VACACIONES 2011- EL BOLSÓN DESCONOCIDO Y ALGO MÁS

DÍA 9: Domingo 30 de enero de 2011]
CORTANDO CAMINO EN DIAGONAL ENCONTRAMOS UN FORTÍN

GUATRACHÉ

                Como a la mañana el tanque amaneció sin pérdidas no menguó el ánimo exploratorio; por lo tanto haciendo uso de las bondades de la geometría, decidimos utilizar una hipotenusa de tierra, en lugar de dos catetos de asfalto, con el falaz argumento de acortar camino.

                Primero hicimos escala en la magnífica estación  de Guatraché, testigo de algún pasado esplendoroso y de mis aventuras en el Acueducto del Río Colorado, cuando teníamos un gigantesco obrador en su predio.


Instalaciones de llegada del Acueducto del Río Colorado a Guatraché


El pasto en las vías sugiere abandono

 
sin embargo está convertida en una oficina de turismo municipal muy coqueta

 
a tal punto que parado en el andén te parece que algún tren podría llegar de nuevo en cualquier momento.

                De allí nos fuimos al prolijísimo pueblo pampeano de Colonia Santa Teresa, próximo al Meridiano V, donde empalmamos nuestra hipotenusa hacia Carhué. El meridiano V es el límite entre las provincias de Bs. As. y La Pampa y en muchos tramos está materializado con un camino que lo recorre. La curiosidad es que allí las rutas transversales cambian de dirección: en La Pampa son Este-Oeste y en Bs. As. son Sudoeste-Noreste, como apuntando a la capital del país. Se ve clarito en Google Earth.



Todo es prolijidad en Santa Teresa: pueblo de campo que conocí bastante por cuestiones de trabajo



El famoso Meridiano V, que divide Buenos Aires de La Pampa y "quiebra" los caminos transversales

                La hipotenusa de suelo de tosca dura (el famoso cemento indio) nos sorprendió con grandes lodazales producto de alguna torrencial lluvia cercana. Embarramos la chata hasta el techo…


Así era la diagonal cuando estaba seca


y así cuando encontrábamos charcos


Pampa y Señora disfrutando lo que quedaba de las vacaciones

ESTEBAN GAZCÓN

                El paisaje es bonito ya que la zona está sembrada de colinas; en el medio visitamos el aislado poblado de Gazcón, casi desierto un domingo a la mañana temprano.


La calle principal de Gazcón, muy prolija y casi desierta, con su moderna estación de servicio



La estación Gazcón sólo es un mudo testigo del paso de cargueros de Ferroexpreso Pampeano

                Por momentos malísimo y por momentos excelente, el camino nos fue acercando a Carhué, mejor dicho a Arturo Vatteone, una estación fuera de servicio a la vera del lago Epecuén que muchas veces había postergado visitar. Cruzamos el Camino del Hilo (RP60) y nos adentramos cruzando algunas tranqueras.


Cerradas formaciones de pájaros salían a saludar a quien se aventura por estos caminos

 

Postales de la Hipotenusa

ARTURO VATTEONE

                Arturo Vatteone es una estación imponente de dos pisos y como es costumbre, en el medio de la nada. Vaya a saber cuál fue el motivo de semejante construcción. Al aproximarnos a la misma vimos que estaba habitada y no tardó en aparecer su morador, Don Parajón, un moderno ermitaño de pasado de conurbano bonaerense que se cansó de las vicisitudes de la ciudad y se vino a vivir aquí, su lugar en el mundo. Compró un campito adyacente a la laguna y luego alquiló el edificio abandonado de la estación y se afincó aquí. Nos contó en detalle la historia de su vida y lo bien que le hizo tomar la decisión de venirse a vivir aquí. Vivir mejor con menos.


Una ex-pulpería semi abandonada y a los lejos, Vatteone, que de lejos parece el Club House de un country


Como pueden ver el edificio es imponente en tamaño y calidad de construcción

 
¿Alguna vez semejante andén habrá albergado la cantidad de gente para lo que estaba diseñado?



El nomenclador con mi clásica foto y el paisaje del lago Epecuén que se ve desde la estación


Don Parajón posando conmigo y con su perro akita (igual que el de Guillermo..)

                Le pregunté acerca de un fuerte que había visto en un blog de Héctor Benedetti y con sorpresa nos dijo que estaba dentro de su campo, en la colina que se veía al este y que podíamos visitarlo si nos interesaba. Capaz que no íbamos a ir…

                Nos despedimos prometiendo volver a visitarlo y de yapa me dio el dato que podía salir del campo costeando las vías en lugar de hacerlo por el camino, que me iba a sorprender.

                Visitamos el fuerte, que sobre la cima de una colina, permitía tener una perfecta visión 360° de los alrededores. Lástima que no esté todo lo conservado que se merece semejante monumento histórico. Si hasta todavía parece que se van a ver venir los malones, aunque nos cuenta Héctor en su blog, no fue realmente un fortín de la época de la conquista del desierto sino una evocación construida en 1920 como homenaje. Lindo lugar para acampar alguna vez...


En la cima de una colina aparecen los restos del fortín



No podíamos dejar de sacarnos algunas fotos en ese misterioso sitio

 
Así es la vista desde el fortín

                Salimos siguiendo las vías y la sorpresa no tardó en aparecer: encontramos el lugar donde la naturaleza logró vencer a la invencible topografía ferroviaria inglesa. ¿Habrá sido diseño inglés? No creo, debe ser la excepción que confirma la regla. Lo investigaré alguna vez

                Ante nuestros ojos, contemplamos como se habían literalmente desmaterializado los terraplenes dejando los rieles y algunos durmientes desparramados en el campo, colgando retorcidos de las sólidas construcciones de los puentes y alcantarillas, que resistieron un poco más.


No entendía muy bien que era esa escultura tipo Marta Minujín

 
Un puente sin nada que unir, rieles colgando...??

La naturaleza venció a los ingleses: la inundación se comió los terraplenes y por ahora sobrevive una alcantarilla



Desde arriba de la alcantarilla el espectáculo es dantesco, considerando que aquí no hubo un sismo...




Hojaldres metálicos: el poder del agua sobre el acero


Pampa 02 esperándome...


Regresando satisfecho: punto final de las vacaciones 2011

                Al acercarnos no podíamos creer el devastador efecto de las aguas salobres sobre los rieles y los pesados perfiles de acero convertidos en gigantescos hojaldres metálicos de ahora dudosa resistencia. Eran modelos perfectos para sacar insólitas fotos artísticas.

                La muestra de la fuerza de la naturaleza fue el broche de oro de unas hermosas vacaciones sureñas.

                Luego tomamos el asfalto y emprendimos el regreso a casa. Aunque tuvimos un episodio más. Después de Bolívar, la chata empezó a perder velocidad lentamente, como cuando hay viento frontal, que fue mi suposición inicial.

                En un momento paré y vi que no era la causa, porque no había viento. El fenómeno siguió agudizándose y para hacerla corta cuento el final: llegamos  a casa andando en primera a 20 km/hora, después haber revisado filtro de aire y filtro de nafta por el camino. Aparentemente se tapó el catalizador, pero eso será materia de un artículo en la sección de mecánica.

                La Pampa 02 me hizo renegar un poco pero empezó a mejorar: al menos llegó a casa andando después de 4200 km, buena parte de ripio y offroad.


Pampa
Abril 2011
 
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