EXPEDICIÓN DESAGUADERO
18 al 20 de Abril de 2008
Este relato, como la fecha lo indica, es viejo y ya fue publicado allá por el 2008, pero la calidad de las fotos y de la edición estaban limitados por mis primeras experiencias en estas lides y por la capacidad del servidor para subir fotos de mayor tamaño, así que me tomé el atrevimiento de hacerle un restyling. Los que ya lo vieron podrán ver un poco mejor las fotos y los que no podrán disfrutar de una muy linda aventura puntana.
Un sábado a la mañana recibo un enigmático mail de Néstor Queralt que encendió la mecha de este viaje:
De: Nestor Queralt [mailto:nestorqueralt@hotmail.com]
Enviado el: sábado, 05 de abril de 2008 12:10
Para: Eduardo Bollini; eduardo viajeros eduardo viajeros; gutovnik; Sergio Zerega; santi larroquette
Asunto: Viaje para el finde del 18 de este mesAlgo similar a Bandidos Rurales.
2 días a full. Salimos el Sabado bien temprano de La Toma, a 750 Km de Baires.
Dormimos en La Calera en un Hotelito a estrenar muy lindo
El Domingo, mucho desierto con el atractivo tratar de cruzar 2 veces el Desaguadero
Primero por el Gran Bajo Salitroso y después por un puente de animales en
El Forzudo, ingresando al Parque de Las Quijadas, para bordearlo por su lado Oeste, con el permiso que debemos obtener
en El Forzudo donde viven muchos guardaparques del parque.........................
Deberíamos llevar algo para la Escuela o el pauperrimo puesto sanitario
La zona es la de mayor indice de picaduras de víboras y arácnidos del Pais.
Salimos a La Tranca y de ahi vemos la hora, si seguimos por tierra o agarramos el asfalto para llegar a
Baires el Domingo o el Lunes por la madrugada para poder ir a
LABURARRRRRRRRRR:::::::::::::::::GRRRRRRRRR::::::::::::::::::::::
Viaje EXPECTACULAR ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡......al que le guste el desierto..............
Nestor Queralt
A partir de ahí, una sucesión de informaciones dispersas y contradictorias, que fueron aportadas mayoritariamente por el maestro “pasaleña” Federico Kirbus y por Eduardo Cinícola, nos terminaron de entusiasmar y nos llevaron a encarar este viaje al patio trasero de la Sierra de Las Quijadas, con el objetivo de conseguir vadear el Río Desaguadero, icono de la expedición.
El río Desaguadero es uno de los más largos del país e increíblemente baja desde La Rioja hasta Buenos Aires a lo largo de 1500 kilómetros y desagua en el Atlántico través del río Colorado, aunque su cauce y su caudal son muy irregulares en su recorrido, donde cambia de nombre repetidas veces. Tengo atesorado un loco proyecto de bajarlo en canoas, apoyado por camionetas, quién sabe algún día lo concrete...
Respecto del tramo del río que investigaríamos, todo indicaba que no íbamos a poder vadearlo, ya sea por el barro, por el caudal, por las barrancas, por lo profundo o bien porque estaría tan seco que lo cruzaríamos sin darnos cuenta. Esos eran los datos que teníamos.
Unos tracks tentativos sacados de Earth Google y de los viejos mapas del IGM fue todo lo que conseguimos en concreto y con eso armamos este viaje. Un artículo de un chico rescatado en helicóptero desde un paraje llamado El Forzudo por la picadura de una araña viuda negra nos dio más curiosidad dada la llamativa inaccesibilidad de la zona.
Huimos de Buenos Aires el viernes 18 corridos por el humo de los incendios de campos con rumbo a la ciudad de San Luis, donde nos encontraríamos los participantes de la Expedición Desaguadero, que cómo había planteado Néstor, sería una miniatura de "Bandidos Rurales", una recordada travesía mixta con chatas, motos y cuatris realizada varios años atrás por el desierto puntano-sanjuanino, que particularmente a mí, terminó de meterme en esta adicción.
La mañana del sábado, después de dormir apurados en un hotel de San Luis, finalmente zarpamos hacia el desierto al mando del tirano General Queralt, con dos chatas y dos motos:
Hugo y Mug con la Toyota Boating
Pampa y Adrián con la Vitara Pampa 01 (en esa época era la única)
Néstor y Cacho con las dos motos
Primer destino sería La Calera, adonde nos dirigimos por primero por caminos vecinales y huellas bastante abandonadas, de esas que están estropeadas por el agua, cerradas por los alpatacos que las quieren borrar, con pisos arenosos y equipadas con alambrados rebatibles. El único poblado que pasamos fue San Gerónimo.
