LATIÓ LATITUD 50

Doce confluencias de un saque en el interior profundo de Santa Cruz

28 de Octubre al 06 de Noviembre de 2011

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VIERNES 4: CONFLUENCIA REMOTA EN ENTRAÑAS DEL DESEADO

                Ya muy cancheros con el tema el cambio de amortiguador, el trabajo fue un breve trámite. En el taller de Lada en un ratito colocamos el nuevo y de nuevo a las pistas, mejor dicho a la RN03 con rumbo norte, al paralelo 47.

                Nos despedimos otra vez de Eduardo Lada y salimos. Al pasar frente a la tranquera del supuesto acceso a la confluencia 49°S 68°O  había un camión y vimos como el chofer se agachaba a dos o tres postes de la tranquera como buscando algo. Ese algo era la llave de los candados, ya que luego se dirigió a la tranquera y "Abrete Sésamo": la tranquera se abrió. Por radio nos dijimos dejemos que entre y después nosotros hacemos lo mismo…

                Sin embargo nos dio lástima que en una de esas terminábamos perjudicando al pobre camionero por haber dejado la tranquera abierta así que lo que hicimos fue dar vuelta e ir a charlar con él. Obviamente no nos podía dejar pasar pero nos dio el dato de quien era el dueño y como ubicarlo, lo que le agradecimos. Igual hasta que no nos vio partir no volvió a esconder la llave. Decidimos que no teníamos más tiempo para volver a San Julián y que quedaría esta confluencia para otra oportunidad.


Casas de San Julián


Cambiando amortiguador delantero izquierdo en lo de Lada

                    Seguimos hacia el norte sin problemas hasta cerca de Fitz Roy, donde de nuevo empezaron los problemas de los saltitos en una rueda trasera en mi chata: evidentemente estoy meado por los perros en este viaje. A los saltos llegamos al pueblo y la cambié por el segundo auxilio. También aproveché para ajustar la bendita rótula ya que con la rueda afuera vimos que un tornillo no apretaba ya que hacia tope contra el fondo. Auxilios buenos, ya no me quedaban, así que estuve a punto de abortar la siguiente confluencia por las dudas de no seguir jodiendo a mis colegas.. Ni un segundo tardaron en decirme que me dejara de joder y que siguiera. Y por supuesto que me dejé convencer.

                Cargamos nafta y enfilamos para la confluencia 47°S 69°O al sur de Las Heras, donde debíamos atravesar una franja petrolera al norte del río Deseado con pronóstico reservado.

                Nos propusimos ir probando todas las alternativas sin descartar ninguna a priori. La RP43 nos pasó de nuevo por Pico Truncado y al llegar Koluel Kayke, previo paso por lo que queda de la estación ferroviaria, probamos el primer acceso por detrás del poblado.


De nuevo en problemas solucionables, bajo la única sombra que encontramos en Fitz Roy


Acá yo lamentándome y lo inusual: Eduardo trabajando!!!! :)

 
Dos tipos audaces...


Si miran bien, todavía se puede leer KOLUEL KAYKE en el viejo nomenclador


La modesta estación de Koluel Kayke, increíblemente en pie


De madera y chapa, está bastante entera pese estar en el medio de un poblado. Y no está ocupada.


¿A ver que hay adentro? Están las puertas, sanitarios, etc.. No hace mucho debió estar habitada.

 
Las vías están impecables, como en casi todo este ramal

                Obviamente era un acceso petrolero pero nos metimos sin preguntar y  sin violar ningún letrero. Nadie nos paró, pero sentíamos que estábamos en territorio “enemigo”. Cruzamos alguna que otra camioneta y algún camión pero no pasó nada. Al rato cruzamos el río Deseado por un precario puente y la zona petrolera se comenzó a desdibujar; por ahora el peligro de que nos echen había pasado.

                La huella, ahora únicamente de enlace entre estancias se volvió muy entretenida y sinuosa por un buen rato. En un momento nos metió en un gran bajo, por suerte sin agua, que debe ser el fondo de la cuenca de laguna Sirven. Los profundos huellones secos muestran lo complicado que debe ser si llueve.

