o menos, donde hay un colectivo abandonado, intentamos meternos por una huella muy secundaria, terciaria digamos, que había imaginado desde el Earth Google y que podría llevarnos directamente a la ruta a Corcovado bastante más al sur. Muchos menos km pero mucho más tiempo pero con la chance de investigar algo nuevo, como por ejemplo un posible acceso al lago Greda.
El intento no duró mucho porque un mallín inundado a los pocos km no freno en seco. Se podía pasar pero a costa de rengar mucho y probablemente embarrarnos bastante. Al fin de cuentas estábamos de vacaciones familiares, así que primó la opinión de nuestras esposas. Está bueno para intentarlo en grupo.
Volvimos a la huella conocida y después de retomar la ruta internacional, al llegar al puente del río Corintos giramos hacia el sur por la RP xxxxx, en busca de la huella que nos debía llevar al Rincón del Aceite y a los enigmáticos puentes que nos mostró Raine en sus fotos.
Mientras disfrutábamos del tramo de enlace, a la altura de la estancia Río frío verificamos que la salida al track que abortamos era unat ranquera con candado. No hubiera sido terrible pero algún dolorcito de cabeza podríamos haber tenido…
Me entró a dar vuelta en la cabeza si la huella al Rincón del Aceite no tendría el mismo problema, pero finalmente no fue así. La encontramos y si bien tenía muchas tranqueras cerradas era cuestión de abrirlas y dejarlas como estaban, moviéndose con el máximo cuidado para que nunca las cierren en forma definitiva. El dato había sido bueno.
El puente de la foto sobre el río Frío se acercaba raudamente en los GPS cuando de pronto veo un auto más adelante. Aviso por radio a Guillermo que tenemos compañía en este ignoto camino mientras me acerco para sobrepasarlo. Es color gris, es un Gol …., es Raine!!!
Sorpresa total. ¿Qué hacía por acá? ¿Nos había encontrado de casualidad o nos había venido a buscar?
Resulta que cuando le ofrecimos acompañarnos el día anterior y nos dijo que no podía, se me ocurrió pasarle el link del Spot para que nos siga virtualmente. Pero que pasó? Su extrema inquietud por viajar siempre pudo con ella y se consiguió un compañero para tratar de encontrarnos. Vio que la noche anterior estuvimos en el Baggilt y dedujo que hoy vendríamos para acá. Y de casualidad nos encontró, ya que si nos hubiéramos adelantado unos minutos, nunca nos hubiera hallado. Un caso de escopeta la querida Raine, no quería dejarnos pisar primero a nosotros el puente del río Frío…
Acompañado de dos poderosas chatas, el Golcito venía sacando pecho de la corajuda Raine por un caminito que si bien no era muy malo, no era lo más apto para un coche. Así las cosas, llegamos a la abrupta bajada al río Frío donde una huella en mejores condiciones que meses atrás le permitió llegar al puente que antes había visto de lejos, con la tranquilidad que le dabán sus dos custodios mayores.
El puente tiene una estructura metálica con tablones, no todos afirmados correctamente pero es muy estable. Sus barandas son dos alambrados de siete hilos que sólo dan contención imaginaria pero cruzarlo no es riesgoso. Los tres vehículos lo cruzamos y continuamos ahora por zona desconocida.
Ahí cerca el río Frío confluye al Río Hielo en una zona de abruptos cañadones y enseguida aparece otro puente, mucho mayor pero construido casi completamente con troncos, excepto sus pilares que son caños de desagüe de fibrocemento usados como encofrado. El aspecto era para desconfiar y encina la trocha para las ruedas apenas si daba para las chatas. Lo caminamos y vimos que en realidad era sólido y que el único cuidado era no bajarse de la trocha transversal y no enganchar alguno de los muchos clavos flojos.
