PROYECTO TODO EL SAMBOROMBÓN

TRAMO 10 – ENTRE ESTANCIA SANTA MARÍA Y CORRAL DEL INDIO (18,7 km)

23 de Febrero de 2013

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Recorrido del décimo tramo, uno de los más duros hasta ahora

                Ya estamos tomando ritmo nuevamente !!!

                Sin mirar si el pronóstico meteorológico era favorable o no, programamos para el sábado 23 un ambicioso recorrido de 35 km de río desconocido y 25 km de enlaces por huellas rurales; la convocatoria tuvo resultado masivo ya que finalmente fuimos ocho participantes, con la novedad del ingreso al selecto grupo de locos samborombonescos de Federico Fernández, que sin conocernos se animó a participar.

                El equipo para este tramo se compuso de Matías, Enrique, Elsa, Raúl, Fabio, Pablito, Federico y yo. Ocho en total.

                Nos autoconvocamos a las 9:30 en los pilares de la ochava de la estancia El Campero en el acceso a Escribano para luego entrar en conjunto a la estancia La Cinchada, con quienes habíamos contactado y nos facilitaron el ingreso para dejar los vehículos y para circular por su interior.

                Más o menos nos encontramos a esa hora, quedando en claro que íbamos a tener que luchar contra el viento que lucía bastante fuerte aunque probablemente nos perdonara un poco el calor.

                Con los cuatro vehículos ingresamos en La Cinchada, siendo recibidos muy amablemente por su encargado, Ezequiel, quien nos dio algunos detalles de lo que encontraríamos en el recorrido. Estacionamos cerca del casco de la estancia, a unos tres kilómetros del río, armamos las bicicletas y salimos a bebernos (mejor dicho a atragantarnos con el viento)


Entrada a La Cinchada

 
Ensillando los corceles bípedos en La Cinchada

                Llegar al río no fue sencillo, ya que de movida nomás tuvimos que emparchar cuatro cubiertas, lo cual era un mal presagio, atentos a que prácticamente hasta ahora creo que en total en los nueve tramos anteriores nunca tuvimos tantas averías acumuladas. Además no había huellas de vehículos y el pasto alto y los alambrados nos dieron bastante trabajo; no obstante alcanzamos el final del tramo nueve coincidente con el inicio del tramo diez.


Empezamos recorriendo un maizal


Alambrados cruzamos unos cuantos....


A campo traviesa buscando el río


Maniobra en equipo para cruzar alambrados y boyeros: Pisar y pasar


Rumbo al río en manada !!!


A la vista el inicio del décimo tramo


Llegamos al punto de partida del tramo diez, después de tres kilómetros intensos !!!

                La alternativa de máxima era llegar frente a la estancia Pancho Díaz (Las Pipinas) recorriendo unos 33 km de río para luego volver por 22 km huellas a través de las estancias San Leopoldo y Loma Alta; si se nos pusiese complicado, habíamos previsto una alternativa de escape a la altura de Corral del Indio (Verónica) después de 18 km de río y 20 km de enlaces internos pasando sólo por Loma Alta. Sumados a los 3 km ya hechos teníamos 58 y 42 km totales a recorrer en ambas variantes.

                Nos teníamos fe para la vuelta larga…

                Empezamos bastante bien porque se continuó repitiendo el terreno del tramo anterior, es decir el río con un cauce pequeño, lleno de meandros y bien marcado sobre una extensa planicie con vegetación muy escasa. En los primeros 10 km sólo tuvimos que atravesar algunos manchones de duraznillo y saltar unos cuantos alambrados, que a la postre no tenían relevancia frente al fuerte viento en contra. Pese a todo podíamos avanzar firmemente en el orden 8 a 10 km/hora, lo que no estaba nada mal para el esfuerzo que demandaba.

                Como nos tiene acostumbrado, el río se presenta cada vez más lindo, más agreste, debido a que transitamos por áreas generalmente vedadas al público. Nos llama la atención la cantidad de peces que parecen no ser molestados por nuestra presencia porque por cientos de metros,  carpas y  lisas nos acompañaban mostrando sus lomos y sus acrobacias en la poca agua que tiene el río. Las riberas están repletas de cuevas de coipos de los cuales sólo pudimos ver uno solo. Nos cansamos de ver pájaros, víboras, sapitos, etc. en un ambiente de extrema tranquilidad.

