TRAS EL FAIRCHILD FAU 572
DE LOS URUGUAYOS
CAÍDOS EN LOS
ANDES
12 al 16 de Marzo de 2009
Todos a los que verdaderamente nos gusta el offroad tenemos viajes míticos entre los que queremos hacer alguna vez.
El lugar donde cayó avión Fairchild de la Fuerza Aérea Uruguaya en la zona de El Sosneado, allá por el año 1972, estuvo siempre entre los lugares que alguna vez quise ir, no por el atractivo de andar trepando los Andes, lo cual se puede hacer en cualquier lugar de la cordillera, sino por el hecho de sentir un poco más de cerca la odisea que vivieron esos jóvenes rugbiers y de algún modo ser una minúscula parte de esa historia que escuchamos o leímos cuando éramos chicos (Yo tenía 12 años)
Si bien ha habido muchos viajes a lomo de mula y a caballo a la zona del accidente, no se registra aún, 37 años después, expedición alguna que lo haya logrado en algún vehículo motorizado, motivo más que suficiente para que muchos tengamos el oculto objetivo de lograrlo.
En mi caso no tengo los medios mecánicos para intentarlo, la Vitarita es gaucha pero tiene sus límites, así que cuando recibí la invitación de participar de copiloto en la épica aventura de ir a ese lugar en Jeeps, no dudé un segundo en sumarme. Era obvio que las chances de lograrlo en un primer intento eran prácticamente nulas atento a los 37 años antes mencionados, pero como todo en la vida, para lograrlo hay que empezarlo y este viaje seguramente sería el primero de muchos, hasta que finalmente alguien lo consiga, como muchos otros objetivos “imposibles” que hubo en el pasado.
El grupo era prometedor: seis poderosos Jeep más siete motos de enduro con experimentados pilotos (bah.. casi todos). Toda la carne al asador estaba puesta y así se armó el viaje para el viaje del finde del 12 al 17 de marzo de 2009, época con el clima ideal para intentarlo: los ríos y arroyos no tienen mucho caudal y el clima aún es veraniego.
Curiosamente, sin que ambos grupos lo supiéramos, hubo dos viajes paralelos con una semana de diferencia, el de los muchachos de Pasión 4x4 de Rosario y el nuestro, el de los Jeeperos. Salvando las distancias, rememoramos las expediciones al Polo Sur de Amundsen y Scott que ambos hicieron en forma casi contemporánea sin saberlo.
Como Amundsen, nosotros lo hicimos después, pero “matando los cachorros” en lugar de sacrificar los perros, frase que sólo comprenderán los que participamos del viaje….
De haber coincidido las expediciones hubiéramos aunado esfuerzos o bien de haber conocido los resultados de la primera, la segunda hubiera estado más cerca del objetivo. Con esto acabo de revelar el final, es decir que no llegamos al avión, pero lo hago con la intención de que sientan lo mismo que nosotros, es decir que teníamos toda la intención de intentar todo pero sabiendo de antemano que al menos esta vez no lo lograríamos.
Sería el primero de muchos viajes……
LA ORGANIZACIÓN MOTO-JEEPERA
Los viajes de los Jeeperos son diferentes de los que al menos yo estoy acostumbrado. Es un grupo compacto, divertido, donde por supuesto no faltan los roces y diferencias, pero como hace mucho que salen juntos tienen un fuerte espíritu de equipo y algunos temas muy aceitados, como por ejemplo el envío de los vehículos por medio de un mosquito.
Esta vez el contingente esta formado por
Mug y Hugo en Cherokee
Tico y Pampa en el Willys US Pelapoyo
Jorge Roca e hijo en Jeep
Morza y Tuco en Jeep
Pepe Comesaña y Eltizza en Jeep
Rómulo sólo en el Wrangler
Queralt y su banda de motoqueros
Parece fácil pero hay que aunar un montón de voluntades con mucha anticipación, organizar los pasajes en micro, dónde se cargan y se descargan los vehículos, etc. Es una excelente opción, pero muy difícil de armar. Ellos lo hacen.
DIA 1: CASI ESTAMOS EN “PROBLEMAS”
El miércoles anterior seis jeeps (en rigor 5 Jeeps y una Cherokee) más siete motos partieron rumbo a Mendoza. Antes de eso multitud de idas y vueltas en dónde dos veces estuve afuera de la expedición por sucesivas altas y bajas ya que yo era el "convidado de piedra".
