Las travesías mínimas ferroviarias están siempre latentes: un e-mail, un SMS o una llamada de teléfono con alguna propuesta indecente encienden la mecha, que es corta, y entonces con un día de fin de semana nos juntamos y salimos.
Siempre se agrega alguno “nuevo” al grupo de “cazadores de estaciones y afines” y así cada día somos más los que para despuntar el vicio salimos a investigar y conocer estos rincones ocultos de nuestros alrededores, aprovechando para pasar un día con buenos amigos.
La materia prima, tanto de lugares como de interesados, es inagotable; lo primero permite que por un lado siempre se puedan inventar nuevas salidas y lo segundo hace que siempre alguien se queda afuera. Las disculpas para los que esta vez no invitamos pero ir más de 5 ó 6 chatas es demasiado para estos solitarios lugares. Hay que respetar a los pobladores de las hordas curiosas que los asolan….
Yendo al grano, el domingo, no teniendo nada importante para ver en TV (una final del Mundial sin Argentina no tenía nada gracia si uno no es muy futbolero), decidimos ir a redescubrir el ramal Saladillo – San Enrique, clausurado hace muchos años y desmantelado no hace tanto.
Como la onda era ferroviaria y por otro lado estábamos agrupados bajo el lema “NO AL ASFALTO”, el enlace a Saladillo lo haríamos desde Cañuelas por apacibles caminos de tierra siguiendo también la traza del ramal Cañuelas – Saladillo del FCGR, la cual nos depararía algunas interesantes sorpresas.
Con la inestimable ayuda de Gustavo Montero armamos un rosario de estaciones ferroviarias a visitar ligadas en algunos casos por intrincados recorridos por caminos de tierra que se resistían a seguir la traza ferroviaria. Incluso, si todo era muy veloz, hasta teníamos plan para regresar de San Enrique siguiendo la traza del FCGR Bolívar – Lobos, cosa que ni pudimos empezar ya que el día no nos alcanzó.
Fotos por: Gustavo Montero y Sergio Zerega
Información histórica sobre las estaciones extraída de: “Significado de las Nomenclaturas de las estaciones ferroviarias de la Republica Argentina” por Enrique Udaondo, MOP 1942
Parajes de Saladillo http://www.saladillo.gov.ar/index.php?include=contenidos/comunidad/parajes/parajes.php
Para empezar a leer y disfrutar el relato, hacer click aquí. Si te interesa ver algún tramo en particular, el click hay que hacerlo sobre la zona de mapa de interés. En azul el recorrido a la ida y en verde, el de la vuelta.
A las 8:00 de la mañana, frente a la estación CAÑUELAS nos congregamos las cinco tripulaciones del Expreso Suzuki, con una locomotora de 5 puertas y el resto “vagoncitos” de 3 puertas.
Gustavo y Rosalía (GV 3P gris)
Leo y Marcela (GV 3P bordó)
Néstor y Alejandra (Vitara JLX 3P azul)
Rolo y Natalia (Vitara JLX 3P azul “La petisa”)
Pampa y Adriana (Vitara JLX 5P “Pampa 01”)
El clima no era de lo mejor ya que si bien no estaba muy frío, el cielo se presentaba cubierto con pronóstico de lloviznas y lluvias. Sin embargo la ventaja era que no sufriríamos el polvo habitual y tal vez nos divertiríamos con un poco de barro, cuidando de no estropear los caminos innecesariamente.
CAÑUELAS es una excepción a lo que estamos acostumbrados a ver: en casi hora que estuvimos ahí presenciamos la parada de varios trenes de carga y de pasajeros pese a ser un domingo temprano. La estación está bien mantenida y en actividad, lo que la hace rara.
El pueblo de CAÑUELAS fue fundado en 1837, pero el origen del nombre se remonta a 1770 cuando el Virrey Vértiz en una expedición a la región encontró en las márgenes del arroyo que corre por su cercanías, unas plantas de cañas “chusqueas” denominadas en España “cañuelas”. La estación tomó el nombre del pueblo, como en muchos casos.