Lamentablemente había que pasarlo con mucho cuidado y hacerlo con el Gol hubiera sido exponerlo demasiado, así que nos despedimos de Raine y su amigo, le agradecimos su fugaz y amable visita sorpresa y nos aprestamos a cruzarlo, mientras ellos sacaban sus cañas de pescar y se quedaban allí. Les dijimos que si pescaban podían dejarnos las truchas para el regreso…
Nuestro plan era acampar en el Rincón del Aceite por lo que no les propusimos que nos esperen.
El cruce fue divertido para evitar caerse de las guías longitudinales que encima estaban recién hechas con troncos y atadas con alambres. Guillermo tuvo menso dificultades por ser su trocha más ancha pero a mí me costó bastante mantener el equilibrio.
Cruzado el río Hielo, ahora nos quedaban unos 20 km de huela por descubrir. En partes bordeando el río, en partes bastante alejados, el camino, en buen estado, nos fue metiendo dentro de bosque nativo, enhebrando algunas estancias interesantes, sobre todo la “última”, donde el camino se hace huella abandonada después de una tranquerita de alambre medio escondida.
Sin dudar la abrimos y una fuerte trepada nos puso dentro de una explotación maderera abandonada aparentemente hace mucho tiempo, ya que los retoños impedían ver los tocones de los gigantescos árboles talados. Pese a estar claramente sin uso, la huella estaba en general en buen estado y nos introducía cada vez más en el bosque nativo. En realidad se notaba que había sido talado no por su aspecto general sino por comparación con algunas islas que había sobrevivido a la tala. Un cartel tirado en el piso nos informó que estábamos dentro de la concesión forestal Rincón del Aceite, a cargo de la compañía Forestal de Epuyén.
La huella continuó serpenteante de acuerdo al dibujo que había extraído de Earth Google por paisajes realmente muy bonitos aunque alejados del río. No parecía por el momento que encontraríamos buenos lugares para acampar excepto que apareciese una bajada al río.
Seguimos casi hasta donde mi dibujo daba, donde una multitud de huellas que sin duda eran exclusivas para acarrear troncos nos indicó que no valía la pena seguir más hacia el oeste. Sin embargo una huella lateral parecía conducir al río y la tomamos. Una bajada violenta confirmó la presunción y nos acercamos a un cañadón que parecía depositarnos en el río mismo.
Bueno, nos hubiera depositado en el río si llegábamos a caer por un acantilado de unos 30 metros que se presento de repente. El río Hielo encajonado entre dos profundas paredes verticales corría furioso entre las rocas brindado un espectáculo excepcional pero a su vez nos decía que no íbamos a poder acercarnos a sus márgenes y menos para acampar. El sito donde estábamos es justamente el recodo que se ve claramente en los mapas donde el río quiebra hacia el norte; lástima que la luz solar a contraluz no nos dejó tomar mejores fotos de este rincón increíble.
Satisfechos de la investigación, decidimos volver mirando atentamente dónde podríamos hacer otro lindo campamente cordillerano. La cuestión que por una cosa o por otra, básicamente al no encontrar un curso de agua cercano terminamos desandado todo el camino hasta los puentes sin conformarnos con ningún lugar de acampe.
Obviamente Raine ya no estaba y tampoco las truchas para la cena….
Finalmente, con los últimos rayos de luz nos detuvimos a la vera del puente del río Frío y acampamos allí. El lugar no era el mejor pero enseguida la tenue oscuridad y la paz del lugar lo convirtieron en el mejor.
Hasta el río Frío no era tan frío y nos pudimos dar un rápido baño para sacarnos la tierra de encima. El único ruido molesto eran las aguas del río corriendo, una maravilla.
La cena esta vez fueron unos fideos de sobre con salsa deshidratada que con el hambre que teníamos resultaron exquisitos. Segundo campamento consecutivo del viaje.
Buenas noches.
MARTES 18
RIO FRIO - ALDEA XXX – CORCOVADO – LAGO GUACHO – RIO PICO – LAGO 3 – LAGO 1 – RIO PICO – LAGO 4 – ALDEA LAS PAMPAS – LAGO 5 (INTENTO) – LAGO 4
Ansiosos de seguir disfrutando, a las 9:00 ya habíamos desayunado y desarmado el campamento y estábamos listos para partir.
