CANQUEL 2019: Recorriendo mesetas chubutenses
HUELLAS ABANDONADAS Y SUS TESOROS ESCONDIDOS NOS VUELVEN A SORPRENDER EN EL INTERIOR CHUBUTENSE
9 al 16 de Noviembre de 2019
PRÓLOGO
Hace tres años, hipnotizados por la romántica y trágica historia de la Casa de Piedra, nos adentramos por zonas desconocidas del Chubut, incluso para muchos de los viejos pobladores de la zona.
Redescubrir el “Puesto Pepino”, visitar el trébol de aerolitos de Canquel en plena nevada y aterrizar en Narnia (Estancia la Juanita) desafiando a la naturaleza que nos tiró con todo lo que tenía por el solo hecho de atrevernos a hollar esos salvajes y solitarios rincones, nos dejaron varias espinas clavadas que solamente se podrían extraer repitiendo una travesía por la zona.
Pasaron más de tres años de aquel lejano Agosto de 2016 y prácticamente el mismo grupo reincidió: de los trece que fuimos en aquella oportunidad siete de ellos repetimos y los que no vinieron no se sumaron por especiales problemas personales. Los números son concluyentes respecto al magnetismo que la zona ejerció (y aún ejerce) sobre quienes nos aventuramos aquella vez. Simplemente nos pusimos algunos objetivos, le agregamos algunos tracks más a la telaraña que habíamos tejido hace tres años y fijamos fecha de salida: esta vez no sería en pleno invierno, sino promediando Noviembre, cambiando el frío, la lluvia y la nieve del crudo invierno por los fuertes vientos y el calor típicos de esta temporada del año.
Los objetivos fueron lo de menos, casi una formalidad: nos propusimos coronar un ignoto y aislado volcán a la vera de la vieja ex RN25, entrar a la meseta del Canquel por el sudeste por viejas huellas completamente abandonadas y tratar de llegar al Puesto Pepino con las chatas, como una forma de conquistarlo y fundar el Imperio Pepino coronando como Emperador a su original impulsor, Darío Granato, a través de una emotiva ceremonia que imaginamos en nuestras locas mentes. Otra construcción de piedra, el “Chalet” sería otro de los objetivos que descansaba en un círculo de 50 km de radio a investigar, sin más datos que estos que menciono.
Una serie de cadenas de favores entre viejos conocidos como Ruy Bermejo y Buty Myburgh nos permitió obtener por teléfono los contactos de los dueños de varios de los campos donde queríamos entrar a investigar, ahorrándonos la incertidumbre de llegar a un punto y quedar trabados por una tranquera cerrada o un puestero que no podía autorizarnos el paso. Casi teníamos todos los recorridos autorizados antes de salir.
Con puntos de salida bien diferentes temporal y geográficamente, de la partida seríamos:
Pablo y Matías Anastasio, con su nueva y reluciente SW4, desde Bahía Blanca, el domingo temprano
Guillermo Loza, con su fiel Hilux desde El Bolsón, acompañado de Julio Sastre, desde Bahía Blanca, también el domingo temprano
Daniel Nardo y Claudio Guanciarossa con el TLC “Queen Mary” blanco (Cariñosamente “la Gorda”) desde La Plata, el viernes por la mañana.
Pampa y Dario Granato con la Pampa 02 desde Buenos Aires, el sábado a la mañana.
Como somos muy previsibles, en lugar de fijar punto de encuentro en un Starbucks en Trelew o en Puerto Madryn o algo por el estilo, definimos que ese sitio sería un cráter en el extremo este de la Sierra Cuadrada, donde estableceríamos nuestro primer campamento y nuestra primera cena gourmet usando el disco de arado. Si se fijan en Viajeros mapas, hablamos del cráter 47-27 a unos tres km al oeste de la RP27. Solo Dios sabría si era posible acceder pero teníamos que empezar con todo…
Sábado 9 de Noviembre de 2019 - LA APROXIMACIÓN DE LOS ADELANTADOS:
FLORENCIO VARELA - SALADILLO - OLAVARRÍA - CORONEL PRINGLES - BAHÍA BLANCA - RIO COLORADO - SAN ANTONIO OESTE - SIERRA GRANDE
Cada uno partió a su ritmo al objetivo del domingo a la noche; en nuestro caso, Darío y el Pampa, salimos tranquilos el sábado temprano y después de un viaje sin sobresalto alguno, terminamos sin mucho cansancio en Sierra Grande, donde una inesperada llovizna nos recibió mientras nos alojábamos en el viejo pero bastante buen hotel Sierra Grande a la vera de la RN3. Cenamos en un inesperado excelente restaurante “La Posada de los Amigos” que nos sorprendió por su calidad y buena atención. Muy recomendable!