Pese a la demora de uno de los “vagoncitos" a gas, a las 8:50, veinte minutos después de lo planeado, salimos con rumbo claro y tiempo de viaje desconocido, ya que la idea era ir viendo qué encontrábamos y detenernos todo lo que sea necesario para curiosear y fotografiar.
Salimos de CAÑUELAS por la tierra, pasando frente a importantes estancias, algunas con opulentas edificaciones; en algunos tramos apareció el deseado barro lo que nos presagiaba divertidas horas de manejo, aunque luego no fue así.
El pueblo de URIBELARREA fue asaltado por retaguardia, ya que generalmente los turistas aparecen desde la RN 205, pero nosotros le entramos al revés.
Era muy temprano para un domingo así que casi no había nadie por las calles y estaba todo cerrado. El pueblo parecía desierto y detenido en el tiempo.
Fue fundado como colonia agrícola en 1890 en campos de Don Miguel Nemesio de Uribelarrea, quien donó los terrenos para la estación ferroviaria, la iglesia y una colonia agronómica para los Padres Salesianos.
Nos encaminamos a la estación ferroviaria, devenida en Destacamento Policial, lo que si bien no es lo ideal al menos le proporciona una segunda vida útil aprovechándose para la comunidad.
Por este ramal pasan trenes de pasajeros esporádicamente lo que hace que las vías estén brillantes, pero no es suficiente para permanezca viva ferroviariamente hablando.
Dada su proximidad a la RN 205 y al impulso de algunos viejos y otros nuevos pobladores se ha convertido en uno de los sitios más de moda para el turismo rural y la gastronomía campestre. Mas info en http://es.wikipedia.org/wiki/Uribelarrea y en http://www.uribelarrea.com/
Siguiendo nuestro plan, no volvimos a la RN 205 y nos encolumnamos por el viejo camino de tierra a LOBOS, que sigue parcialmente las vías, donde nos recibió un cartel de advertencia respecto a un peso máximo de 3000 kg por puente deteriorado. Interesante.
Unos kilómetros más adelante apareció un inofensivo curso de agua, el arroyo del Toro, donde un puente sin barandas venía precedido de más carteles del mismo tipo al mencionado. El aspecto no era el mejor pero desde el camino no evidenciaba problemas: todos los puentes de este tipo se ven iguales. No obstante paramos a curiosear su estructura, invisible desde arriba y allí encontramos el porque de las advertencias.
El puente tiene tres pilares de ladrillos, uno de los cuales está descalzado y partido al medio. Ya eso solo lo hace peligroso, pero al mirar la estructura, resulta que… es de madera y está todo vencida y deteriorado !!
Si en los carteles, ponen una foto de lo que veíamos, sería mucho más efectivo: muchos no se atreverían a cruzarlo ya que está “mirame y no me toques”.Seguramente alguna vez alguien subestimará su peso y caerá al arroyo con total seguridad.
Seguimos adelante y el mapa del IGM nos muestra un Apeadero Km 88 alejado de nuestro derrotero pero con una huella accesible, así que vamos por él.
Cerca del paso a nivel, coincidente con lo que dice el mapa, tratamos de encontrar los vestigios del apeadero y sólo hallamos una alcantarilla y una estructura que parece ser el apoyo de un cargadero de animales en una vía secundaria. Si hubo algún andén no pudimos encontrarlo.
El camino ahora sigue pasando por el frente de varios establecimientos rurales y desemboca en la RN 205 en la entrada a LOBOS, estación que dejamos de lado con la idea que eventualmente la visitamos al regreso, ya que no ofrece ninguna dificultad.
Próximo destino es FORTÍN LOBOS, en la laguna de Lobos, la cual no es accesible en forma directa siguiendo las vías con vehículos de cuatro ruedas, ya que los arroyos Salgado y Las Garzas, sólo tienen puentes ferroviarios. Tenemos que ir por la RN 205 hasta la entrada a la laguna de Lobos, por el asfalto.
Al llegar a la entrada al pueblo-balneario, justo al cruzar las vías, resulta que hay que pagar por usar las instalaciones de la laguna, pero en la entrada al pueblo.
