NO AL ASFALTO, BUSCANDO TRENES FANTASMA
01 al 03 de Abril de 2010
JUEVES SANTO (Arboledas - Estancia Santa Clara)
Nos fuimos de MAPIS satisfechos de la experiencia vivida, con rumbo a ARBOLEDAS, en el partido de Bolívar, siempre tratando de seguir las vías. Si bien encontramos un cartel que indicaba "ARBOLEDAS" alejándose de las vías, tozudos seguimos costeándolas por una huella poco transitada hasta que una tranquera cerrada nos paró y tuvimos que recular hasta la bifurcación. Cruzamos un arroyo bastante caudaloso, el Quilco, que después comprobé es afluente del Vallimanca.
Al final nos alejamos de las vías por una huella también bastante poco usada hasta que encontramos un camino más transitado y conservado que, después de unos cuantos rodeos, nos depositó en ARBOLEDAS (#11).
No hace falta imaginar el porqué del nombre a juzgar por las gigantescas plantaciones de eucaliptos que hay en las zona donde está la estación, que le dan al pueblo un aspecto particularmente atractivo.
Al arrimarnos a la estación vemos que está perfectamente conservada, lo mismo que el parque que la rodea. Al dar una vuelta por las calles del pueblo, corroboramos que todo es prolijidad y que entonces no podía ser menos lo que veíamos en la estación. La tarde soleada invitaba a los habitantes de ARBOLEDAS a caminar tranquilamente por sus calles, adornadas de bicicletas dejadas en las veredas….
No nos quedaba mucha luz de día, así que apuramos la marcha rumbo a la próxima estación pero al cruzar la RP 86, el camino hacia LOUGE se veía feo: una huella llena de barro, Miro el mapa e ir a CORONEL SUÁREZ por asfalto implicaba un rodeo enorme, así que me decido a encararla, total si se complica mucho pegábamos la vuelta, pero después de morir en el intento.
Los primeros kilómetros fueron divertidos y embarré toda la chata hasta que en una intersección apareció un camino consolidado que terminó con la diversión. Al cabo de unos pocos kilómetros aterrizamos en LOUGE(#12), otra estación abandonada completamente, al igual que el incipiente pueblo que la acompañaba.
Está situada en el partido de Caseros y su nombre es debido al dueño del establecimiento ganadero que cedió las tierras al ferrocarril, Antonio Louge.
El poblado despoblado parece que fue asolado por un tornado o algo así, a juzgar por la forma en que estaban demolidas algunas construcciones. Como toda construcción ferroviaria abandonada igual seguía estoicamente en pie; alguien estuvo viviendo allí no hace mucho.
Dejamos LOUGE atraídos por el nombre de la siguiente escala, curiosa combinación de estación ferroviaria con la época del año en que nos encontramos: la estación OTOÑO. Nos reíamos con Adriana imaginando cuando en pleno invierno, algún pasajero pedía un boleto para la estación OTOÑO y desde la ventanilla lo cargaban:
- Sonaste, vas a tener que esperar hasta el año que viene…
OTOÑO (#13), está en el partido de Coronel Suárez y se podría decir que está en estado otoñal: triste y solitaria, se le caen las letras del cartel como las hojas en otoño. La estación parece convertida en un depósito y no hay vestigios de uso reciente. Sólo la acompaña una frondosa arboleda de lo que parece una estancia en actividad.
Salimos en otoño de OTOÑO rumbo a nuestro destino final en este ramal: la estación HUANGUELÉN (#14), que en araucano significa “lucero del alba” y que es uno de los centros agrícolas del partido de Coronel Suárez. Si bien el predio de la estación está lleno de silos para cereales, no hay actividad ferroviaria, todo el movimiento se hace a través de camiones. La estación está cerrada, mudo testigo de cómo la competencia automotor hace uso de sus instalaciones.
Ya con muy poca luz por delante, dejamos momentáneamente la minuciosidad ferroviaria para tratar de llegar de día adonde armaríamos nuestro campamento, así que tomamos hacia el sur rumbo a Coronel Suárez, por supuesto siguiendo una traza ferroviaria, que siempre es el camino más corto.
Costeamos un tramo del ramal del Ferrocarril de Rosario a Puerto Belgrano (FRPB) y fotografiamos a la pasada y de lejos, dos sus estaciones, ZENTENA (#15) y LA PRIMAVERA (#16). Llegamos a Coronel Suárez, cargamos combustible y nos largamos raudamente hacia la estancia Santa Clara, donde a través de un amigo, Daniel Schwab, su dueño Miguel Fernández, gentilmente nos permitió acampar en su interior.