No teníamos planes fijos pero si sabíamos que era el último día que nos manteníamos juntos con Guillermo y Elcira, ya que ellos debían estar en Calafate el día jueves y a nosotros no nos daban los días para acompañarlos hasta allí, aunque indudablemente nos hubiera gustado.
Salimos del río Frío hacia la RP17 y a poco de andar, donde la laguna Theobald, nos desviamos a la derecha por un camino que pasa por Colonia Cerro Centinela (chequear nombre) y desemboca sobre la ruta internacional que se dirige al Paso del Río Encuentro más o menos donde el río Hielo desagua en el Corcovado. Bonito camino que serpentea por entre establecimientos de comunidades mapuches que vale la pena recorrer.
Al llegar a la bifurcación se nos ocurrió que sería mejor verificar la existencia de combustible en Corcovado antes de ir hacia el límite fronterizo ya que si no, no nos alcanzaría para llegar a Río Pico. Fue una sabia decisión porque para mi sorpresa, no solo no había combustible, sino que tampoco hay estación de servicio. Raro, porque Corcovado es un pueblo de tamaño mediano.
En esas condiciones, le apuntamos por la RP44 a Río Pico, ruta que no hace mucho recorrimos en la travesía “Mas allá de la RN40”. Es una ruta pintoresca, con una linda trepada hasta los 1200 msnm con bonitos paisajes cordilleranos.
Al acercarnos al Lago Vinter, decidimos asomarnos a algún de los pequeños lagos famosos entre los pescadores que no conocía. Entramos al lago Guacho que siempre me había llamado la atención.
Una huella en buenas condiciones serpentea en el bosque de lengas y al cabo de unos pocos km nos deposita en la costa del lago, que no es tan pequeño como imaginaba. Un paisaje magnífico pero indudablemente barrido por constante viento. No obstante tiene algunos lugares dentro del bosque muy reparados para acampar, lo cual es una opción muy interesante para alguna futura oportunidad estando de paso por ahí.
Salimos de nuevo a la RP44 y debido al stock de combustible sobre todo en Pampa 02, no hicimos ningún desvío más aunque me hubiera gustado conocer los lagos Bertha superior e Inferior y el lago Engaño. Claro está que estar con las esposas, las decisiones con ”riesgos” y/o potenciales molestias las acotamos…
Llegamos sin problemas a Río Pico después de costear el siempre ventoso Vinter, pero resulta que la estación de servicio, por ser la hora de la siesta o almuerzo estaba cerrada. Eran las 13:30 y había que esperar hasta las 15:00 …
El más urgido de combustible era yo, pero estando cerca del pueblo nos arriesgamos a corrernos hasta los lagos 1 y 3 para ir matando el tiempo, total a lo sumo era un corto operativo de un bidón a cargo de Guillermo.
Camino al Lago 3, rememoré viejos tiempos cuando con el Valiant II y Pampa 01veníamos a vacacionar con la familia por acá, acampando en el único camping que había, andando en bicicleta y pescando, allá por los fines del siglo pasado.
La complicada cuesta que había para acceder al Lago 3 ahora es una autopista y todo está mucho más civilizado. En lugar del único camping “Arco Iris” del Lago 3, todo está alambrado y hay varios sitios con cabañas y lugares de campamento. Obviamente para los amantes de los lugares solitarios e inexplorados perdió parte de su encanto.
Más allá del Lago 3 , el camino que antes era una huella apenas para bicicletas ahora sigue y seguramente debe llegar hasta el río Nilson. No seguimos por el tema combustible, así que sacamos unas fotos y nos volvimos para visitar el Lago 1, donde si encontrábamos un buen lugar, almorzaríamos.