La estación, apeadero mejor dicho, estaba tres o cuatro cuadras a la izquierda siguiendo una calle de tierra recostada sobre las vías, sin entrar al pueblo, así que hice punta y sin entrar al pueblo, me dirigí raudo hacia ella. Por la radio me avisan que los controladores municipales me estaban tomando la patente por entrar en contramano en esa calle de tierra (¿?). La verdad que no vi el cartel ya que un minuto antes un auto se había mandado delante de mí sin problemas a la vista y nunca me imaginé estar contramano en una calle de tierra sin tránsito. Claro, la hicieron contramano para que tengas que pagar si o si el acceso, aunque en realidad no accedas.
Por suerte, los buenos oficios de Gustavo y Rosalía consiguieron que me borren de sus registros pagando los 4$ del peaje por cuenta mía, explicando que sólo queríamos ver la estación. Zafé, espero.
Bueno la verdad que el apeadero Km 112,5 ahora denominado FORTÍN LOBOS, no vale ni los 4$ del peaje, así que sacamos las fotos testimoniales y nos fuimos con rumbo a SALVADOR MARÍA, la próxima de la serie.
Lo interesante de este tramo de vías es que, dado que circulan algunos trenes ocasionalmente, no tiene vegetación sobre los durmientes y se ve que es muy usado por los ciclistas, como una especie de ciclovía rural muy pintoresca. Parece un paseo muy bonito para hacer en bici desde Cañuelas o Uribelarrea.
El asfalto llega hasta SALVADOR MARÍA, donde la estación está habitada aunque no encontramos a nadie visible. Bastante entera, tiene sus nomencladores y muchos de los accesorios ferroviarios típicos: bebedero, colgador de lámpara de kerosene, cambios de vías, galpones, etc.
El nombre recuerda a Salvador María del Carril (1798 – 1883), natural de San Juan. En Córdoba se graduó de doctor en jurisprudencia, fue legislador en su provincia y ministro durante la administración de Rivadavia en Buenos Aires. En 1853 figuró como constituyente, año en fue elegido vicepresidente de la Confederación. También fue presidente de la Corte Suprema de Justicia.
En el prolijo pueblo había una carrera de bicicletas en la que nos mezclamos cuando arrimamos a una panadería para conseguir algo para comer, antes de encarar para el lado de ROQUE PÉREZ.
Igualmente, antes se nos cruzaron, o mejor dicho, cruzamos un par de puentes muy interesantes: el ferroviario y el caminero sobre el río Salado que parecían Goliat y David: el ferroviario, un impresionante y gigantesco puente de perfiles de acero gigantescos remachados en caliente y el caminero, una angosta y aparentemente débil pasarela de madera, que parecía más un muelle que un puente, donde hay que pensar dos veces antes de cruzar.
Cruzamos de a uno por la pasarela, musicalizados por el tableteo de las maderas que acompaña el cruce, haciéndolo más emocionante. Desde arriba no impresiona tanto, pero desde afuera si. Es muy lindo para las fotos. Había bastante gente pescando.
Está bastante cerca de ROQUE PÉREZ, adonde llegamos enseguida, estacionando el Expreso Suzuki al lado de uno de los nomencladores, en el medio del cuidado parque en que transformaron el predio de la estación.
El nombre del pueblo y la estación rememoran al Dr. Roque Pérez (1815 – 1871), el cual en su juventud sufrió persecuciones durante la tiranía. Luego fue nombrado oficial del ministerio de Relaciones Exteriores, siendo comisionado para redactar el Código de Procedimientos Civil, Criminal y de Comercio. Después de Caseros, fue catedrático, miembro del consejo de Instrucción Pública, Director del Banco y Casa de Moneda, Diplomático ante el gobierno del Paraguay y presidente de la Municipalidad de Buenos Aires. Falleció víctima de la epidemia de fiebre amarilla, el 26 de marzo de 1871.
La verdad es que está todo impecable: pasto cortadito, canteros llenos de flores, veredas, elementos ferroviarios incorporados como ornamentos, iluminación, cestos de basura, etc. Lo único que a mi gusto es discordante son los estridentes colores con que pintaron los edificios, que me suenan a “pintura regalada”; no obstante están pintados muy prolijos y es sólo una cuestión de gustos.