Los tripulantes salimos desde Retiro el jueves siguiente a la noche y nos reunimos con los vehículos el viernes por la mañana en una estación de servicio de San Rafael, donde empezó la aventura del avión.
Enlace por ruta de asfalto hasta Las Leñas, donde repostamos combustible y a partir de allí tomamos el camino que sale para Valle Hermoso hasta la bifurcación al Paso de las Damas, donde derivamos hacia el norte hasta la confluencia del Arroyo de la Línea con El Perdido, al inicio de la famosa XX-33, traza elegida para tratar de llegar al avión extraída de los mapas de Viajeros, fruto del análisis de la geografía o de la imaginación de Eduardo Cinícola, Dios sabrá.....
El ingreso a la zona después de Las Leñas tiene carteles que parecen impedir el acceso, pero utilizando lo aprendido mirando Los Simpsons, le encontramos una lectura favorable, con un signo coma que todos vimos en el lugar adecuado....
Todo depende del cristal con que se lo mire, así que nos adentramos en terreno "enemigo" con la tranquilidad de leer: "INGRESE SIN AUTORIZACIÓN" y "PASAR". Jajajajajaja
Hasta aquí un desparejo camino de ripio en estado regular para abajo, enmarcado en los habituales espectaculares paisajes cordilleranos que hacen que no te des cuenta del piso.
El plan del día era acampar al pie del waypoint “Problemas” que estaba marcado en esos mapas de Viajeros y por lo poco que habíamos sabido al leer de apuro la crónica de los rosarinos en Internet antes de embarcar en el micro en Retiro, era donde se habían trabado ellos.
De ese modo el sábado temprano acometeríamos el primer tramo complicado de la travesía. Reagrupamos todas las chatas y algunas motos e ingresamos a la XX-33 en la junta del arroyo El Perdido con el Tordillo. Así llamada parece una autopista interestatal pero en realidad era andar por unos faldeos bastante inclinados, desparejos y llenos de piedras y vegetación que alojan al Arroyo El Perdido, el cual deberíamos remontar por varios kilómetros. En el primer descanso, escuchamos por radio que la Cherokee de Mug venía quejándose en los anclajes de la suspensión delantera, lo que a la postre lo dejaría fuera de los últimos días en la montaña. Los Jeeperos no querían que se la llame Jeep.
Apretamos los bulones y seguimos, cada vez mas lento y complicado hasta que no quedó otro remedio que pasar por el mismo lecho del río que curiosamente parecía que tenía más caudal a medida que íbamos río arriba, seguramente por el calor de la tarde había más deshielo y porque la pendiente mayor le daba más velocidad. El aspecto lechoso del agua denotaba su origen glaciar. Si no me equivoco, hasta acá llegaron los amigos rosarinos con las chatas.
Lentamente, con algunas dificultades como por ejemplo que a Jorge Roca se le mojó el distribuidor, pasamos todos y llegamos a una explanada donde estaba bueno para acampar aunque aún faltaba un poco para “Problemas”. Los bulones de la Cherokee se volvieron a aflojar y pedían a gritos una puntada de soldadura (?) así que acampamos nomás.
Mientras Tico y Tuco se dedicaron a reparar la Cherokee soldando con tres baterías en serie como si estuvieran en un taller de soldadura, armamos el campamento y nos aprestamos a preparar el tremendo asado que teníamos planeado: 30 kg de carne para dos días.
DIA 2: CONSEGUIMOS “PROBLEMAS” PERO NADA MÁS…
El bonito campamento cordillerano a la vera del arroyo El Perdido despertó a través del clásico ritual romulesco: poner en marcha su Jeep Wrangler cuando todos dormíamos, apenas despunta el sol. Mucho frío por la mañana, hizo que nos costara levantarnos y mucho más levantar el campamento. A algunas de las motos les costó bastante arrancar y hubo que eslingarlas y remolcarlas, porque pateándolas era imposible.
A pocos kilómetros estaba ”Problemas” y todos queríamos estar en “problemas”. No tardamos mucho en llegar a la confluencia de El Perdido y el Vega Florida; un poco más adelante estaba "Problemas" y parecía tener el nombre bien puesto.