                Salimos del bajo y apareció el cerro Silva, el cual debíamos rodear para llegar a la confluencia. En un puesto de la estancia Cerro Silva paramos a preguntar porque la huella no coincidía con el track teórico y muy amablemente nos indicaron que íbamos bien, que el camino era el que iba a la estancia Friederichstadt más al sur.

                Seguimos, cruzando algunos cauces secos pero evidentemente caudalosos en época de lluvias y fuimos arrimando lentamente a la confluencia por las huellas previstas. El paisaje se volvió muy interesante y montañoso, lejos de la meseta plana que imaginábamos. El Zanjón del tejido tenía algunos sectores con agua y revelaba que en épocas de lluvia debe ser potente.

                A tres kilómetros de la confluencia dejamos la huella principal y desviamos por unas muy tenues que coincidían con el track y casi a campo traviesa llegamos con exactitud nuevamente sobre una confluencia. Otra más, la undécima.

                Fotos, festejos y decisiones. Había entusiasmo por ir a buscar la confluencia 47°S 70°O más al oeste pero nos poníamos menos que justos de tiempo para volver. Con dolor la dejamos para la próxima, considerando que el acceso interesante es por acá, no por la RP39.


Las huellas después del río Deseado estaban buenas pero no quiero pensar si no hubiera estado tan seco


Por muchos kilómetros circulamos por un extenso bajo inundable, la cuenca de la laguna Sirven, por suerte seco


Se empieza a recortar en el horizonte el cerro Silva, en cuyas espaldas está el objetivo


Lentamente nos arrimamos al Cerro Silva de 785 msnm. Esta es su cara norte


Al comenzar a rodear el cerro Silva, nos topamos con el Zanjón de Tejido sobre la huella a la estancia Friedrichstadt


La cara sur del Cerro Silva, ya muy cerca de la confluencia


Justo donde están las chatas está la confluencia


Los GPSs y los ceros que buscamos. El mío, con algo de tierra después de una polvorienta semana


El terreno visto desde la confluencia


La confluencia vista una elevación cercana, con el cerro Silva de fondo

 
Había un poco de viento...

                Decidimos salir derecho a Las Heras en lugar de desandar el camino de ida; si bien era bastante más largo en total, buena parte sería por el asfalto de la RP43.

                Pasamos al costado de la laguna y el cerro Sirven, donde nos desviamos para curiosear lo que parece ser un cráter de impacto, muy interesante. Seguimos hasta alcanzar el valle del río Deseado, el cual cruzamos y de nuevo a meternos con los petroleros. Anochecía.

                A lo lejos vemos las luces del tránsito rápido de la RP43 y nos alegramos; sin embargo al acercarnos vemos una casilla de control con dos barreras: la de entrada levantada y la de salida baja. Y ahora? A ver si nos hacen volver - pensamos.

                A esa altura del partido la decisión fue tantear la situación: bajamos las luces y nos arrimamos lentamente al control. El guardia debía estar dormitando ya que no salió enseguida. Entonces rápidamente decidimos eludirlo: nos cruzamos de mano y cruzamos la barrera abierta sin detenernos y luego aceleramos.

                Por los espejos, al ratito, vimos como alguien bajaba la barrera. Lo habíamos sorprendido, nunca pudo imaginar de dónde veníamos porque no nos había visto entrar.

                Finalmente por el horario, decidimos ir a Caleta Olivia, donde llegaríamos a tiempo de  cenar y alojarnos cómodamente en el Hotel Roberts, al igual que en 2009.