La nota de color es que acá a mis compañeros los “metí en un brete” y de paso aprovecho para hacer un poco de cultura…
Muchas veces solemos usar la expresión “meterse en un brete” para decir que estamos en problemas o algo así, aunque no se conoce demasiado el porqué de la misma. Un brete es la rampa-pasadizo que se usa para cargar los animales en los vagones o en los camiones cuando se los lleva al matadero. No hay mejor situación gráfica que muestre que estás en problemas y que ya no tienen solución. Y si no pregúntenle a los pobres bichos…
DICCIONARIO DE LA LENGUA ESPAÑOLA - Vigésima segunda edición
brete.
1. m. Aprieto sin efugio o evasiva. Estar en un brete. Poner en un brete.
2. m. Cepo o prisión estrecha de hierro que se ponía a los reos en los pies para que no pudieran huir.
3. m. Arg. y Par. En estancias, estaciones ferroviarias y mataderos, pasadizo corto entre dos estacadas, con atajadizos en ambos extremos para enfilar el ganado.
Desde aquí seguimos las vías una vez más y pronto apareció el cruce del arroyo Saladillo, con un puente normal de hormigón. Desde allí pudimos apreciar otro puente ferroviario aún más imponente que del río Salado que dejamos atrás antes de ROQUE PÉREZ. De casi igual extensión, con seis tramos reticulados independientes y sus cinco pilares, cruza el arroyo en diagonal e invita a ir a verlo de cerca. Y fuimos.
De cerca se confirma la presunción: impresionante estructura reticulada construida con perfiles remachados en caliente que para los que nos gusta la ingeniería es un manual a escala natural de Estabilidad I con sus vigas contraflechadas y apoyos de fundición articulados (fijos y deslizantes) de enorme tamaño. Bastante bien mantenido, solo le faltan las plataformas de madera para guarecerse si te agarra en el medio pasando un tren. Vale la pena conocerlo si les interesan estas cosas.
Próximo pueblo y estación, DEL CARRIL, cuyo nombre razonablemente asociamos a alguna extraña decisión o episodio relacionado con Salvador María de la Carril, cuyo nombre de pila había sido usado dos estaciones más atrás. Incluso pensamos si Roque Pérez no habría tenido algo que ver en “partir al medio” a este personaje histórico. Y eso que no habíamos tomado nada…
Después, averiguaría que en realidad no había relación alguna, ya que este DEL CARRIL se refiere a Don Víctor, donante de las tierras donde se edificó la estación.
Es muy parecido todo a SALVADOR MARÍA, excepto que este pueblo es más pequeño y con mucha menor actividad. Se destaca un enorme edificio que debió ser un típico almacén de ramos generales. La estación está utilizada para algún fin municipal.
Siendo la hora en que el empezaba a picar el bagre, con el dato de la existencia de algunas mesitas y fogones que según Gustavo había visto en una foto de CAZON en Panoramio, nos dirigimos raudos para poder hacer uso de los discos de arado con los que veníamos pertrechados. Aprovechamos a juntar algo de leña por el camino.
Siguiendo las vías llegamos a la estación y pueblo de CAZON, que están inmersos en una cerrada arboleda, que hace honor al famoso Vivero Municipal que lo caracteriza.
El nombre recuerda a Joaquín M. Cazón (1809-1880): hacendado, legislador y uno de los fundadores del partido de Saladillo. Por supuesto, la estación fue edificada en uno de sus campos.
El clima empeoró un poco y pese que aún no lloviznaba, se había puesto bastante más oscuro. Una antena de comunicaciones se perdía en el cielo sin verse su extremo.
Mientras fotografiamos la estación, del mismo estilo que todas las anteriores, vimos las mesitas y fogones del otro lado del predio dentro de una cerrada arboleda de eucaliptos y hacia allí nos dirigimos.
Prendimos el fuego, desplegamos toda la artillería gastronómica, y cuando estaba todo listo para comer… se largó a llover con todo!!!. Tuvimos que pelar las capas amarillas para poder terminar de cocinar.
Rolo, que estaba esperando turno para cocinar, paraguas mediante (¿?) tuvo que hacerlo bajo la lluvia.
