UNA CONFLUENCIA Y UNA FERROVIARIA IMPENSADA EN LA LÍNEA SUR RIONEGRINA
DIA 3: Los talleres de El Maitén y la Ex-Ruta 40 (Parte II)
Inesperada visita guiada a los talleres de El Maitén – Perdí la billetera – Ni nos asomamos a la 42°S 71°O – Ñorquinco - Estación Ñorquinco – Intento a Fitalancao por la retaguardia – Barro hasta aburrirnos – Puesto de Don César González - Por la vieja ex Ruta 40 - Chacay Huarruca – Chenqueniyen – Las Bayas – Pilcaniyeu – Estancia San Pedro – Alicurá
Ya que no habíamos ido a la confluencia, decidimos ir a conocer la estación Ñorquinco por la RP 76, bastante poco transitada; la encontramos a unos pocos kilómetros siendo muy parecida a la de Cerro Mesa, pero sin pueblo alrededor. Sólo un puñado de las mismas casitas ferroviarias como las de Mamuel Choique, pero habitadas (o intrusadas, no sé)
La "estación" de Ñorquinco
Varias vías secundarias, denotan que tenía alguna
importancia operativa en el pasado
Las casas del barrio ferroviario, muy lejos del pueblo de
Ñorquinco
A lo lejos vimos un puente sobre el río Ñorquinco y con un poco de offroad fuimos a conocerlo.
A campo traviesa fuimos a buscar el puente
Un duelo a puros clicks fotográficos
Hermosa postal del puente ferroviario sobre el Río
Ñorquinco
Artística foto de la Suzuki estacionada sobre el terraplén de La
Trochita
Volvimos sobre nuestros pasos, volviendo a pasar por Ñorquinco y ahí Pablo sugirió tomar una huella que nos permitiría cortar camino (¿?) y de paso conocer la única estación que nos había quedado colgad, Fitalancao, en la parte más alta del recorrido de la Trochita. La huella estaba marcada en el plano del ACA y encontramos su origen enseguida, así que nos metimos. A los pocos kilómetros la huella se puso linda, es decir que se desdibujaba y como la nieve se había empezado a derretir tenía un barro infernal, o sea lo ideal para olvidar la pérdida de los documentos.
Uno de los tantos vadeos del río, acá mas bien un
arroyo, Ñorquinco
Huellita barrosa, después sería en serio
Aparecieron vadeos, bifurcaciones, tranqueritas y avanzábamos firme hacia Fitalancao, cuidando de no estropearla donde estaba buena, pensando en los puesteros.
Vadeos y huellas
Huellas y vadeos
En un momento empezamos a torcer al oeste alejándonos del objetivo y ahí aprecio una mujer que nos dijo que estábamos camino a Fita Michi y no a Fitalancao. Que no sabía muy bien por donde se iba, pero que su marido en el puesto cercano tal vez nos podía orientar. Encontramos a Omar Pesce en el puesto y amablemente nos explicó que camino libre no había, que él había ido a caballo tiempo atrás y que creía que por ahí no íbamos a poder pasar con las chatas. Nos explicó el recorrido y dada la escasa distancia a Fitalancao (solamente 8,5 km) elegimos ir a ver que pasaba.. Si no podíamos, volvíamos y listo.
De acuerdo a sus indicaciones, vadeamos el Ñorquinco, pasamos al costado de una tapera y embocamos un corredor entre alambrados, que tenía una incipiente huella que cruzaba varias veces el arroyo, atravesando mallines y algunos retazos de vegetación, por supuesto con barro al por mayor. Lo bueno que no era un camino, así que no molestábamos a nadie.
Habrá que seguir vadeando nomás....
Pasamos al costado de una tapera.....
hasta que encontramos el callejón entre alambrados.....
y avanzamos a Fitalancao raudamente
atravesando y divertidos patinosos barriales
hasta que llegamos cerca del puesto de don González
para cual tuvimos que cruzar otra vez el Ñorquinco, aquí en el medio de un
barroso mallín
Avanzamos mucho más de lo que nos pronosticó Omar, que nos había dicho que mucho más de un kilómetro se nos complicaría, por lo cual creímos que llegaríamos a Fitalancao, cuando nos pusimos a menos de tres kilómetros en línea recta. Allí después de vadear por enésima vez el río, apareció un puesto y un puestero, don César González, quien nos desalentó completamente:
Don César González, un típico amable puestero
patagónico
- El problema es que tienen que trepar el cerro y luego es todo mallín para llegar a Fitalancao. No digo que no puedan, pero no lo van a hacer en lo que queda del día.
- Con tiempo seco, seguro pasan, pero ha llovido muchísimo y no les conviene intentarlo, salvo que tengan tiempo, remató.
Analizamos la situación y dado lo avanzado de la hora, abortamos el intento. Si nos empantanábamos allá arriba, no tendríamos tiempo de regresar a Buenos Aires la noche del domingo.
Don González se extrañó que no hayamos metido por ahí y que hayamos podido llegar; se mostró muy amable, prometiendo en cámara que si volvemos alguna vez, nos esperará con un cordero. Otro destino para incorporar al arcón de los viajes pendientes.
Le dejamos algunas provisiones y una botellita de vino y emprendimos el regreso, que en vez de ser más fácil se complicó porque nuestras huellas habían roto el paso y costaba avanzar. Menos mal que no era un camino utilizado por vehículos (No nos hubiéramos metido si así hubiera sido)
Volvimos a vadear el Ñorquinco...
una y otra vez...
hasta que embocamos el callejón de regreso...
y después del último vadeo, volvimos a la huella originalVolvimos a Ñorquinco y ahora sí le apuntamos a la ex.Ruta 40 jurándonos no tentarnos más con los atajos. Pasamos frente al desvío oficial a Fitalancao y con pena lo dejamos a un lado. Se sucedieron muchos parajes sobre este sector de ex ruta 40 que recuerda los agrestes tramos de Santa Cruz, recorriendo parte de la meseta y subiendo y bajando profundo cañadones transversales como Chenqueniyen y Las Bayas. Seguíamos disfrutando el hermoso paisaje cordillerano, dejando pasar desvíos que invitaban a investigar, como por ejemplo la subida a un empinado cerro con una antena a la izquierda del camino, antes de llegar a Pilcaniyeu.
Pese a que es la Ex-Ruta 40, por el entorno lo sigue siendo
Chacay Huarruca
Más de la exquisita Ex-Ruta 40
Cañadón del río Las Bayas, afluente del río Chico
Una curiosa tranquera en Las Bayas
Al atardecer estábamos en Pilcaniyeu y allí tuvimos la disyuntiva de salir a Bariloche para agarrar el asfalto o seguir por la ex ruta 40 para cruzar el Limay por sobre la represa de Alicurá. Por supuesto que elegimos la segunda, que es toda de ripio y por lo que se veía en el mapa, bastante enroscadita. , pese a que nos agarraría la noche. La idea era ir a dormir a piedra del Águila y el domingo salir temprano hacia Buenos Aires.
De La Ex-Ruta 40 sólo vimos los carteles y disfrutamos
su enroscado recorrido, sin apreciar sus paisajes
Resultó muy entretenido el trayecto para manejar y suponemos que debe ser interesante por el paisaje. No lo pudimos apreciar porque era de noche, pero creo que valdría la pena hacerlo de día. Para cuando volvamos a lo de Don César González…..
Alicurá de noche