A la confluencia llegamos por la margen sur de la Vega Florida, que un puestero de los que siempre no faltan nos confirmó lo que los mapas del IGM mostraban: era un camino de arrieros que cruzando por Paso del Risco Plateado para llegar a El Sosneado.
Cruzar el Vega Florida dio un poco de trabajo pero todos pasamos. Las motos encararon por arriba de los cerros por un tenue camino de herradura y enseguida nos hicieron saber que la cosa no iba a ser fácil, por no decir imposible: las inclinaciones laterales no eran compatibles con el equilibrio estable de las chatas.
Entonces, la única opción era atravesar “Problemas” navegando “El Perdido”, lo que tampoco parecía fácil, ya que en esa zona el arroyo se encajonaba entre dos paredones de roca, ganando velocidad y profundidad entre grandes piedras.
Tico, Mug y Rómulo enseguida pusieron las chatas en un islote del arroyo para encarar, mientras otros caminamos por las orillas para ver lo que venía después de una cerrada curva del cañón. Tico no pudo con genio, metió el motor fuera de borda y empezó a remontar los rápidos con el Willys US Pelapoyo y me levantó a la pasada, antes del codo ciego.
La verdad que daba miedo ver pasar tanta agua alrededor del Jeep que pese la gran altura casi se metía adentro a la vez que subíamos y bajábamos entre grandes piedras.
Llegamos con esfuerzo a una playita que mostraba para nuestro desconsuelo que la cosa empeoraba: otra curva cerrada y más piedras. Ahí me puse en bolas y crucé el torrente para ver que había después del otro recodo, porque si se podía Tico estaba decidido pese a que era temerario. Cagándome de frío avancé hasta llegar a ver el esperado final de “Problemas” y el resultado fue otro recodo y el arroyo cada vez más angosto y profundo, casi empardando el ancho del Jeep. GAME OVER, excepto buena carga de trotyl mediante y suerte.
Me volví y comuniqué la mala nueva a Tico que ya tenía a Rómulo cerca y a Mug expectante para continuar. Tendríamos que desandar y eventualmente intentar por otras variantes menos atractivas vistas en el Earth Google más al oeste por el valle paralelo al de El Perdido, donde había una huella IGM que desembocaba al norte de "Problemas", de nuevo en El Perdido.
Quedó claro que por "Problemas" no había forma y que había que encontrarle un bypass a la XX-33 así que no quedaba otro remedio que desandar el valle de El Perdido e intentar por otro lado. Curiosamente, el regreso fue más tortuoso que a la ida: los pasos más complicados en los cañadones que bajaban al Perdido se terminaron de romper con el sucesivo paso de los Jeeps y ahora al remontarlos se complicaba un poco. Además se sumó que la Cherokee de Mug volvió a romper los tensores lo que obligó a una larga parada para volver a soldar. Los motoqueros, más ágiles, se fueron a buscar el otro posible paso sin nosotros y los perdimos por un buen rato.
Puestos de vuelta en marcha, Mug en una “intrépida” maniobra casi se la pone de gorra y lo tuvimos que malacatear. Finalmente llegamos al inicio de la XX-33 y allí después de un largo cabildeo se decidió ir a "pasear" hacia el oeste hacia el Paso de las Damas, ya que los motoqueros vinieron con la aparente mala nueva que el otro valle tampoco era accesible.
Entonces, dado lo avanzado de la tarde, iríamos de turismo hasta el Paso de las Damas y buscaríamos un lugar adecuado para acampar y terminar de asar la carne que aún teníamos a bordo. La idea era con tiempo agotar el recorrido de la zona, ya que ir a otro sector implicaría horas de traslado sin un plan definido o sea un desaprovechamiento de tiempo.
- Estamos en la zona, conozcámosla palmo a palmo...
fue el resumen de la decisión del grupo Jeepero, lo que pareció atinado. Las motos se rajaron para Las Leñas con la idea de ir a investigar otra mina cerca del Overo. Nos juntaríamos de vuelta en el transportador; el objetivo principal se había frustrado, así que naturalmente se rompió el compromiso de seguir juntos.
Tomamos el camino precitado y en una de las curvas, una tenue huella nos tentó a meternos más cerca del cauce del arroyo de la Línea, total veíamos que al final del valle se iba a juntar con el camino principal.
