ESTACIÓN UDAONDO
La salida de hoy era mucho iba a ser mucho más ambiciosa, pero la colocación de los topes de los amortiguadores de ayer me dejó de cama y por lo tanto no dispuse del domingo completo para salir. Así que con los pedazos de lo que había planeado, que consistía en ir a Roque Pérez para tratar de ver algo de los increíbles hallazgos paleontológicos que se realizaron en el cauce seco del río Salado, según publicó La Nación unos quince días atrás, armamos una nueva travesía mínima.
Como el camino elegido era seguir la traza del desmantelado Ferrocarril Provincial desde Brandsen, dado que la salida fue por la tarde, optamos por tratar de “descubrir” alguna nueva estación, así que le apuntamos a Gobernador Udaondo y a Goyeneche. Le propuse a Coco, acompañarme y antes de responderme ya estaba subido a la chata.
Utilizamos parte del camino de la travesía mínima anterior con el objeto de hacer todo el recorrido por tierra y aprovechar para sacar alguna foto de las que no pude sacar la vez pasada.
Primera escala fue DOMSELAAR, con su estación e iglesia de 1876, ahora con fotos propias.
Estación Domselaar
Nomenclador Estación Domselaar
Santa Clara de Asís (1876)
La vez pasada, cerca del río Samborombón, nos había llamado la atención una extraña construcción en el medio de la nada así que ahora nos fuimos derecho a verla.
El cubo mágico de la derecha nos llamó la atención y fuimos
La huella era linda
Ya lo tenemos a mano, cada vez más enigmático: qué será?
La chata esperando nuestra investigación
Una huellita muy poco transitada nos llevó hasta ella y resultó ser un fantástico palomar construido artesanalmente de ladrillos asentados sobre barro. La perfección y simetría de la construcción, seguramente muy antigua, nos dejó asombrados.
Vean el tamaño del palomar
Detalles constructivos increíbles
Cada cosa adentro el palomar....
Resuelto el enigma quisimos seguir por la esa misma huella, pero poco más adelante un alambrado nos hizo pegar la vuelta. Contentos porque resolvimos el enigma del cubo solitario....
Algunas rarezas: un bicho canasto, que hacía años que no veía y un cítrico curioso
Me había quedado con la espina del Puente 11 Bocas, que lo habíamos cruzado sin sospechar lo que había abajo, ya que desde arriba no había nada llamativo.
Varias cosas para llamar la atención en ese puente: primero el cauce completamente seco del Samborombón; segundo el “amable” cartel para recibir a los pescadores; tercero la increíble construcción artesanal de este puente de ladrillos que data de 1930 y sus once bocas, que ahora comprobé personalmente contándolas. Parece que en la zona había buenos albañiles en el pasado, en pocos kilómetros el puente, el palomar y la iglesia de Domselaar.
Cauce completamente seco del Samborombón
No pasar, no pescar, no tirar basura: No rompan los huevos !
Las once bocas, construidas de ladrillo artesanal
El puente data de 1930
Dejando a un costado el camino de la otra vez y aunque Mapear no mostraba conexiones a Udaondo por caminos rurales, le apuntamos “fuera de carretera” y seguimos por los caminos y huellas vecinales sin tránsito reciente tratando de llegar al objetivo. Los caminos se convirtieron en huellas y tuvimos que abrir varias tranqueritas que denotaban que por ahí no pasa casi nadie. Algunos charcos de las lluvias de los días pasados y el aspecto general del área indicaban que sería una delicia transitarlos después de una fuerte lluvia….
Un "camino" vecinal con tranquerita
Único arbolito en varios km a la redonda, todos los nidos allí
Finalmente encontramos un camino principal que nos llevaba directamente a Udaondo, donde tendríamos el plato fuerte, impensado, como casi siempre. Al llegar al poblado, cruzamos el terraplén desnudo del ferrocarril y vimos una construcción que parecía la estación buscada. Estaba dentro de una propiedad privada “Las Marías” y los perros sueltos no eran muy amigables, así que nos conformamos con una serie de fotos a la distancia.
MIS MARÍAS: lo que suponíamos era la estación Udaondo
Vayamos a Goyeneche, a ver que encontramos allí, tal vez con mejor suerte.- pensé
Downtown de Gobernador Udaondo
Mientras comentábamos el encanto que tendría vivir en una vieja estación, seguimos costeando la vías por dentro del pueblo con rumbo a la otra estación y ante nuestra sorpresa pareció a las pocas cuadras…. la estación Udaondo !!!
Y apareció la estación nomás !
El andén y el nomenclador, detenidos en el tiempo
Preguntamos si pasaba el tren y Coco se sentó a esperar....
También estaba en una propiedad privada pero ahora con un acceso amigable y un aspecto muy cuidado. Entramos con chata y todo y vimos a una persona y le preguntamos si nos dejaba visitarla. No sólo nos permitió verla sino que nos contó que su suegro, Roberto González, había sido Jefe de Inspección de la línea, entre otras funciones en el ferrocarril y que al cerrarse el ramal había conseguido comprar la propiedad, donde ahora vive su viuda.
Construcciones auxiliares, aún en pie: una vivienda y el tanque de agua
El galpón principal se lo llevó un tornado, quedó la base
Al rato apareció su esposa, la hija de Gonzalez, Estela Maris y orgullosa nos abrió la estación para mostrarnos los tesoros de su interior, una especie de museo privado impecable. Mientras nos cansábamos de sacar fotos, ella no se cansó de contarnos anécdotas del ferrocarril, ya que ella se crió justamente en la otra estación que queríamos visitar y fue testigo del paso de los trenes que circularon hasta 1961.
El telégrafo de la estación
Roberto González, quien preservó todo esto convirtiéndolo en su vivienda
Un par de carteles simpáticos para agregar a los que fotografió Montero, de cuando seguramente se atendían amablemente los reclamos
Los propietarios de la estación que nos franquearon el acceso y nos pusieron el moño al paseo
Un fantasma se apareció por el andén, atraído por los recuerdos que nos contaba Estela
El show de Coco, cuando no?
Qué era la otra construcción que vimos antes? La vivienda de la cuadrilla de mantenimiento de vías, de arquitectura similar.
Respecto a Goyeneche, nos adelantó que probablemente no podríamos llegar, ya por uno de los accesos, ella no había podido hacerlo por tranqueras cerradas. Igual intentaríamos por algún otro lado. Nos despedimos agradeciendo la típica hospitalidad de la gente de estos pueblos de campo que nos permitió conocer una joyita ferroviaria más.
Más cauces secos
Una tormenta que después no fue, nos acompañó en el camino a Goyeneche, la cual tal nos adelantó Estela se mostró esquiva: a 2,2 km: una tranquera con candado nos dijo no.
Game over: la siempre maldita tranquera que nos frena
Cayendo la tarde buscamos la ruta nacional 3 por un camino vecinal que atravesando la laguna Las Totoras nos depositó en Abott, donde emprendimos el regreso a casa con las últimas luces de la tarde.
Salida a la RN 3: lindo caminito para un día de lluvia
El recorrido completo: 208,8 kilómetros
Hasta la próxima
Pampa
Mayo 2009