ACHUPALLAS
Finalmente, el domingo a las 8:00 estábamos en Ezeiza, en una estación de servicio, los que quedamos: dos motos (El Polaco y Néstor) y mi chata (Coco y yo). Llovía como nunca y creo que los cuatro estábamos ahí porque cada uno no quería dejar colgado a los otros tres. Estaba para tomarse un café y a seguir durmiendo… Pero la buena onda mata mal tiempo y decidimos “ir a ver que pasa”. En pleno aguacero, encaramos el primer enlace por la autopista a Cañuelas, de ahí la ruta 6 a Luján hasta la altura de Villars, donde nos largamos al primer “prime” hasta Navarro, donde visitaríamos la estación abandonada. Las fotos relatan por si mismas este primer tramo Desde la ruta 6 en pleno diluvio matinal, entramos a los caminos vecinales por Villars.
A esta altura, en doble y con las Mud, en la chata iba como por un riel, disfrutando de las acrobacias motoqueras y tomando mate con facturas. Aún nos faltaba para llegar a Navarro. Cada vez más lindo
Cuando uno se aventura a investigar temas ferroviarios casi siempre el resultado es el mismo: desidia, abandono, vandalismo. Son pocos los “Cocos” que en solitario luchan contra eso. Sin embargo, en la estación de Navarro, encontramos a Beto, el antiguo Jefe de Estación que todavía está ahí, como esperando el tren…. En el video, nos cuenta su historia:
Gracias a él podemos disfrutar de momento en el pasado, ya que muchísimas cosas de las épocas de esplendor, aún están allí, impecables, la gaveta de los boletos y la máquina fechadora.
Como correspondía, le informamos al Jefe de estación, que seguíamos para Achupallas, parando en todas y nos extendió los boletos http://www.flickr.com/photos/srzerega/3305478562/in/set-72157614276609921/
Consejo: Si les interesa, no se pierdan la oportunidad de ir a ver este museo artesanal, les encantará verlo y escuchar la historia en Boca de Beto. Nosotros seguimos internándonos en el barro rumbo a Achupallas y a la confluencia 3560.
Dejamos Navarro con la idea de enhebrar las estaciones siguientes por donde se pudiera. Una inoportuna pinchadura (en realidad se descogotó una cámara por andar con muy poca presión en la moto grande) nos demoró bastante apenas salimos. Encaramos el camino a Anasagasti costeando las vías, que si bien firme, tenía una espesa capa de chocolate que a las motos las complicaba. Ni les cuento el camión lechero que encontramos… http://www.flickr.com/photos/srzerega/3304547807/in/set-72157614276609921/
El ritmo se puso muy lento y decidimos no pasar por todas las estaciones. Salteamos Las Marianas y al llegar a uno de los afluentes del Salado, el arroyo Las Saladas, la otra moto pincho una cubierta. Como por supuesto seguía lloviendo, nos guarecimos bajo el puente y mientras reparaban, nos hicimos unos churrasquitos al disco, porque en todo viaje hay que comer un poco.
Seguimos para Villa Moll con las dificultades del barro creciente y con la cubierta de una moto desinflándose lentamente. Pasamos por Villa Moll bajo un aguacero y no paramos a investigar este pueblito que lucía interesante para estirar la agonía del aire encerrado en la cámara. El acceso a Villa Moll no era para autos (pobre gente, sino está de joda como nosotros)
Finalmente, llegamos a 150 metros de la confluencia 35°S 60°O, la que yace, en un mar de soja (para algunos un mar de zargazos….). Es mi captura número 80, registrada a las 17: 35 de la tarde.
Y así se terminó esta salida que empezó con un día horrible pero un objetivo y un grupo de amigos la convirtió en una hermosa experiencia.
Como por ahí escribió Gustavo de Claromecó Realmente quien tiene deseos de salir de aventura, cualquier lugar es maravilloso, pues siempre nos sorprendemos con lo que se descubre durante el andar Los misteriosos puentes de Achupallas siguen ahí, esperando que los vayamos a descubrir…..
Pampa
Marzo 2009