Un improvisado AutoMac dentro de cada chata impidió el almuerzo comunitario que teníamos planeado y por supuesto, tan pronto terminamos de comer a las apuradas como pudimos… paró de llover!!!.
No hay mal que por bien no venga, la lluvia acortó el tiempo de almuerzo así que salimos rápidamente de nuevo al ruedo, ahora al final del ramal activo y/o el principio del misterioso y desconocido ramal a SAN ENRIQUE, o sea rumbo a SALADILLO.
Llegando a la ciudad, yo venía cerrando la caravana. En un semáforo me llamó la atención un descampado y unas extrañas construcciones a los lados de la avenida de ingreso, iguales a las que están sobre la RN 205 y que siempre me intrigaron.
Al girar la vista hacia el sur veo una especie de montaña con una construcción y con árboles sobre ella. El GPS me devela el enigma: es lo que queda de la traza del Ferrocarril Provincial Buenos Aires y de la estación GOBERNADOR ORTIZ DE ROSAS, construida para “acercar” la alejada SALADILLO NORTE.
Las construcciones a ambos lados de la avenida son los pilares del puente elevado, que son difíciles de entender porque el terraplén no existe más. Lo mismo que pasa sobre la RN 205, donde encima está todo poblado sobre la traza, lo que la hace indistinguible.
Por supuesto que nos desviamos a visitarla junto con Rolo (los demás ya se habían pasado de largo) y hasta conseguimos subir las escalinatas de esa extraña estación elevada en el medio de la pampa. Desde arriba se ve la magnitud de la obra que se construyó a principios del siglo XX: un largo terraplén para sortear las calles de la ciudad, el Ferrocarril del Sur y la RN 205, con la estación montada sobre su lomo.
Todavía hoy, con el tráfico vehicular actual cuesta pensar para qué la envergadura de semejante obra. Los que la planearon eran muy optimistas o muy inconcientes o eran socios de los constructores…
Igual, la desidia y la ilógica de la política pusieron las cosas en su lugar: sólo quedan los restos de estación y los pilares, seguramente porque nadie necesitó escombros…
Los demás pararon a repostar combustible en una estación de servicio, justo cuando empezaba el partido de la final del Mundial y ahí nos reagrupamos.
Movimos para visitar la estación SALADILLO del Ferrocarril del Sur, que yo había relevado a principios de Abril. Con grata sorpresa, pude comprobar que algo que no me había gustado (“adornaban su frente unos grafitis que no merecía” comenté aquella vez en mi relato de viaje) habían sido eliminados como consecuencia de una repintada general que la hacía mucho más bonita que entonces.
La estación está completa, en actividad y evidentemente hay algunos que se ocupan de ella. Qué bueno !!
El ramal CAÑUELAS – SALADILLO había sido relevado casi completo y ahora nos íbamos a la aventura del desconocido e ignoto ramal a SAN ENRIQUE.
El ramal desde el Empalme La Barrancosa fue habilitado por la compañía Ferrocarril del Sud el 1 de Julio de 1911en terrenos que pertenecían a Nicolás Bruzzone. Los servicios de pasajeros fueron cancelados el 9 de Marzo de 1977 y sus vías fueron levantadas en 1994. En rigor, este ramal nacía unos kilómetros más oeste de SALADILLO en el EMPALME LA BARRANCOSA.
Debido a que después de su levantamiento los caminos pasaron a formar parte de campos privados, el primer tramo hasta SAN BENITO es inaccesible cerca de las vías y por ese motivo para evitar hacer un largo ida y vuelta, no fuimos hasta el empalme precitado esta vez. Igual dejo unas fotos de mi anterior visita cuando viajé hacia GENERAL ALVEAR como referencia.
Para llegar a SAN BENITO tomamos la RN 51 y luego la RN 205 hasta el imaginario paso a nivel y nos sumergimos en su búsqueda. No fue fácil porque los que levantaron las vías se ocuparon de borrar prolijamente todo vestigio de esta estación, aunque podíamos intuir donde había estado la traza.
