DIA 13: Jueves 1 de Febrero de 2006 –   DEL RÍO A MAYER A LOS ANTIGUOS

                Temprano en la mañana, nos levantamos y desarmamos el campamento, mientras los Lada terminaban de ajustar la carga del camión y Eduardo “mecaniqueaba” un rato.

                Llegó el momento de despedirnos de estos nuevos amigos, con quienes seguramente volveremos a vernos. Sin conocernos previamente, pasamos un par de días inolvidables gracias a ellos. Familia Lada:  valió la pena esperar tanto para conocer el PN Perito Moreno si ello implicaba conocerlos a ustedes. De veras muchas gracias.

                Nos saludamos y partimos solos hacia Cueva de las Manos, ya que ahora el camión tendría que circular muy despacio. El camino que habíamos hecho dos noches atrás era sensacional y ahora lo podíamos apreciar.

                Enmarcado en hermosas montañas nevadas, discurría por el cauce del río Ñires, que por momentos se veía torrentoso y por momentos se desparramaba por extensos mallines, donde la huella a duras penas la seguíamos porque la habíamos grabado con el GPS a la ida.  

 

                Disfrutando del paisaje y recordando los buenos momentos vividos, fuimos saliendo de la cuenca del Mayer, abriendo y cerrando multitud de tranqueras, oportunidad que aprovechaba para ir tomando fotografías.

                Unos kilómetros de una de ellas, me percato que no tengo la máquina de fotos.

                Se me habrá caído en la última tranquera, - pensé e inmediatamente di vuelta para tratar de encontrarla.

                20 kilómetros y tres tranqueras me habían amargado la mañana, no tanto por la cámara como por las fotos perdidas en su memoria, cuando propongo, sin esperanzas, retroceder una más. A fondo seguía volviendo, cuando después de una curva cerrada, veo brillar algo en el medio de la huella y apenas consigo esquivarlo. Freno y ante mi sorpresa, era la cámara, que intacta, me estaba esperando. No sé como llegó allí y cómo no la pisé. Hoy estamos de suerte, pensé. Falta que ahora encuentre el cortaplumas.

                Y así fue. Al pasar a buscar el trailer por la estancia Leubucó, el cortaplumas estaba reluciente unos metros frente al trailer. Tres días a la intemperie, al lado de la huella y nadie lo había tocado. No estábamos en Buenos Aires, era evidente.

                Ahora con el trailer, volvimos a la ruta 40 y al pasar sobre el paralelo 48, no tuvimos otro remedio que ir por la confluencia 48°S 71°W, para lo cual tuvimos que caminar un kilómetro hacia el oeste.

                De vuelta en la chata, seguimos hacia el norte para reabastecernos en Bajo Caracoles para luego ir a la Cueva de las Manos y por último acercarnos a la cordillera, para acampar cerca del desconocido Lago Posadas.  

                Llegamos a Bajo Caracoles justo que un micro lleno de extranjeros estaban desparramando dólares y euros sobre el mostrador. La atención de algunos comerciantes a los argentinos que andamos con pesos es notoriamente diferente. Además de atendernos de mala gana, no nos quisieron vender pan para hacernos unos sándwiches, pese a que les vendían unos hermosos a ellos. Para colmo, cuando voy a cargar nafta, me dicen que no había y que no sabían cuando habría. No sé si realmente no había o si no nos vendieron porque protesté por la “discriminación” de los panes.

                Así que sacando cuentas de lo que podíamos hacer, veo que lo que teníamos nos imposibilitaba ir a Cueva de las Manos y menos encarar la ruta 41, por lo que la única opción era seguir a Perito Moreno, rezando para que alcance. Después veríamos que hacer. Putié en todos los idiomas al amigo de Bajo Caracoles prometiendo no cargar nunca más ahí, aunque tenga que llevar un chulengo a remolque.  

                El recorrido hasta aquí, en el mapa siguiente:

                Seguimos lentamente por la Ruta 40 disfrutando del paisaje pero relojeando permanentemente el medidor de combustible. No obstante, igual cazamos una confluencia más, la 47°S 71°W, cerca de la estancia turística Casa de Piedra, próxima al río Ecker.  

 

                En este tramo, como cerca de Calafate, me llamó la atención que a la pobre Ruta 40 la están rectificando de una manera criminal, el río Pinturas apenas si se nota cruzado por un enorme terraplén. El viejo puentecito que recordaba permanece en el fondo de una quebrada, custodiado por un puesto fijo de Vialidad Nacional.  

            Con apenas dos litros en el tanque llegamos a Perito Moreno y reaprovisionamos.

                Ya tenía planes: daríamos la vuelta por la Ruta 41 al revés de lo que pensábamos aunque implicaba volver a hacer el último tramo de la ruta 40 entre Bajo Caracoles y Perito Moreno. Cayendo la tarde seguimos hasta Los Antiguos, donde alquilamos una cabaña para no tener que armar las carpas y salir temprano el día siguiente.

Mas fotos en el Álbum de Ruta 40 Norte

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