En ese recorrido encontramos unas curiosas lagunas circulares de agua transparente tipo dolinas que pasamos a visitar diseminada a lo largo y a lo ancho del valle a diferentes niveles. Al avanzar vimos como por encima del cordón sur que delimitaba el valle bajaba el camino principal al Valle de Las Damas confluyendo con nuestro derrotero.
Seguimos adelante y entramos en una zona de mallines mientras nos arrimábamos al camino "oficial" a Paso de las Damas preguntándonos el porqué de semejante vuelta, ya que el mismo va primero hasta el fondo de otro valle paralelo más al sur, luego vuelve subiendo hacia el este, cruza la cadena montañosa y de nuevo se dirige al oeste por la cara norte del cerro. La respuesta no se hizo esperar: los mallines comenzaron a cerrar el paso seriamente y sin lucir impasables hubieran dado mucho trabajo cruzarlos, amén del destrozo que seis Jeeps hubieran hecho en esa área.
Como estábamos de paseo, nos volvimos ya cayendo la tarde para buscar lugar de acampe, lo que conseguimos en las cercanías del puesto El Burro, al costadito del arroyo de La Línea. Fuimos a ver al puestero para pedirle permiso y de paso lo invitamos a comer el asado pendiente.
El puestero nos tiró bastantes datos de la zona, contándonos que el valle que habían explorado los motoqueros es por donde van al avión a caballo desde Las Leñas, así que decidimos que pese la opinión bípeda, iríamos a ver que había, tratando de seguir la huella IGM que interceptaría a la XX-33 por arriba de "Problemas".
DIA 3: LA CHANCE DE LA XX-33 RENACE
Temprano en la mañana levantamos campamento y los seis Jeeps (bueno cinco más la Cherokee…) nos encaminamos a seguir la huella del IGM que nos llevaría al avión. Primero embocamos un camino que lleva a unos emprendimientos mineros hasta que vimos por donde arrimarnos a la huella IGM que teníamos en mente, la cual va bordeando el arroyo que viene del “avión”.
La huella estaba muy borrada y tenía algunos pasos inclinados bastante interesantes pero lo bueno era que íbamos arrimando siguiendo algo parecido a lo que el IGM nos mostraba y pronto estuvimos bastante más al norte que “Problemas”, abrigando la esperanza de caerle por encima a los "Problemas".
Vadeamos el arroyo y cuando quedamos a unos 15 km del avión, la cosa se complicó: el arroyo se encajonó muy profundo, sin posibilidad de bajar a su cauce y la ladera oeste por la que circulábamos se inclinó lo suficiente para pensarlo. Otra vez sopa, los motoqueros aparentemente tenían razón: la huela continuaba pero era un peligroso camino de herradura.
Nos bajamos y nos fuimos a relevar caminando más adelante para ver si valía la pena arriesgar. La caminata por la ladera que veníamos nos puso enfrente a un paredón infranqueable y por enfrente apareció un camino de herradura que llevaba a un escote que nos podía volver a colocar sobre la XX-33 pero ni soñar para chatas, ni siquiera los poderosos Jeeps. Estábamos a 2930 metros de altura.
Nos volvimos e improvisamos el almuerzo con una “frugal” picada en nuestro punto de retorno. Había que seguir probando por otro lado.
Desandamos el recorrido y al volver al camino minero del principio lo retomamos para ver que podíamos encontrar. Hasta llegar a la zona de la mina La Luisa, un enroscado camino con cierto deterioro nos llevó a casi 3200 metros de altura donde se terminó la huella.
Allá abajo el valle que habíamos recorrido
un rato antes
A partir de allí no hay más huellas, pero las pendientes parecen accesibles para volver a la XX-33 por encima de “Problemas”. Lo que no había para nosotros era tiempo, ya que era domingo después de mediodía y ya no alcanzaba para intentar un avance exitoso; además cualquier desajuste nos dejaba afuera del transporte en el mosquito para el regreso.
Más allá de la mina La Luisa, dominado las
alturas
Rómulo, Tuco, Jorge Roca e hijo
El Morsa hace una pruebita de avanzar y con dificultad demuestra que se puede. Sin duda que si hay algún lugar para tratar de llegar al avión (o al menos acercarse más) es por acá. Estábamos a unos 12 km (verificar con GPS y mapas).