Don Samuel Ayarragaray solicita, al Ferrocarril Sud, la instalación de una estación ferroviaria cediendo a tal efecto una fracción de campo. Se libra al servicio público el 1 de septiembre de 1924. El actual paraje San Benito fue antiguamente posta de galeras de Don Benito Galindez. De allí deriva la denominación de "SAN BENITO"
La posición del GPS, la traza despojada de vías y durmientes y los vestigios de un brete nos llevaron a unos centenarios árboles con pinta de haber sido brindadores de sombra a la estación.
Saltamos una zanja profunda, sorteamos altos pastizales y la búsqueda dio sus frutos, escasos pero indudables: un tramo de alambrado en pie típico de las estaciones de este ramal, un par de escalinatas de hormigón y un recto y largo escalón, contenido por chapas y durmientes que sin duda era el borde del andén. La posición de la vía principal era consistente con la posición del brete.
La arqueología ferroviaria rindió sus frutos y nos marchamos envalentonados hacia la próxima. El panorama había cambiado respecto del otro ramal.
Teníamos un track sacado del Earth Google que daba un largo rodeo para ir a ESTHER, pero cabezas duras, intentamos por los obvios a simple vista para acortar, que por supuesto dieron con tranqueras y alambrados, propios de la privatización de los terrenos.
Este track teórico nos llevó por arenosos caminos, incluso en un momento cruzamos una especie de cantera de arena, que si no hubiese sido por la humedad reinante, nos hubiera hecho renegar con las chatas; estábamos recorriendo los arenosos tramos del Dakar 2009.
La aproximación a la próxima estación nos demoró bastante ya que tuvimos el mismo problema, cuando a 3 km, en la puerta de la estancia La Esther, con una increíble entrada de añosos eucaliptos, la clara huella que teníamos cruzó una tranquera con candado al ponerse a costear las vías.
Finalmente, un largo rodeo, nos puso de nuevo en el track que teníamos estudiado para llegar a nuestro objetivo, ESTHER. Un cartel “PROPIEDAD PRIVADA – NO PASAR” no nos amilanó y entramos. Con la estación a la vista, a 1300 metros otra tranquera, que esquivamos entrando por el costado de un campo arado, a la espera de los escopetazos de bienvenida. A 350 metros, se terminó la huella y había que entrar por el campo arado. Desistimos porque ya no se podía tomar fotos con buena definición e ir a pie implicaba perder preciosos minutos de luz diurna para las siguientes. Tampoco íbamos a pisotear el campo arado con las chatas.
ESTHER, librada al servicio en 1911 tiene aún el edificio de la estación, una construcción auxiliar para el Jefe de Estación un poco más alejada y se ve claramente el andén. No divisamos los nomencladores, que seguro deben estar en la cabaña que originalmente le prestó su nombre, cuyo propietarios originales eran Don Nicolás Bruzzone e Hijos.
Ya la tarde estaba próxima a morir, así que apurados por aprovechar la luz y entusiasmados por estar pisando las rutas del Dakar, le imprimimos un veloz y divertido ritmo a la caravana por los arenosos caminos.
La aproximación a PUEBLITOS es tortuosa porque la zona está llena de arroyos y lagunas y entonces el camino hace infinitos rodeos y zigzags. Acá se ve que había llovido mucho bastante más ya que las huellas estaban enlagunadas. El trayecto recorrido casi dobla distancia en línea recta entre Esther y Pueblitos.
La curiosidad es que la región es una cuenca importante: en las lagunas El Potrillito y El Potrillo deja sus aguas el arroyo Vallimanca y nace el arroyo Saladillo. Es todo un gran bajo inundable.
Y llegamos a PUEBLITOS con el cielo cubierto, el sol poniéndose en el horizonte y con Iniesta haciendo el gol de España que lo coronó Campeón Mundial de Fútbol en Sudáfrica 2010.
No hay pueblo en PUEBLITOS, localidad actualmente desierta que tomó su nombre del establecimiento de campo del Doctor Tomás C. Salas, quien como es usual, donó el terreno para la estación. Pertenece al partido de 25 de Mayo.
Frente al clásico edificio de un almacén de ramos generales está la estación, con una tranquera con candado que no impide que pasemos a verla de cerca. La estación está solitaria pero enterita. Unos caballos retozan en el andén mientras curioseamos sus instalaciones. Los nomencladores están pero le faltan letras que se infieren por las marcas dejadas por las que se perdieron.
