NO AL ASFALTO, PERSIGUIENDO TRENES FANTASMA
01 al 03 de Abril de 2010
SÁBADO SANTO (Tramo Laprida - Empalme Querandíes)
Un poco más adelante llegamos a LAPRIDA (#29), donde además de la visita ferroviaria, tuvimos que desviarnos para admirar una de las tantas obras arquitectónicas de vanguardia del ingeniero y arquitecto Francisco Salamone, en este caso el portal de entrada al cementerio de la localidad, una estructura grandilocuente que enfatiza la frontera entre el mundo de los vivos y los muertos.
El portal es un monumento descomunal formado por una base de más de diez metros de altura sobre la que se apoya una cruz con su Cristo crucificado, de ocho metros de alto. Si se toma un poco de distancia, se aprecia la entrada cónica flanqueada por dos conos más largos y puntiagudos que apuntan hacia el cielo y enfatizan el carácter espiritual de la obra.
Más sobre Francisco Salamone, el “Arquitecto de las Pampas” como lo bautizó Mario Markic en un interesante episodio de “En el Camino”, haciendo clic en http://www.salamoneba.com.ar/
La estación de LAPRIDA, en el partido homónimo, está activa, bien mantenida y en ella se puede respirar aire ferroviario vivo, ya que hay horarios y avisos a pasajeros, algo poco habitual de ver.
Su nombre, como el de la localidad, recuerda al licenciado Francisco Narciso de Laprida (1786-1829), prócer de la Independencia que presidió el Congreso de Tucumán el 9 de Julio de 1816, ministro del Gobierno de San Juan y representante de su provincia natal al Congreso de 1824. Vuelto a aquella emigró a Mendoza donde fue asesinado por orden del caudillo Aldao.
De vuelta a la tierra, salimos en busca de los últimos eslabones de la interminable cadena de estaciones, con mucha voluntad llegamos a VOLUNTAD (#30). Si, treinta estaciones !!!!
VOLUNTAD está ubicada en el partido de Laprida, en campos de Don Ramón Santamarina. Los hijos de este señor desearon bautizar con el nombre “Voluntad” a la estación ferroviaria, aludiendo a la energía que desplegó su padre en los trabajos de campo, en épocas difíciles, llenas de riesgos.
Hoy la estación se encuentra habitada y dado que no encontramos moradores a quienes solicitarles permiso, solamente sacamos fotos desde “afuera del área”. Un frondoso monte la rodea por el este y como casi todas, conserva sus nomencladores.
Seguimos un poco más siempre costeando las vías y encontramos la siguiente, SANTA HELENA (#31), también habitada y de acceso dificultoso por ese motivo. Pegamos la vuelta por su frente y notamos que no tiene sus nomencladores, siendo la primera de todas las que vimos en esa situación. Un poco cansados y dado que no tenía atractivo especial, continuamos nuestro derrotero sin prestarle demasiada atención.
SANTA HELENA recuerda a la propietaria y donante de las tierras donde se erigió la estación, Doña Elena Saavedra y todavía se halla en el partido de Laprida.
El camino que costeaba las vías y que figuraba en el GPS se interrumpió bruscamente y la tediosa búsqueda de la siguiente se volvió interesante ya que la tarde caía y podía acabarse pronto la luz diurna. DURAÑONA (#32) se volvió un tanto esquiva y nos obligó a una serie de rodeos para encontrarla, pero con tesón la hallamos, bien aislada y perdida entre las pampas.
Otra estación solitaria, sin un pueblo que la haya acompañado durante su vida ferroviaria, que debe su nombre al antiguo propietario de los campos circundantes Hoy sólo comparten su soledad una espigada y joven antena de comunicaciones y algunos oxidados vagones tanque en las vías muertas que son testigos de los pocos trenes que aún pasan por este ramal. No se vislumbra sin morador alguno. Pertenece al partido de Olavarría
El camino ahora se aparta de las vías para pasar por una impresionante entrada arbolada a una estancia, antes de arrimarnos a SANTA LUISA (#33), un pequeño caserío encantador alrededor de la estación, que debe su nombre a la santa patrona de la original propietaria de las tierras donde se erige, Doña María Luisa Pourtalé de Cassasús. Se encuentra también en el partido de Olavarría.
Se acercaba el final de este recorrido, lo que después de recorrer una serie de huellitas alrededor de las vías, se materializó en un punto singular de la red ferroviaria, que había visto mil veces desde lo alto del puente rutero de la Ruta 76 sin haberme tomado nunca el tiempo de parar a verlo de cerca: EMPALME QUERANDÍES (#34)
Y así termino este curioso y apasionante viaje a través de 34 estaciones ferroviarias bonaerenses, esquivando el asfalto con la excusa de visitar la zona de Sierra de la Ventana. Atardeciendo el Sábado Santo, nos encaminamos a festejar el Domingo de Pascuas en casa con el resto de la familia.
Pampa
Julio 2010