Por una de las pocas sendas que te acercan al Lago 1, accedimos a una de sus playitas al oeste, al reparo del viento y aprovechamos para armar la mesita y comer al lado del agua en un muy agradable lugar, esperando que se hiciera la hora de conseguir combustible.
Finalmente, volvimos a Río Pico y llenamos los tanques y los bidones. Si bien era un poco tarde decidimos ir a visitar los lagos 4 y 5 para después salir hacia Gobernador Costa donde pasaríamos la noche y nos despediríamos de nuestros amigos.
Retomamos la RP44 hasta el desvío a Aldea Las Pampas (hoy renombrada como Atilio Viglione) y el entretenido camino nos llevó hasta el Lago 4, que si bien tiene acceso publico, el mismo está dentro de una propiedad privada. Hay que anunciarse en el casco de la estancia y te dejan pasar sin problemas. Te ofrecen alojamiento en un par de cabañas que tienen (buscar nombre) y en caso de quedarte acampando te cobran 50$/día.
El Lago 4 es muy bonito y la zona de bosque adyacente es ideal para acampar y disfrutar de la tranquilidad cordillerana. A Adriana y a mí nos empezó a germinar la idea de quedarnos aquí en lugar de irnos a Gobernador Costa.
Salimos del lago 4 y llegamos enseguida a Aldea las pampas, a orillas del rebelde e irascible rio Las Pampas. Buscamos el lugar de vadeo y solo encontramos un confuso y precario cartelito indicando con una flecha hacia un mar de piedras bola “Puesto de Gendarmería Las Pampas”
El río Las Pampas en el deshielo y las lluvias arrasa con todo y por el tipo de suelo nunca hay un lugar fijo de cruce que quede marcado. Como dije es un mar de piedras bochas atravesado ahora por múltiples brazos del río con poco caudal pero que es imposible de cruzar con un vehículo 4x2 aún en estas condiciones. Ni soñando cuando viene crecido. De hecho me había olvidado de poner los cubos y no tarde en quedarme atascado, antes las cargadas de Guillermo.
Hay que andar imaginando por donde pero al final se lo cruza. Recién allí se puede volver al track de Mapear que lleva al Lago 5, siempre que el GPS te funcione. El maldito Montana 650 se colgó y no hubo forma de hacerlo andar, así que puse en funciones al veterano 276C que se volvió a ganar la titularidad del guiado en mis viajes.
Seguimos prolijamente el track abriendo y cerrando un montón de tranqueras que nos hicieron dudar un poco de que era efectivamente el camino pero eso decía el GPS. Llegamos a un Puesto donde un paisano nos dijo lo que suponíamos: “Antes el camino pasaba por acá, pero desde que se alambró, corre más al sur antes de la tranquera”. No se nos ocurrió preguntarls antes de cuál tranquera, por lo que al retroceder intentamos por cada una de las huellas que aparecían a la derecha después de cada tranquera, lo que nos hizo gastar un montón de tiempo infructuosamente antes de llegar nuevamente al río, casi cayendo la tarde.
Evidentemente la tranquera era la primera y allí vimos que si había una huella que rodeaba el alambrado por el sur. Sin embargo, aún sin nuevas demoras, íbamos a llegar al Lago 5 casi de noche y encima después deberíamos desandar todo el camino hasta Gobernador Costa, lo que nos haría allegar muy de noche y sin reserva de alojamiento. Por segunda vez debo abortar conocer el Lago 5 ya que en la anterior del cuando mi primer viaje con Pampa 01, mi inexperiencia me apichonó después del difícil cruce del rio Las Pampas y me volví por cagazo. La tercera será la vencida.
Volvimos a cruzar el ancho cauce pedregoso con cuidado y cuando estuvimos del otro lado, les propusimos a Guillermo y Elcira separarnos: ellos quedarían libres para ir hasta Gobernador costa y luego seguir su viaje a calafate y nosotros nos quedaríamos en el Lago 4 con la idea de seguir explorando la zona. Nos despedimos después de festejar haber pasado unos días inolvidables con ellos y cada uno siguió su camino.