Mientras no entretenemos sacando las fotos de práctica, nos dimos cuenta que el horizonte se había despejado en una franja que dejaba ver al sol claramente. Una típica puesta de sol pampeana, pero algo raro había en la roja figura.
Al hacer zoom con la cámara vemos con incredulidad que el paseo nos estaba regalando la oportunidad, única tal vez, de ser testigos de un eclipse solar. Claro, el eclipse solar que se había publicitado los últimos días para ser visto en Tahití y con suerte en el sur del país, lo estábamos viendo de pura casualidad. Sin querer habíamos encarado una travesía ferroviaria sacando un boleto a un eclipse solar,,,,,
Lo descubrimos porque estábamos en el lugar y hora justa con una máquina de fotos en la mano enfocando cosas cuyo fondo era el horizonte. Unos minutos antes o después en Pueblitos, o el cielo cubierto completamente como estuvo todo el día o Argentina jugando la final del Mundial y ni nos hubiéramos enterado.
Bueno, la suerte hay que buscarla: un domingo, en lugar estar arrellanados en un sofá frente al televisor viendo un partido de fútbol, estábamos a 250 km de casa recorriendo estaciones abandonadas un día frío y casi lluvioso…
Aprovechamos la poca luz para sacar todas las fotos que pudimos y ahora sólo nos quedaba completar el recorrido aunque sea sacando las fotos de los nomencladores.
Siempre a ritmo Dakar, ahora nocturno, llegamos a MAMAGUITA, otro pueblo sin pueblo, que con la luz disponible (casi nada) nos pareció una réplica de PUEBLITOS, pero sin eclipse....
Lo único que pudimos hacer fue saltar la cerca para sacar fotos con flash del nomenclador y del andén de la estación. Pero registramos asistencia dando nuestro presente fotográfico.
Este raro nombre, como siempre, es derivado del de un establecimiento rural que cedió terrenos para construir la estación, propiedad de la sucesión del Doctor Carlos Carlés; a su vez su origen es por un apodo familiar (Mamá Margarita)
Quedaba sólo llegar a SAN ENRIQUE para que el Expreso Suzuki complete el recorrido.
A lo lejos se veían luces que presagiaban que encontraríamos un pueblo con gente. Y así fue, con la particularidad que SAN ENRIQUE está partido en dos: son como dos localidades contiguas, una alrededor de la estación y otra un poco más al este.
El pueblo y la estación tomaron su nombre de un puesto homónimo del campo en que se establecieron, cuya propiedad era ostentada por Doña Concepción Unzué de Casares. SAN ENRIQUE era punta de riel del desaparecido ramal y hasta tiene una canción, escrita por Bartolo Ponce ( Ponceano), creo que un oriundo del lugar. Transcribo un par de coplas:
....
Es punta de riel ya te lo
dije
por que la vía no dio pa' mas
El que se aleja quiere volverse
y el que ha llegado nunca se va.
La estación SAN ENRIQUE está convertida en una vivienda principal y la casa del Jefe de Estación en la casa de los caseros. El andén funciona como garage y es poco lo que podemos apreciar por la oscuridad. El nomenclador no está en su lugar sino que está mirando a la calle, adornando el jardín, aunque en el piso; se ve que no han podido subirlo a los postes que han trasladado, posiblemente por su peso.
La luz apenas alcanza para sacar unas fotos con flash del mismo modo que en MAMAGUITA, suficientes para registrar que llegamos hasta aquí: MISIÓN CUMPLIDA !!!: Habíamos recorrido completo el misterioso ramal Saladillo - San Enrique
Y hasta acá llegamos: el regreso ya no sería por tierra como planeábamos sino por la RN 205. Nos despedimos cuando pisamos el asfalto, así cada uno volvía a su ritmo a casa.
Un hermoso día de domingo paseando con amigos llegó a su fin. Muchas gracias a todos los que se sumaron a esta experiencia y que proporcionaron una excelente compañía.
Y que se repita !!!
Pampa
Setiembre 2010