La laguna Sirven tiene todo el aspecto de un cráter de impacto


Rumbo a la desconocida laguna Sirven,


Nos fuimos arrimando pero en vivo no era tan clara la forma de cráter de impacto



La laguna estaba prácticamente seca y con algo de riesgo nos metimos dentro

Una vez dentro se tiene cierta sensación de estar dentro de un cráter pero no hay más evidencias que esto

 
Un poco más al norte bordeamos el cerro Sirven, sin conexión con el cráter y la laguuna


Regalo final del día: exquisitos atardeceres patagónicos

SÁBADO 5 : EL REGRESO POR RN03, CON OTRA CONFLUENCIA

                    Ya en los últimos estertores del viaje, desayunamos y salimos con rumbo a casa por la RN03, la cual evidentemente no le sentaba a mis neumáticos: otra de las ruedas traseras volvió a dar síntomas de ovalización. Al llegar a Comodoro, decidí no dar más vueltas al asunto (literalmente) y comprar dos cubiertas nuevas ya que el riesgo era pinchar una rueda y tener que andar muy despacio hasta donde conseguir una. Tenía por delante el largo y solitario enlace hasta Trelew y no era cuestión de tentar a la mala suerte.

                Con las cubierta nuevas, el andar se volvió excelente y volvimos a retomar la RN03, después de espantarnos por el costo de una comida rápida en el patio de comidas de La Anónima en Comodoro, casi lo que cuesta comer en un restaurante bueno de Buenos Aires.

                La RN03 pasa cerca de dos confluencias, que si bien fueron visitadas no dejaban de ser una tentación, así que no quedó otro remedio que desviarnos un poco.

                La primera, la confluencia 45°S 67°O se encuentra 4 km al este de la ruta y un camino a una cantera parece acercársele bastante. Nos metimos pero no logramos acercarnos a menos de 1.5 km alambrados de por medio y con espesa vegetación. La proximidad del casco de una estancia y el tiempo que nos demandaría ir a pedir permiso obligatoriamente y eventualmente acceder nos hicieron desistir y aprovechamos para tomarnos unos mates adentro un bonito cañadón.

                Retomamos la ruta despreocupadamente y si se podía haríamos la 44°S 66°O. Al llegar a sus cercanías, al no tenerla estudiada no encontrábamos por donde se entraba pese a que recordaba que era fácil. Al final había que pasarse un poco y volver para atrás. Había que entrar por una tranquera sin candados y la huella conducía a menos de 100 metros de la confluencia, pasando cerca de un puesto que al menos ahora estaba desierto. No nos costó nada lograrla y de ese modo obtuvimos la presea número doce del viaje, igual número que en el viaje anterior.

            Ahora sí cerrábamos la cacería, trece  es un número de mal augurio, así que no intentaríamos más.

            Sin novedades seguimos hacia el norte y la nochecita nos sorprendió en San Antonio Oeste, donde nos alojamos en el motel que está sobre ruta.


Como siempre, un poco de adrenalina: era camino privado pero la tranquera no tenía candado. Mas adelante el puesto desierto


Otra vez caminando rumbo a la nada patagónica

 
Dos potencias determinando la confluencia con precisión


Casi nos caemos del mapa del Oziexplorer para lograr los ceros


Las chatas vistas desde la confluencia


Festejo habitual con mi amigo Pablo y la foto del grupo sobre la huella que nos trajo aquí


Regresando por la huella

DOMINGO 5 : ETAPA FINAL A CASA

                Por la mañana desayunamos todos juntos y allí nos separamos. Christian y Pablo se iban para el Alto Valle  y Eduardo y yo seguímos a Buenos Aires.

                Sin contratiempos, salvo un poco de tránsito después de Cañuelas, a la nochecita estábamos de vuelta en Buenos Aires, después de dos amortiguadores, dos cubiertas, doce confluencias, diez días y 6880 kilómetros de profunda Patagonia.


Eduardo por fin pudo pilotear una chata como la gente y sin perderse (andábamos cortos de GPS)


Una rareza: cruzamos un tren en la RN51 cerca de Azul


El muy bonito acceso a Saladillo (el GPS nos mandó por camino más corto...)

 
Llegada a casa, 6580 km después

Hasta la próxima !!!

 

Pampa

Mayo 2015

 

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