Nosotros entramos al Lago 4 y pese a la tentación de las cabañas seguimos con la rutina de los campamentos: pocas veces uno encuentras lugares y climas perfectos para hacerlo así que no queríamos desaprovechar. A Adriana y a mí nos encanta esta vida.
Buscamos el mejor lugar cerca del lago, armamos la carpa y hasta hicimos una fogata ya que al atardecer empezó a hacer un poco de frío. Cenamos un arroz de sobres ya preparados que en el lugar que estábamos era la comida más rica del mundo y nos fuimos dormir temprano, sin saber muy bien que haríamos, ya solos, al día siguiente.
MIERCOLES 19
LAGO 4 – RIO PICO – LAGUNA LA PAVA – CASCADAS DE OPAZO – RIO PICO – LAGO LOS NIÑOS – LAGO VINTER
Una hermosa pero fría mañana nos despertó. El termómetro registró una mínima de -3°C pero no parecía tanto; no obstante ameritó avivar las brasas para calentarse un poco mientras desayunábamos y desarmábamos el campamento. Casi que daba ganas de quedarse a pastorear aquí pero en estos viajes no es cuestión de desaprovechar el tiempo para conocer.
El plan original era abandonar la zona para dirigirnos hacia Gualjaina y Piedra Parada, lugares que por un motivo u otro siempre postergamos. Esta vez nos darían la chance de acercarnos a Madryn sin darnos cuenta. Con ese plan partimos hacia Rio Pico de nuevo.
Mientras charlábamos animadamente en el trayecto se nos ocurrió porque no profundizar un poco más en la zona y dejar otra vez postergado el valle del río Chubut. Además del lago 5 frustrado ayer, estaba el Lago 2 y unas lagunas al sur del Lago 1 que tal vez fueran interesantes.
Después de reaprovisionarnos en Río Pico, decidimos cambiar el plan y le apuntamos a la Laguna La Pava, que simplemente conocía por un cartel sobre el camino al Lago 1 que siempre había desestimado. No tenía ninguna otra referencia, podía ser un fiasco.
El mismo cartel citaba una Cascada de Opazo que tampoco nunca había sentido nombrar. Encaramos la bifurcación; poco transitada y llena de tranqueras se fue elevando lentamente brindando unas especiales visiones del pueblo de Rio Pico y de rincones ocultos de la margen sur del Lago 1, al cual le pasamos muy cerca. Primero fue estepa hasta que al ganar altura empezaron a aparecer las lengas y el camino se hizo entretenido, aunque salvo el nombre de los accidentes geográficos no sabíamos bien lo que buscábamos.
Apareció un lago encajonado que según el GPS se llamaba Constanza, bonito pero de difícil acceso por la cantidad de juncos. Mas adelante, siempre disfrutando del paisaje, llegamos a la laguna del cartel, La Pava, bastante grande y pintoresca, debe ser un lugar de pescadores. Si era sólo por esto no valía la pena los tortuosos 25 km que habíamos hecho. Seguimos adelante pensando en la Cascada de Opazo pero ahora no figuraban ni en el GPS así que era una apuesta incierta.
El único rio importante que conocía por allí, contra la cordillera, era el río Nilson, así que supusimos que las cascadas estarían allí, que más o menso era donde según los mapas moría el camino. Mientras avanzaba se me ocurrió que podría ser buena idea meterse por las huellas que rodeando todos estos lagos terminaban en Alto Río Pico.
El camino, en buen estado pero poco transitado terminó a unos tres km del río en una estancia modesta y allí preguntamos por la cascada. Un señor mayor nos atendió amablemente y no sindico que estaban a unos tres km pero a pié, no se podía seguir con vehículo y que no era una sino dos cascadas.