El Morsa probando inclinaciones laterales
en las alturas
Al pegar la vuelta, una mirada al sur nos muestra unos hermosos caracoles sobre el cerro Las Loicas, así que no dudamos en ir a investigar, total ahora ya estábamos liberados de objetivos fijos y el viaje se convirtió en una especie de relevamiento de la zona.
Desandamos el camino minero, desechando algunos interesantes desvíos en pos de los caracoles que habíamos avistado. Al llegar al Arroyo de la Línea retomamos el camino al Paso de las Damas para arrimarnos al cerro Las Loicas.
El camino no deja de sorprender con los
paisajes
Allí Mug decide comenzar la retirada porque las reparaciones de emergencia no le parecen muy fiables y en un rapto de racionalidad le pone fin a la aventura. Pepe con Eltizza lo acompañan. Quedamos Morsa y Tuco, Jorge Roca e hijo, Rómulo y Tico conmigo con los cuatro jeeps.
Obviamente esos caracoles eran de origen minero, lo que corroboramos al llegar al pie del cerro, donde había un pequeño campamento deshabitado al parecer temporariamente.
Carteles prohibiendo el paso y los clásicos
obstáculos artificiales de los mineros
Rómulo que lideraba, encontró la punta del ovillo y comenzamos a ascender vertiginosamente por una interminable sucesión de curvas y contracurvas sorteando obstáculos artificiales de esos que dejan los mineros para que los mortales no nos metamos en sus dominios.
Troncos en plena cordillera (?) y una
bocamina
Lentamente ascendemos hasta los 3600 metros donde se termina el camino y donde empieza un espectáculo de 360° de montañas nevadas de colores increíbles donde la inmensidad de la montaña se hace sentir.
Al ir ascendiendo parece ir viendo un mapa
en Earth Google
Glaciares por todos lados
Filosos picos montañosos vistos desde arriba
Más glaciares y lagunas de deshielo
Tico y yo donde parecía que se terminaba el camino
Sentarse en una piedra a mirar el horizonte circular y pensar en los uruguayos y su aislamiento es inevitable, con la diferencia que nosotros sabemos donde estamos, prácticamente no corremos ningún riesgo y podemos salir de allí cuando queremos. Abrigados y con la panza llena. Pequeña diferencia.
El camino no seguía pero había huellas sueltas hacia arriba: la cima del cerro Las Loicas nos esperaba, así que los jeeperos encaran para arriba como si nada.
Las huellas trepaban al cielo y las seguimos...
A 3610 metros se terminó la trepada en Jeep
y estacionamos...
La playa de estacionamiento tenía buena vista...
A 3610 metros, muy cerca de la cima no se puede seguir con los vehículos; algunos seguimos a pie y nos sacamos el gusto de hacer cumbre a 3748 metros. Valió la pena el esfuerzo porque el panorama es aún más amplio y maravilloso.
Comenzó la lenta subida
A cada paso el Earth Google real nos
sorprende cada vez más...
Y llegamos a la cima de Las Loicas
El Pampa en la cumbre
El regreso es más entretenido, porque en bajada empezamos a “puentear” los caracoles hasta donde la pendiente nos deja, con lo cual además de agregarle adrenalina, nos ahorra un montón de tiempo, que por supuesto “malgastaríamos” investigando un poco más.
Caminante no hay caminos, se hace camino al
andar
En la montaña de enfrente la huella que lleva al Paso de Las Damas como un canto de sirena nos atrapó y nos fuimos derechito para allá.
El camino al Paso de Las Damas, al fondo
las dolinas que visitamos ayer y el mallín que se interpuso. Terrible "S" sobre
los cerros....
Dolinas con y sin agua al costado del
camino
Pudimos ver de cerca de las dolinas que se veían desde enfrente, unos agujeros en general llenos de agua muy parecidos a los que habíamos visto ayer pero más grandes. El camino rodea por el este el cordón montañoso hasta que por un abra lo cruza y luego baja por la ladera por un largo tobogán desde donde se veía el valle del Arroyo de la Línea y sus mallines donde ayer habíamos andado paseando. Una enorme "S" que ayer por muy poco puenteamos....