En La Calera comenzó la larga serie de interrogatorios a lugareños por parte del General Queralt; la primera conclusión fue que no intentaríamos ir por el cauce del río La Calera como habíamos previsto ya que encontraríamos muchos alambrados no rebatibles. Pasamos al costado de la fábrica de cemento y encaramos para El Gigante atravesando las estribaciones norteñas de la sierra homónima por un entretenido caminito serrano, donde las motos hicieron de las suyas....
Llegamos a El Gigante, después de pasar por una arboleda y una zona inundada cercana a un puesto; luego seguimos nuestro track teórico hacia el sur rumbo a El Tutita (un WP de un puesto tirado en OziExplorer) hasta que una tranquera con candados y carteles poco amistosos nos frenó en seco y empezamos a deambular buscando como resolver el enigma del track interrumpido.
Al retornarr, en un cruce de huellas, encontramos a un poblador que nos aconsejó seguir hacia el oeste y luego bajar hacia el sur, buscando el track que que teníamos estudiado y que la tranquera cerrada nos negó.
La clave era una tranquera que decía Jehová Yire: la habíamos visto pero nuestro track de escritorio decía otra cosa.
Cruzamos varios puestos, algunos habitados y otros no, represitas en el medio del monte para juntar algo de la valiosa agua en este desierto, algún paisano en moto, circulamos por cortafuegos y abrimos y cerramos no sé cuantas tranqueras siguiendo las indicaciones de los puesteros y cuando casi estábamos en uno de los caminos principales que bordean el Desaguadero, cerca de Cabeza de Vaca, una tranquera nos impedía salir.
Y ahora?
EXPEDICIÓN DESAGUADERO
18 al 20 de Abril de 2008
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Y ahora? El ingenio pudo más y en un abrir y cerrar de ojos estuvimos del lado de afuera, a unos pocos kilómetros del punto teórico de cruce del río, sin romper nada. Unos kilómetros al sur y aterrizamos en Cabeza de Vaca, un puesto más o menos grande pero sin gente visible.
Con los GPS apuntando al punto cruce de río, después de algunos escarceos encontramos una huella que se metía en el Bajo Salitroso, atravesando un campo de pruebas de tiro de la Fuerza Aérea. Unos carteles prevenían del peligro por explosivos y entonces acordamos no apartarnos de la huella por las dudas. Igual algún cráter sobre la huella encontramos….
Un puesto cerca del río y Néstor, con su habitual interrogatorio, confirmó lo que ya sabíamos: el cruce era ahí cerca pero el interrogado no recordaba que hubieran pasado vehículos, solamente animales con cierta dificultad.
Yo pasé con mi caballo 4x4 patas - bromeó el paisano
Seguimos y el río Desaguadero apareció ante nuestra vista, con pinta de “se puede vadear”.
Mug fue el elegido para probar la profundidad y pese a que su aspecto no era el más serio, ratificó la primera impresión: vamos al agua que lo vadeamos!
Uno a uno fuimos pasando, primero la moto de Cacho, luego la Pampa 01, después la Toyota y Néstor por último, sin ninguna dificultad. El primer vadeo interprovincial del Desaguadero puso el tanteador:Expedicionarios 1 Desaguadero 0
Los videos de todos en nuestro minuto de gloria (De nuevo algunos de ellos se los tragó Internet, espero que alguna vez reaparezcan, por eso dejo el espacio previsto)
Cachito Reyes fue el que se largó primero y nos marcó el camino
El cruce del Desaguadero por las chatas
(Néstor, por favor buscá este video !!!!!!)
El Desaguadero, pero ahora visto desde el lado mendocino
Era cerca del mediodía, el calor apretaba de lo lindo y se nos ocurrió buscar algo de sombra para picar algo, nada más ambicioso para la zona. Encontramos enseguida la ruta 51 (?) , que zigzagueando por el monte ralo y por los bajos que rodean al Desaguadero, nos depositó en Arroyito City.
En Arroyito, un arbolito frente a la Posta Sanitaria nos ofreció la ansiada sombra y le entramos a los salamines de Mug y al pan casero de Pampa sin piedad.
Néstor siguió con sus habituales interrogatorios a un par de pobladores que se arrimaron a ver a quienes eran esos locos que aparecieron por ahí. No podían creer por donde habíamos llegado. La verdad que el mérito fue intentarlo, pero no había sido tan difícil el vadeo: seguramente nos vimos favorecidos por el poco caudal.