Es fácil llegar? - preguntamos
Si, sigan ese claro en el monte y cuando lleguen a lo alto van a divisar una de ellas – nos animó
Sin pensar nada y solamente con las máquinas de fotos salimos a toda prisa para conocer estas misteriosas cascadas. Efectivamente, al llegar arriba divisamos una de las dos y realmente lucía magnífica pero todavía estaba bastante lejos. Al comenzar a bajar, ya metidos en el bosque dejamos de verla y la huella de vacas que veníamos siguiendo se dispersó con lo cual perdimos noción de donde estaba. Incluso empezamos a sentir el ruido de una caída de agua que sin duda no podía ser la que habíamos divisado sino la otra, pero no sabíamos donde estaba.
Empecé a pensar que debíamos tener cuidado para no perdernos en el bosque sin que nadie sepa donde estamos. Me vino a la mente lo del matrimonio de médicos perdidos en Calilegua meses atrás y caí en la cuenta qué fácil es hacer cagadas: en la chata teníamos GPS. Agua, SPOT, bastones para trekking, comida, etc… y no se nos ocurrió llevar nada más que las maquinas de fotos.
Decidimos entonces seguir la huellita de animales más clara que iba en franca bajada, dejando marcadas las bifurcaciones, ya que sin duda debía ir hacia el río. Allí veríamos qué hacer, si seguir o volver.
Bueno, tortuosamente llegamos al río, que creíamos que era el Nilson. Un apacible curso agua con fondo de rocas graníticas lleno de pequeñas truchas con un eco de ruido a caída de agua lejana.
Evidentemente teníamos una cascada río arriba y otra río abajo pero se hacía muy difícil transitar por el cauce sin mojarse o por entre la vegetación sin lastimarse. Saciamos la sed y decidimos regresar con más elementos: al menos el Spot y un GPS, además de pedirle más precisiones a los puesteros.
Hacía bastante calor pero el entusiasmo nos permitió regresar rápidamente después de poco más de una desde la partida para volver a empezar.
Me acerqué al puesto y me atendió otra persona, que además de indicarme con más precisión se ofreció a acompañarnos: Era Juan Opazo, el hijo de quien nos atendió antes y que “casualmente” lleva el apellido de las cascadas…. Son los dueños de las tierras pero a diferencia de otros propietarios, están orgullosos de mostrar lo que la naturaleza les regaló en su propiedad.
Igual agarré el GPS y un poco de agua y salimos a buscar las cascadas, pero ahora con el ancho de espadas.
Recorrimos el mismo sendero hasta arriba y allí Juan nos debió por un mallín que bajaba violentamente hacia la derecha. Nunca nos hubiéramos metido por ahí ya que lucía peligroso y además no sabíamos adonde iba. A medida que bajábamos comenzó a escuchar claramente una cascada y al cabo de un rato nos puso frente a una increíble maravilla: un salto de unos 30 metros desde una garganta semicircular. Juan nos comenta que ahora tiene poca agua y que en el deshielo o fuertes lluvias es algo de no creer. Nosotros estamos parados en la base de la cascada, donde se forma una profunda laguna que luego vuelve escurrir mansamente.
Trepando como arañas nos lleva a disfrutarla desde arriba, lo cual es bastante peligroso ya que no barandas ni nada que se le parezca, todo está como la naturaleza lo creó; encima aguas arriba del salto el arroyito ni remotamente preanuncia semejante desnivel. Como para venir pescando distraído con los auriculares puestos…
Como Juan la tenía clara, nos llevó parte por el cauce del río y parte por entre huecos de la vegetación hasta el punto donde habíamos llegado antes y a partir de ahí, el sí encontró por donde pasar para ir río arriba y llegar al otro salto que habíamos visto desde lejos.
Nos hizo transpirar un poco pero al cabo de un rato nos puso frente al otro salto, que es un poco más bajo que el primero pero mucho más ancho. Como el otro debe ser de fábula verlo con mucho caudal en épocas deshielo. Nos cansamos de sacarle fotos mientras Juan nos deleitaba con historias de la zona.