                Ojalá siempre se mantenga así.


Los primeros metros del rio tiene las riberas tapizadas de vegetacion baja y "transitable"
(si alguien sabe como se llama esta planta, me interesa saberlo)


Después tuvimos que luchar con los duraznillos


En la costa de enfrente, un solitario arbolito contempla perplejo algo inusual como ocho bicicletas copando la margen opuesta


Más duraznillos, aquí con sus frutos morados


Otra hermosa vista, con un pequeña isla en medio del cauce engalanandolo


Aquí, con la barranca más alta, el terreno es apto para cultivo. Es la estancia El Rosario


Mas duraznillos, un meandro y cientos de cuevas de coipos sobre las barrancas


Se ralearon los duraznillos y tuvimos un poco de playa, apareciendo los primeros meandros


Amplia curva, linda para pedalearla


Y por supuesto la pedaleamos...


Esta foto podría haberla sacado del Manual del Alumno Bonaerense como un ejemplo de un río de llanura


Esta zona es una de las inundables, de acuerdo a lo que se veía en las fotos satelitales previas


No siempre, pero aparecen sectores salitrosos cada tanto. Influencia del mar?


Según el IGM, cerca había un vadeo denominado paso Las Varillas. Trataba de ubicarlo con el GPS


Llegamos al punto indicado en el mapa pero la verdad no encontramos vestigios del vadeo. Aprovechamos para descansar un poco


Vaya a saber que cuento respecto al tamaño del pescado nos estaba metiendo Raúl...


Algunos bichos que encontramos


Si miran bien podrán notar las estelas de las carpas y lisas en el río


Una víbora haciéndole un piquete a Raúl

               Después del descanso en el Paso Las Varillas (o al menos en el punto que así se llamaba en el mapa del IGM), circulamos un buen trecho por una zona de características similares: el río poco profundo pero encajonado, describiendo grandes curvas y con poca vegetación. Sólo molestaba el viento para pedalear. Al acercarnos al Corral del Indio, justo antes de ingresar a la "península" donde está el viejo puente dique de hormigón semidestruido, el cauce se volvió casi plano y no hubiera costado nada vadearlo.


Río poco profundo, levemente encajonado


Amesetado en sus márgenes, cuando se desborda esto debe ser una gigantesca laguna


Empiezan los meandros de nuevo

 
Cada vez el río es más enroscado y hermoso


Hasta que otra vez cambia sus características


Y se vuelve completamente plano y casi sin agua


Podríamos haberlo vadeado si queríamos

                Lamentablemente a medida que llegábamos a Corral del Indio el panorama agreste cambió. La facilidad de acceso desde Verónica hace que se acerque mucha gente y se sabe lo que ocurre: pescadores desaprensivos y basura no son una buena combinación. Encontramos tramallos cruzando el río de costa a costa que seguro se llevan todo lo que encuentran. La costa más afectada es la norte, por donde se puede acceder con vehículos, pero también hay basura sobre la costa sur. No se nota tanto debido a la muy alta vegetación que llega hasta el borde la barranca, que en esta zona es bastante más marcada.


Vean los "pescadores" depredando el río con tramallos

                Acá se complicó mucho nuestro avance con las bicicletas ya que no había alternativa: las pequeñas playitas tenían mucho barro así que había que andar por arriba. Fueron varios kilómetros donde a veces ni siquiera veíamos el manubrio dela bicicletas, inmersas en la vegetación: imaginen lo que es pedalear por allí, muy duro y muy lento, raspándonos permanentemente las piernas con una especie de abrojos escondidos tras las hojas con constantes detenciones para descanso e hidratación. La calificación de este sector fue “impiadoso y despiadado" para con los ciclistas.


Inesperadamente la ribera sur se puso más agreste


No había huecos por donde pasar, ni siquiera huellas de animales


Sin alternativas, pusimos la baja y encaramos...


La vegetación cada vez más alta y espesa pero, tozudos, seguimos


Por momento no se veía el manubrio. No saben como esmerilaban las piernas esos capullitos pinchudos

 
Apenas pudimos, pedaleamos por las playitas pese a que estaban bastante inclinadas, con riesgo de hombre al agua


La ribera norte era igual y da una clara idea de por donde andábamos


Si bien todavía faltaba para Corral del Indio, aparecieron los primeros restos de hormigón
Esto debió ser un pequeño muelle cuando existía el embalse


Pese a que faltaba poco, paramos a descansar un poco. No dábamos más...