Nos fuimos a dormir temprano porque por la mañana debíamos encontrarnos en Trelew con el dueño de una de las estancias que deberíamos atravesar y asegurarnos las llaves de las tranqueras.
Claudio y Daniel habían repetido la historia el día anterior y durante el sábado estuvieron visitando familiares en Puerto Madryn y se terminaron alojando en Dolavon, donde nos esperarían para empezar juntos la parte inicial de la travesía.
Llegando a Sierra Grande - FOTOS: Darío GRANATO
Cena en la "Posada de los Amigos" - FOTO: Darío GRANATODomingo 10 de Noviembre de 2019: ENCUENTRO EN UN CRÁTER
SIERRA GRANDE - TRELEW . DOLAVON - 28 DE JULIO - LAS CHAPAS - LAS PLUMAS - RP53 (EX RN25) - SIERRA NEGRA - SIERRA DEL GUANACO - EL SOMBRERO - RP 23 - SIERRA CUADRADA
Después de un desayuno medio flaco, lo único criticable del Hotel Sierra Grande, cargamos combustible en el ACA y salimos para Trelew, donde nos encontraríamos con Gerardo, dueño de La Juanita y de La Esperanza, las dos estancias que necesitábamos atravesar en nuestro recorrido.
Llegando a trelew entre molinos eólicos y dinosaurios - FOTOS: Darío GRANATOUn capo Gerardo, nos vino al encuentro un domingo a la mañana en la YPF del acceso a Trelew y nos facilitó las llaves de la tranquera de La Juanita que nos permitía tener alternativas si nuestros planes originales fracasaban. Nos alertó que la huella sureña de acceso a su campo La Esperanza estaba completamente abandonada y que los zanjones derivados de las lluvias la habían destruido. Le estamos muy agradecidos por su ayuda, aunque finalmente, debido al devenir de los recorridos no fue necesaria la utilización de las llaves.
Las llaves mágicas - FOTO: Sergio ZEREGAA eso de las 11 de la mañana hicimos contacto con Daniel y Claudio en la entrada de Dolavon e inauguramos oficialmente la travesía. Darío de casualidad hizo contacto con Buty Myburgh, que venía del campo hacia Trelew y quedamos en encontrarnos en Las Chapas.
Como el tiempo para el encuentro en el cráter a nosotros nos sobraba, empezamos improvisando y cruzamos el río Chubut pretendiendo usar la ruta de ripio paralela al mismo que corre por el sur desde 28 de Julio hasta el Dique Ameghino. Primera frustración: a los pocos kilómetros una hermosa tranquera con candado identificada con una de las caolineras que trabaja en la zona cortaba el paso de lo que en el pasado fue una ruta provincial y debimos recular. ¿Sería toda así la travesía?
Entrando a 28 de Junio - FOTOS: Dario GRANATO
La vieja ruta sur al Dique Ameghino interrumpida por la tranquera de una caolinera - FOTOS: Dario GRANATO y Claudio GUANCIAROSSAEn Las Chapas nos encontramos con nuestro viejo conocido "Buty" que en 2016 nos franqueó la entrada a Canquel por el oeste desde la estancia La Cascada, quien se acordaba muy bien de nosotros y estaba contento que volvamos a la zona. Actualmente él está viviendo en otra estancia sobre la meseta, Tres Lagunas, donde nos ofreció pasar y acampar mencionando este encuentro a su puestero Agustín. Nos pidió que, si podíamos, “hiciéramos llover” ya que desde la gran lluvia de dos años atrás prácticamente no había llovido más y había una gran sequía. Prometimos hacer nuestro mejor esfuerzo, considerando que la vez pasada hicimos nevar y después se vino el diluvio universal.
También nos recomendó pasar por un pequeño oasis cercano al Puesto Salazar donde nos dijo que nos sorprenderíamos de su belleza y nos habló de un dinosaurio que estarían desenterrando por ahí cerca la gente del MEF (Museo Egidio Feruglio), el cual ya lo tendrían envuelto en un sarcófago de yeso. Seguimos agregando nuevos objetivos al viaje.
Encuentro en LAS CHAPAS con el amigo "Buty" - FOTO: Daniel NARDORetomamos el viaje hasta Las Plumas comentando con Darío lo interesante que sería recorrer en bicicleta el terraplén del extinto FCCC (Ferrocarril Central del Chubut) que se muestra zigzagueante alrededor de la RN25. Algo para el futuro pero arrancando desde el oeste con el viento de cola.
En Las Plumas llenamos todos los bidones para afrontar el potencial largo recorrido sin repostar si algo salía fuera de lo ideal; podíamos tener por delante hasta 800 km sin combustible en alguna de las alternativas. Aquí nos comunicamos por Whatsapp con Pablo y Guillermo que estaban confluyendo al encuentro en el cráter pero que ellos previamente se juntarían en El Sombrero (cruce de RP27 y RP53) unos 100 km antes para ir tirando juntos.