Paisajes de la "S" que conduce al Paso de
las Damas; en las fotos de la derecha el mallín del arroyo de La Línea
Al llegar al valle donde cruzamos el arroyo, la huella medio se pierde, pero GPS mediante conseguimos llegar al Paso de las Damas, donde nos enteramos que le veníamos siguiendo los pasos a Pasión 4x4 de Rosario que habían dejado su estampa por aquí.
Después de cruzar arroyo de La Línea es
paisaje es así, con camino borrado
Confirmo que los amigos de rosarinos
estuvieron por aquí
Tico y su Willys Pelapoyo también llegaron,
aunque lo tuve que remolcar porque no trepaba
Los políticos también llegan aquí....
Cumplido el ritual de la foto en el hito fronterizo, comenzamos a volver con la idea de dormir en Las Leñas o en Los Molles, así mañana llegábamos cómodos a San Rafael y cargábamos los jeeps en el mosquito, cosa que no íbamos a hacer tan fácil…..
DIA 04 ENFRENTE LOS MOLLES
Llegamos casi de noche a Los Molles, nos alojamos en uno de los hoteles y cenamos en el único restaurante, que estaba lleno de jubilados en un viaje de PAMI.
Los Molles y el río Salado
A la mañana nos esperaba un tranquilo enlace a San Rafael pero un … ¿Por que no vamos por el camino de ripio de enfrente del río Salado? seguido de... ¿esta huella que sube por el arroyo Alfalfalito donde irá? nos terminaron metiendo en un bolonqui que puso en riesgo el horario de llegada a San Rafael.
Como el camino de ripio que corre por la ribera norte del río estaba muy malo no nos costó nada encarar una huellita de Viajeros que llevaba a laguna Colorada, total a lo sumo los dos eran malos. Razonamiento offrounico inapelable.
Vimos que por esa huella paralela al río unos kilómetros más al norte, saldríamos a la altura de la laguna Colorada, donde hay un puente sobre el río Salado, donde enseguida volveríamos al asfalto y listo.
La huella, muy deteriorada, estaba
espectacular
En esta subida tuvimos que desinflar porque no había caso
Bueno, la huella era apenas una incipiente sísmica llena de zanjones profundos y además en algunos tramos era de tierra suelta, a tal punto que tuvimos que desinflar las gomas para seguir. Pero lo peor fue al acercarnos a la laguna Colorada, donde con mucho zoom en el GPS ,nos avivamos que el track estaba sospechosamente cortado. Porqué sería?
Al llegar allí lo corroboramos: había que caer a la laguna por una pronunciada pendiente tallada por el agua que había destruido la incipiente huella tallada en zigzag.
La laguna Colorada apareció haciendo honor
a su nombre, pero... ¿cómo bajamos?
El dilema de intentar bajar era el riesgo de la estabilidad física que conllevaba versus volver para atrás con el riesgo de llegar tarde al mosquito. Decidimos bajar: primero la recorrimos a pie y con mucho cuidado inventamos el pedazo de track que faltaba que sin duda es sólo para bajarlo…..
La bajada era medio temeraria, pero que más
daba? No nos íbamos a achicar acá
Como suponíamos, abajo el camino continuaba normalmente hasta un puesto donde por respeto pasamos a saludar al paisano que no entendía que hacíamos por allí.
Después de la gran bajada, la huella
reapareció, desembocando en un puesto
Desde allí un corto enlace de ripio, un puente sobre el Salado y volvimos al asfalto. Sin grandes problemas finalmente llegamos a San Rafael atravesando el Cañón del Atuel, donde en uno de sus recovecos hicimos un frugal alamuerzoantes del horario previsto, donde el mosquito y el micro nos devolverían a Buenos Aires.
Piquete en la ruta a Las Leñas y las
abandonadas vías de trocha angosta antes de El Nihuil
El lago de El Nihuil y el caracol de bajada
al cañón del Atuel
Parada a almorzar en el cañón. En primer
plano, el US Pelapoyo
Y colorín colorado, el intento de llegar al avión de los Uruguayos se ha terminado, por esta oportunidad. Habrá que seguir intentando hasta que alguien lo logre, total los restos del avión seguirán estando allí, con su misteriosa atracción.
Fue un placer haber hecho mi primer viaje con los Jeeperos y espero poder repetir en el futuro.
Agradezco mucho a Tico por haberme invitado a copilotear en esa tremenda nave que es el US Pelapoyo.