                Justamente en Corral del Indio, el río hace un gran meandro de 1,5 km de longitud y vuelve paralelo separado por no más de 400 metros. Recorrer la periferia de esa lengua de tierra fue terrible hasta que finalmente alcanzamos los restos del viejo dique-puente de hormigón parcialmente destruido por alguna creciente del río.


La lengua de tierra de 200 m de ancho y 1500 m de largo que forma el río en Corral del Indio

                Dado lo avanzado de la hora (habíamos tardado más de cuatro horas para hacer los primeros 20 km) y por la pinta de cómo venía lo que seguía, decidimos abortar aquí el tramo 10 ya que  se nos iba a hacer de noche en el supuesto que soportáramos el cansancio. Además nadie quería postergar el varias veces postergado disco del “tercer tiempo”

                Llevamos una bici simbólicamente sobre el puente y nos sacamos la foto grupal para el recuerdo.


Lo que queda del puente-dique de hormigón de Corral del Indio


Enrique no pudo con el genio y puso la bici sobre el puente. No era muy fácil por el cansancio pero se sacó el gusto!


Los ocho locos: Pampa, Elsa, Pablito, Fabio, Enrique, Raúl, Matías y Federico


Imágenes del destruido dique-puente, cuyo objeto era embalsar y retener agua para las sequías


Panorama desde el puente



El río parece manso pero fue capaz de llevarse puesto el dique en alguna crecida


Aguas arriba y aguas abajo del dique puente. Acá comenzará el tramo once.

                Salir de allí hasta la estancia Loma Alta no fue muy sencillo ya que la alta vegetación continuaba y no había senderos. Después de un par de kilómetros de luchas contra el pastizal, encontramos primero una huella de herradura que nos permitió avanzar mejor y luego apareció una huella vehicular decente. Curiosamente, lo que había dibujado desde el Earth Google era la huella de herradura, increíble la definición…

                Por fin entonces pasamos de los tortuosos 6/7 km/h a casi 20 km/h ayudados por el viento que ahora no estaba del todo en contra. Así recorrimos los caminos internos de Loma Alta y La Cinchada para volver adonde habíamos dejados los vehículos.


La salida no fue fácil, teníamos un track dibujado pero no tenía correlato real


Por todos lados el pastizal había cubierto todo y daba igual cualquier trayectoria....


Hasta que apareció una huella de animales que a esa altura nos pareció una autopista


A medida que avanzábamos se iba ensanchando


Siempre se atraviesa un alambrado en nuestro camino, pero estamos cancheros



Atravesando el casco de Loma Alta


Casco de Loma Alta: nuestro próximo parking?


Un viejo galpón y la tranquera de acceso de Loma Alta


Pablito y Fabio saliendo de la estancia Loma Alta

                En La Cinchada, mientras volvimos a guardar las nobles bicis para el regreso, reapareció el inefable disco de arado donde cocinamos hamburguesas, churrasquitos, verduras, huevos y otras yerbas para reponer las energías gastadas en siete horas de duro pedaleo.

                Mientras tanto nos visitaron el propietario de La Cinchada y su encargado Ezequiel que, como de costumbre, nos ilustraron con curiosidades e historias de la zona, siempre muy jugosas, como por ejemplo el muelle “en seco” que construyeron para cuando una vez al año el río crece e inunda todo,  la salvación para acceder que es nuestro conocido terraplén de Escribano para cuando llueve mucho, el consejo para que la próxima visitemos el casco de la estancia Santa María, los cuidados que debemos tener cuando lleguemos a los cangrejales, etc…


Llegada al parking en La Cinchada


En pleno desensillado


Posando con el amable encargado de La Cinchada, el amigo Ezequiel, a quien le estamos muy agradecidos


Raúl haciéndose amigo del caballo de Ezequiel


Volvió el disco!!! Estábamos desesperados por reponer energías

                En definitiva, casi oscureciendo nos despedimos y quedamos en volver para realizar el tramo 11, que discurre casi todo dentro de la estancia Loma Alta.

                Catorce horas después de partir por la mañana, todos estábamos en casa para recibir nuestro merecido descanso.

   Hasta la próxima, en el tramo once !!!


Pampa
Marzo 2013

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