Le pregunté por el camino que me proponía hacer para llegar a Alto Río Pico y me dijo que existía, que era muy lindo pero que iba a encontrar un par de tranqueras infranqueables de un vecino que decidió por su cuenta cortar el paso, así que no iba a poder ser. Me recomendó que trate de visitar el Lago 2, pero no sabía si todas las tranqueras estaban accesibles.
El regreso lo hicimos por arriba en lugar de seguir el río y lo hicimos muy rápido gracias al inesperado guía que generosamente nos acompañó. Cuando quise retribuirle sus servicios no quiso saber nada, sólo pude hacer acepte una botellita de vino.
Hay mucha buena gente en el mundo todavía: Muchas gracias Juan ¡!!
La pequeña expedición de treking nos había consumido buena parte del día y con el dato del Lago 2, nos dispusimos a descubrirlo y tal vez acampar en sus orillas. Desandamos todo el camino hasta Río Pico rápidamente (siempre los regresos son más rápidos) para tomar la huella que llevaba al Lago 2. En la estación de servicio, mientras recargábamos nafta, consultamos al playero y nos dice que casi con seguridad no podríamos acceder por las tranqueras con candado. Por si acaso fuimos a la dirección de Turismo en la plaza del pueblo y nos confirmaron el dato, así no habría Lago 2 en esta oportunidad. En la próxima moveré cielo y tierra por conocerlo, se tiene que poder
Sin embargo las ganas de quedarnos en la cordillera una noche más nos hicieron rumbear para el norte, de nuevo a la zona del Vinter y lagos aledaños, que era lo que nos había quedado a medio conocer.
Si bien no era muy tarde, nos pareció bueno encontrar un buen lugar para acampar y seguir con la tónica del viaje. El primer sitio que investigamos fue el lago Los Niños, que está cerca de la RP44.
No era mal lugar pero no nos convenció pese a que nos metimos en todas las huellas que levaban a las costas del lago. No encontramos a nadie por ahí.
Seguimos hacia el norte y el próximo sitio era el lago Vinter, el cual no creía posible por el viento que siempre encontré por allí; seguramente terminaríamos en alguno de los lagos pequeños de más al norte, incluido el ahora conocido Guacho. Sin embargo, al tomar un desvío de la RP44 que lleva a las cabañas “xxxxx”, vimos varias bajadas por entre el bosque y nos metimos a ver en una, la que conducía a la Bahía del Aserradero. Allí había una amplia zona despejada, con césped que parecía recién cortado y con excelentes lugares al reparo. No lo pensamos más y cayendo la tarde no s acomodamos ahí, con espectacular vista al enorme lago binacional Vinter/Palena.
Supongo que el nombre de bahía de Aserradero debe ser porque allí hubo efectivamente un aserradero, a juzgar por los restos de máquinas de vapor desparramadas por el lugar que quedaron como recuerdo. Vimos algunas otras personas acampadas pero cada uno estaba metido en algún hueco del bosque y parecía que estábamos solos.
El atardecer me proporcionó unas muy lindas fotos del lago y del lugar mientras Adriana se encargó de la cena, que pese a lo sencilla (fideos con tuco) estuvo exquisita.
El viento soplaba fuerte pero no molestaba. Cuarta noche consecutiva de campamento, como en los viejos tiempos. Buenísimo!!
JUEVES 20
LAGO VINTER – RIO PICO – GOBERNADOR COSTA – LAS PLUMAS – DIQUE AMEGHINO – 28 DE JULIO – DOLAVON – GAIMAN – TRELEW - PUERTO MADRYN
Mañana espléndida, temperatura mínima a la noche -1°C, desayuno con vista al lago casi sin viento. Tenía que decidir si el largo viaje a Puerto Madryn, donde teníamos reservado un departamento lo haría vía Corcovado o vía Rio Pico. No sé porque me decidí por hacerlo vía Rio Pico y Gobernador Costa pero ambos eran equivalentes y tenían tramos de ruta que no conocía.