Dependiendo de nuestra suerte con el primer objetivo, el volcán de la Sierra Negra, tal vez nosotros los podríamos encontrar también allí. Después de cruzar el río Chubut, enseguida dejamos el asfalto el cual no pisaríamos más durante toda la semana y nos adentramos al interior provincial por la ex RN25, ahora convertida en RP53; esta ruta es una de las típicas patagónicas que tanto nos gustan, sin alambrados, con paisajes lunares, con muy poca presencia humana. Para nuestra sorpresa está en un estado excelente, preguntándonos cuál sería el motivo de esta situación extraña porque no lleva a ningún lugar en particular diferente a Paso de Indios, a donde se puede llegar por asfalto.
Postales de la RN25 - FOTOS: Darío GRANATO y Claudio GUANCIAROSSA
Repostando combustible en Las Plumas - FOTO: Darío GRANATO
Postales de la RP53 - FOTOS: Darío GRANATO y Claudio GUANCIAROSSA
La actual RP53 fue la vieja RN25 y los mojones azulejados lo confirman - FOTOS: Darío GRANATOA unas decenas de kilómetros asomó la silueta de la Sierra Negra, cuyo punto más alto es un extenso aparente cráter volcánico de unos 3 kilómetros de diámetro, con una laguna en su interior. Éste era nuestro primer objetivo del viaje y a su vez era el único que no teníamos idea de la posibilidad de acceso por tranqueras cerradas. Huellas para subirlo las habíamos relevado en las satelitales, las cuales lo rodeaban completamente con una única empinada subida por el sur para llegar a la laguna.
Si bien no es muy alto, alrededor de 600 msnm, al emerger aislado sobre la planicie de 200 msnm, su envergadura impresiona ya que lo ruta casi lo toca. Los accesos imaginados al este los encontramos pero apenas los encaramos, las malditas tranqueras nos negaron el paso. Mejor dicho, las tranqueras cerradas obedecen al robo de ganado que últimamente se ha venido produciendo en la zona, con lo que los malditos vendrían a ser los cuatreros y no las tranqueras. Mucho menos, los propietarios de los predios, que son los damnificados.
LA RP53 nos va acercando a la enigmática Sierra negra y su misterioso volcán - FOTOS: Claudio GUANCIAROSSA
El ignoto volcán al cual buscábamos acceder - FOTO: Earth GoogleCasi sin esperanzas buscamos el acceso oeste que felizmente nos permitió llegar a un puesto de la estancia “San Jorge” de Mario Nai, donde su puestero, don Sandoval salió a atendernos y nos franqueó el paso. Nos alertó de un cartel de “Prohibido Pasar” pero que no lo considerásemos y que la huella de subida era un desastre y que estaba muy rota, es decir que nos empujó definitivamente a intentarla.
La estancia "San Jorge" tenía la tranquera sin candado y pudimos acceder - FOTOS: Darío GRANATOLa encaramos, estaba muy en desuso pero no era para tanto; a poco de andar encontramos un establecimiento abandonado donde parecía que se perdía pero buscando un poco la encontramos y la seguimos. Lentamente y llena de curvas iba subiendo circunvalando la sierra copiando exactamente el dibujo de escritorio que teníamos en el GPS. Al llegar al extremo sur doblamos violentamente a la izquierda y la subida se hizo muy empinada rumbo al cráter. La vegetación dio paso a la roca desnuda y allí comprobamos el carácter volcánico de esta formación: la típica roca negra de aspecto esponjoso, producto de la lava solidificada. Al llegar arriba, se abrió ante nuestros ojo el imponente cráter y al fondo la laguna que habíamos intuido en las satelitales.
Una bonita huella marcada por la falta de vegetación que había vuelto a aparecer con fuerza después de la roca volcánica, producto del sedimento que el viento fue depositando en su interior a lo largo de milenios, nos conducía a la laguna.
Una huella muy borrada y muy enroscada asciende a la Sierra Negra por el sur - FOTOS: Darío GRANATO
Después de trepar y trepar la huella nos depositó en un inmenso cráter con una laguna a lo lejos - FOTOS: Claudio GUANCIAROSSADe repente, por la radio VHF escuchamos a Pablo modulando: no podía estar tan cerca y además iba a llegar a El Sombrero por la RN25 a muchos kilómetros de aquí, separados por las serranías del Valle de Los Altares. Para nuestra sorpresa estaba en Las Plumas, a más de 50 km y lo escuchábamos perfectamente! Claro, nuestra altura y la ausencia de obstáculos hacia Las Plumas permitieron la comunicación directa a esa distancia.