Igual faltaba bastante por delante, el objetivo era volver a cruzarlo para entrar a la Sierra de la Quijadas por la retaguardia. Después de comer, seguimos por una larga recta (por suerte sin barro) hasta El Forzudo.
A eso de las dos de la tarde llegamos a El Forzudo, que lucía como un verdadero un pueblito fantasma: la Escuela Albergue Escuela 8-382, una Iglesia y dos o tres casitas, pero ningún humano a la vista. Claro a esa hora, por esos lares, la siesta es obligatoria. Dimos unas vueltas buscando un ser vivo hasta que desde la escuela salió Julio Gil, el maestro que, en voz baja, nos dice que es la hora de la siesta y que los chicos estaban durmiendo...
Nos sumamos todos al interrogatorio iniciado por Néstor y ahí nos enteramos de la abnegada labor de esta gente en estos páramos y nos interesamos por el estado del chiquito que lo había picado la “viuda negra”, que por suerte estaba bien.
Por supuesto que le preguntamos como volver a San Luis e ingresar al Parque Nacional Sierra de Las Quijadas cruzando el río y entonces nos llevó a ver a un poblador que nos explicó que aquí en El Forzudo nos sería imposible pero que en Pozo Bravo, unos kilómetros más al sur hace mucho tiempo un Jeep de Parques Nacionales había cruzado pero con el río bastante más bajo que ahora. Igual aún cruzando, no podríamos llegar a La Tranca con las chatas ya que hay una tranquera con candado aunque sí podríamos ir a San Antonio. Los “muchos Guardaparques” que hallaríamos en El Forzudo según el mail que originó el viaje no los encontramos…
Alguna esperanza de cruzar había, pero antes fuimos a curiosear la famosa pasarela de El Forzudo. Allí comprobamos porqué no se podía cruzar el río ahí: unas profundas y verticales barrancas imposibilitaban siquiera acercarse al agua. Las dos costas parecían cortadas verticalmente con una sierra, generando un pequeño cañón insalvable. Insalvable incluso por la pasarela ya que ninguno de nosotros se atrevió a cruzarla ya que se movía de manera más que preocupante. Solamente Cacho hizo como que la quería cruzar con la moto pero se dejó convencer fácil de no hacerlo por lo que creo que en realidad tampoco se animaba.
Entonces nos fuimos a Pozo Bravo, donde existía otra pasarela aún más precaria. Allí la margen mendocina del río permitía llegar al cauce, pero la margen puntana era una larga cuesta de al menos 45° a la que había que acometer desde el cauce mismo, cuya profundidad desconocíamos. Al bajar a verificar vimos que había un espeso barro en las orillas que sin duda no nos iba a ser fácil la pasada. Ganas teníamos, pero un simple análisis técnico nos hizo desistir: sólo éramos dos chatas de muy diferente tamaño, ambas con malacate pero sin anclaje fijo del lado puntano y todavía no sabíamos cuan profundo era el río, que aparentaba alrededor de un metro. Pasar primero la más liviana no era solución porque no serviría de ancla para la más pesada si conseguíamos cruzarla e intentar primero con la más pesada era sentenciarla si se quedaba en el río ya que con la más liviana no la podríamos sacar. Se vino el empate: Desaguadero 1 Expedicionarios 1
Para desempatar, teníamos un dato más de un viejo mapa del IGM que mostraba una huella que lo cruzaba al norte de El Forzudo y allá fuimos.
Encontramos vestigios de la huella muy borrada por el monte y en un puesto, una mujer dijo que muchos años atrás “por allá” había un cruce. Encontramos con dificultad, avanzando en el monte, el WP que supuestamente era el punto de cruce, pero la geografía se había empeñado en encajonar el río para hacer una miniatura del Gran Cañón del Colorado. Evidentemente no íbamos a poder cruzarlo pero quedamos maravillados por la caprichosa decisión de la naturaleza de confinarlo de esa manera. Según el viejo poblador de El Forzudo, el río antes era superficial y cada tanto mutaba la posición de su cauce, pero ahora estaba preso del profundo cañón.
Final: Desaguadero 2 Expedicionarios 1
EXPEDICIÓN DESAGUADERO
18 al 20 de Abril de 2008
Cortando camino por el monte salimos a la ruta XX630 según Viajeros y nos dirigimos a El Retamo, donde preguntaríamos por la posibilidad vista en el IGM de vadear ahora el río San Juan (afluente del Desaguadero) para no ir a hasta Encon. Allí, cerveza de por medio en un boliche de campo, nos informaron que efectivamente hubo un vado, pero que si seguía existiendo era dentro de campos privados y que no nos dejarían pasar.