Tranquilos volvimos a Río Pico por enésima vez y seguimos hasta Gobernador Costa por un casi impecable y nuevo asfalto. Me sorprendió el tamaño del pueblo y de los servicios de Gobernador Costa, mucho más grande que Tecka; realmente no lo recordaba de esa manera, aunque mi imagen era de hace muchos años.
Luego seguimos hacia San Martín y de ahí a la RP25 por lo que creía que era asfalto pero en realidad era ripio aunque por suerte en excelentes condiciones. La RP25 la hicimos tranquilos sacando fotos y aprovechando para conocer algunos lugares por lso que siempre se pasa rápido sin parar.
Así nos metimos adentro el pueblito de Las Plumas a través del viejo puente sobre el río Chubut, paramos a investigar lo que yo creía que era la abandonada estación ferroviaria de Las Chapas cuando en realidad era un viejo hotel próxima a la estación desaparecida, devenido en un casco de una estancia y entramos a curiosear en el Dique Ameghino, lugar que había visitado por última vez cuando fue el ataque a La Tablada en el gobierno de Alfonsín.
A partir de ahí se largó una lluvia torrencial, muy rara para la zona, hasta que ingresamos a la zona galesa de chacras. Esta vez como el horario lo teníamos holgado, en vez de seguir por la ruta cruzamos el río Chubut en 28 de Julio y recorrimos por ”adentro” buena parte del valle inferior, atravesando la referida localidad de 28 de Julio, Dolavon y Gaiman. Por supuesto que no perdí la oportunidad de conocer las dos viejas estaciones ferroviarias aún en pie de estas dos últimas.
Al atardecer llegamos a Puerto Madryn, donde nos quedaríamos un día como una especie de neutralización de tantos km patagónicos. Nos alojamos den “Plass Hedd” como es habitual y por la noche, nos fuimos a cenar mariscos al Club Náutico, recomendable 100%
VIERNES 21
PUERTO MADRYN
Día de descanso, solamente nos fuimos a nuestra querida playa Paraná, caminamos un poco por la playa hasta el centro y por supuesto fuimos a ver como va evolucionado el nuevo barrio Estilo Solana, donde estamos pagando un terreno para algún proyecto futuro.
SABADO 22
PUERTO MADRYN – SAN ANTONIO OESTE - GENERAL CONESA – RIO COLORADO - MÉDANOS – BAHIA BLANCA – CORONEL PRINGLES – SIERRAS BAYAS – FLORENCIA VARELA
Largo y conocido enlace que puedo hacer a ojos cerrados. Salimos bien temprano como para no entrar muy tarde al gran Buenos Aires y para poder hacer algunas incursiones intermedias por sitios habitualmente dejados de lado por el apuro y la velocidad.
Así, esta vez entramos a curiosear en General conesa, donde descubrimos la historia de un ramal de ferrocarril ignoto, “La Trochita del Ingenio” a raíz de una locomotora a vapor que instalaron en la rotonda de entrada. Historia interesante de un emprendimiento particular de unos italianos que habían instalado un ingenio azucarero que procesaba los cultivos de remolachas de la zona allá por 1949 y que para sacar la producción de azúcar construyeron un ramal de trocha angosta de 75 cm similar al del ramal Esquel – Jacobacci, entre el mismo y Lorenzo Vinter, una estación del ramal del Ferrocarril del Sud por donde continuaba la distribución. Algo increíble para estas épocas. Hasta donde averigüé no hay vestigios ni de las vías ni de las estaciones.
Más adelante entramos a Médanos, donde mientras visitaba la estación tuve la dicha de ver pasar un largo carguero y hasta lo pude filmar.
Siguiendo el tranquilo viaje casa, todavía nos alcanzó el tiempo para entrar a conocer fugazmente Sierras Bayas, donde además de la estación de tren pudimos apreciar algunas curiosidades del pueblo y ver la gigantesca cantera de la cementera.
Y esto es todo