Aprovechamos para coordinar que nos encontrásemos directamente todos en El Sombrero ya que entre terminar nuestra exploración y salir del cráter, seguramente él se nos iba a adelantar.
Nos llegamos a la laguna, donde encontramos un petiso molino y algunas precarias instalaciones abandonadas. No tenía demasiada agua pero algo había. Nos tentamos a asomarnos al labio norte del cráter para apreciar la inmensidad patagónica desde la alturas y tuvimos una interesante excursión off road sin huellas hacia arriba que por supuesto bien valió la pena.
La laguna en el interior del cráter del volcán - FOTOS: Darío GRANATO
La laguna, con muy poca agua, posee dos petisos molinos, lo que indica que hay depósitos subterráneos - FOTO: Sergio ZEREGA
Inspeccionando los llamativos molinos destruidos por el viento - FOTOS: Darío GRANATO
El fondo seco de la laguna - FOTOS: Sergio ZEREGA
Dejamos la laguna con la idea de asomarnos al labio norte del volcán - FOTOS: Sergio ZEREGA
Empezamos a subir y la laguna queda allá abajo dentro del cráter - FOTOS: Darío GRANATO
Asomados al borde norte del cráter después de una dura subida offroad entre rocas volcánicas - FOTOS: Darío GRANATO
La vista de la planicie es espléndida - FOTOS: Sergio ZEREGA
Allá lejos se alcanzan a ver los cerros que encierran a Las Plumas - FOTOS: Darío GRANATOCumplido el objetivo desandamos el camino comprobando la fuerte pendiente de acceso al cráter que habíamos intuido en la subida sin llegar a dimensionarla completamente. La RP53 continuó en excelente estado, atravesando la pintoresca Sierra del Guanaco y cayendo la tarde llegamos a El Sombrero, donde Pablo y Guillermo nos estaban esperando desde hacía un rato. El grupo ya estaba conformado y quedaba llegar a la Sierra Cuadrada y armar el primer campamento.
Al desandar la huella de subida nos dimos cuenta de lo empinada que había sido
FOTOS: Darío GRANATO (x2), Sergio ZEREGA y Claudio GUANCIAROSSA
Particular forma del cerro El Sombrero - FOTOS: Guillermo LOZA
Encuentro en "El Sombrero" - FOTO: Darío GRANATOLa RP27 hacia el sur también estaba en muy buen estado y nos fue acompañando una tenue llovizna que aplacaba el polvo y nos obsequiaba hermosos arcos iris paralelos y simultáneos como nunca antes habíamos visto mientras nos acercábamos al objetivo.
Con la Meseta de Canquel a nuestra derecha, la imaginación volaba mientras recorríamos raudamente su contorno oeste y luego el borde norte de la Sierra Cuadrada. La tormenta se fue, preanunciando un buen campamento.
Al entrar en la RP27 se nos venía encima una tormenta - FOTO: Darío GRANATO
Tormenta a la que rápidamente alcanzamos - FOTOS: Darío GRANATO
La inestabilidad nos regala una explosión de arco iris - FOTOS: Darío GRANATO (x3) y Claudio GUANCIAROSSA
Por si fuera poco, dos a la vez - FOTOS: Claudio GUANCIAROSSA
Al llegar a la Sierra Cuadrada, la tormenta había cesado - FOTOS: Darío GRANATO (x3) y Claudio GUANCIAROSSACon la última luz diurna llegamos a su extremo oriental en cuyo faldeo estaba el cráter 47-27 donde pretendíamos recalar, a unos tres kilómetros de la ruta y a unos 200 metros sobre el nivel de la misma.Y acometimos la subida pero a medida que ascendíamos el terreno, apto para circular, se iba tapizando de piedras notando que sería difícil encontrar un lugar apto para campamento, sumado a que el viento soplaba bastante fuerte y atentaría con el fogón previsto para los pollos al disco y a que ya prácticamente era de noche.
Habíamos visto un claro sin piedras a la pasada unos cientos de metros antes y decidimos cambiarlo por el cráter así que volvimos y nos instalamos mientras una tenaz llovizna quería hacer abortar la cena gourmet prevista. Prendimos fuego igual y apostamos a ganarle, lo que finalmente ocurrió y así pudimos disfrutar de una exquisita cena a la luz de la luna y casi nada de viento. La Patagonia nos recibía de la mejor manera: un campamento en el medio de la nada con una apacible noche de luna llena en compañía de excelentes amigos.
Abandonamos la RP27 con la peregrina idea de llegar al cráter 47-27 y acampar allí - FOTOS: Claudio GUANCIAROSSA y Darío GRANATO
El lugar de campamento que no pudo ser - FOTO: Earth Google
Campamento nocturno en el medio de la nada cocinado pollo al disco - FOTOS: Darío GRANATO