No nos quedó otro remedio que seguir a Encón para repostar combustible y luego a San Francisco del Monte de Oro a dormir, un largo enlace de 50 km de tierra y algo más de 200 km de asfalto. Nos quedaba alguna ganita de ir al PN Sierra de Las Quijadas para al día siguiente entrando por La Tranca, pero el corto tiempo disponible hizo que desistiéramos y no cambiáramos el plan de arrimarnos a Buenos Aires a través de las Sierras de San Luis.
A las 22:30 llegamos a la Hostería El Remanso, donde nos alojamos y cenamos como la gente. El único problema fue que conseguimos una sola habitación para seis que entre ruidos y olores no fue el lugar más saludable…
Domingo por la mañana a las 7:00 empezó el lento movimiento de despertarse. Entre desayuno, reparaciones, carga de combustible y demás recién salimos después de las 9:00 rumbo a La Carolina.
Visitamos la primera escuela que fundó Sarmiento en 1826 y de ahí encaramos la famosa Cuesta Larga que te sube al Cerro El Mago y te permite cruzar la Pampa de Las Invernadas.
La Cuesta Larga es una hermosa trepada pero con el “inconveniente” que han hormigonado en forma despareja casi todas las cerradas curvas y entonces no se puede andar con la doble tracción sin diferencial central. Hay que subirla en simple para no romper la caja. Para los que no conocíamos San Luis nos empezaban a deslumbrar los paisajes.
Al llegar a La Carolina, lo primero que hicimos fue ir a trepar al Cerro Tomolasta, el “Vigia de San Luis”, de 2020 mts de altura y al cual se accede por un lindo camino de cornisa desde el mismo pueblo a 1600 mts. Empinado pero seguro es un interesante paseo para poner la doble tracción; la vista desde allí es espectacular ya que se domina toda la serranía.
A la bajada del Tomolasta nos detuvimos en la zona donde sobreviven, para el turismo, algunos vestigios del pasado minero alrededor del arroyo de color amarillo donde los pirquineros perseguían sus sueños de hacerse ricos buscando las preciadas pepitas.
De allí la idea era volver a San Luis capital, donde estaba la chata de Néstor para cargar las motos y volvernos a Bs As. Lo haríamos por caminos y huellas serranas de acuerdo a lo planeado en los tracks iniciales, como para disfrutar las últimas horas de la salida.
Néstor seguía interrogando a jinetes, caballos y todo ser vivo de la zona que se le cruzaba.
Otra víctima de los interrogatorios de Queralt
Paisajes serranos, montañas y vadeosPor un tramo tomamos el asfalto desde La Carolina a San Luis capital pasando cerca de las cuevas de Intihuasi. En una tranquera que tenía un cartel que decía “Por Santo Domingo” entramos a una huella con destino a La Toma y más adelante encontramos otra ignota que se dirigía en dirección a San Luis, pero después de unos kilómetros se truncó. Al volver, en la bifurcación lo perdimos a Néstor y no nos quedó otro remedio que esperarlo, lo que aprovechamos para repostar los estómagos con otra picada. Al final, después de esperar un buen rato, tiramos la moneda y supusimos que había seguido el camino a La Toma, lo cual fue correcto.
Nos encontramos cerca del cruce a Saladillo, donde para ganar tiempo decidimos dividirnos, yendo los bípedos a buscar la chata a San Luis y las chatas seguir para La Toma y volver a Buenos Aires.
La ruta 7, una hermosa autopista, tiene una curiosidad: tiene columnas de alumbrado gay !!!
Conclusión: un viaje compacto y sorprendente a lugares poco explorados en compañía de los amigos de dos ruedas, que vale la pena repetir. Néstor, un capo guiando por el desierto, Cacho un personaje. Mug un ídolo, Hugo un tipazo. Gracias por haberme invitado a este viaje y compartir estos días con ustedes.
Párrafo aparte para mi flamante copiloto Adrián Lentini, con quien pese a no haber salido antes con él, nos complementamos de maravillas como si lo hubiéramos hecho siempre y le agradezco haberme acompañado a esta aventura.
Como siempre, quedaron cosas en el tintero para el inventario de las cosas sin hacer, así que no queda otro remedio que cerrar con CONTINUARÁ (Cinco años después confirmo que efectivamente continuó)
Hasta la próxima !!!!!
Pampa
Agosto 2013