AXW 352 - CAL 911 - aren@rena - HIF 438

 22 al 25 de Octubre de 2010

REGRESO CON GLORIA, A REMOLQUE

                    En casi diez años de actividad es la primera vez que tengo que abandonar por problemas mecánicos y no lo podía creer. La fiel Pampa 01 nunca volvió a remolque y la Pampa 02 me viene a fallar en el primer intento. Los fierros son así, me pasó por irme con la más joven y dejar de lado la vieja con experiencia.

                    Como dije, casi seguramente fue la pérdida de paciencia lo que desencadenó el problema. Inclusive en algún momento de la trepada recuerdo haber comentado que era mejor “quemar” el malacate o agotar la batería que romper el embrague, pero con la adrenalina que había liberada en nuestra sangre y la falta de oxígeno no se podía pretender razonar como lo estoy haciendo ahora mientras escribo. Con el diario del lunes, todo es más fácil.

                    Es muy posible que el embrague de la chata nueva debiera haber tenido tener desgaste previo, imperceptible para el uso normal pero no resistió el embate final de la Cuesta del Viento, cuando lo exigí a fondo. Había desarmado muchas cosas para revisarlas antes de salir pero ante la falta de indicios no se me ocurrió bajar la caja. Experiencia para otra vez.

                    Casi dos horas después las tres chatas regresaron con la gloria en el bolsillo y con merecidas caras de felicidad de los tripulantes por haber sido los primeros en cuatro ruedas en llegar a la laguna. Como dijo Incapampa, los que vengan de acá en más seguirán nuestras huellas  Esta parte del relato la tendrán que leer escrita por algún testigo presencial: les paso el LINK.

                    Por lo que habían visto, parecía haber huellas de motos, por lo que posiblemente el viejo Queralt también había podido llegar ayer aunque por el camino no habíamos tenido demasiados indicios de su presencia.

                    El festejo duró poco porque todavía faltaba otro nuevo desafío: llevar a la Pampa 02 a lugar seguro, lo cual no se veía muy fácil.

                    Rápidamente me remolcaron hasta la bajada y ante las complicaciones de bajar con eslinga inversa (aguantándome desde atrás), alguien tiró la idea que me tirara solo con el motor en marcha para tener freno y dirección. Si bien la bajada era violenta, precipicios no había y de última podía tratar de “enterrarla” en la piedra suelta si se complicaba. Frenar, frenaba bien, así que me largué desde los 4500 msnm.

                    Increíblemente, a costa de ir bastante rápido saltando entre las piedras, pude bajar por mis propios medios (en realidad gracias a la gravedad) casi hasta la laguna del Descubrimiento a 4000 msnm, por un trayecto de más de 4 km. Pensar que subirlo nos había demandado más de tres horas y ahora en pocos minutos estaba “abajo”.



Hasta la laguna del Descubrimiento me trajo la gravedad...

                    A partir de acá no quedó otro remedio que ir a remolque, lo cual fue bastante complicado porque se interponían varias cuestas arenosas como la que había bajado recién, con muchas curvas y obstáculos.  La mayor parte del recorrido me remolcó Incapamapa con SW4 pero en alguna cuesta tuvo que ser reemplazado por la Patruya que tiene primera más corta y en una de ellas tuvimos que volver a usar el malacate.

 

Una imagen repetida para lo que quedaba del viaje, la SW4 de Incapampa




 Mientras tenían que malacatearme en algunas cuestas, aprovechábamos para disfrutar un poco más los paisajes

                    Al final le agarramos la mano y con doble comando, la SW4 me remolcaba en las subidas y yo la frenaba en las bajadas “jugando” a mantener la eslinga tirante. El juego duró 30 km y antes del atardecer, sorprendentemente estábamos de nuevo en Las Jarillas, donde decidimos quedarnos a dormir para bajar un poco de revoluciones.

                    Parecía increíble haber podido salir de ese kilombo tan fácil. Claro está que la solidaridad del grupo fue la responsable, al cual no tengo palabras para agradecer la ayuda (y eso que todavía no habían empezado, como verán después)

                    Armamos el campamento nuevamente y nos dedicamos a festejar con una pantagruélica picada con todo lo que teníamos a bordo: salames de Colonia Caroya y de Junín, quesos, papitas fritas,  vinitos, cervezas, etc. Un descontrol, más que justificado..

                    El Tape peló un disco de arado, unos pollos, papas y cebollas y como era poco le empezamos a agregar todo lo que había por ahí: fideos , arroz, yerba, piedras, nafta, detergente, sal, refrigerante y no sé cuantas cosas más que la poca luz no nos dejaba distinguir. Igual el hambre y el entusiasmo que teníamos lo hicieron sentir exquisito. Mentira: la verdad que era exquisito, grande Tape!!!

!
Tape se puso al hombro la comida para el festejo

                    Finalmente brindamos con unas botellitas de champagne por el éxito de la expedición, que en realidad había empezado dos meses atrás cuando el primer intento.

                    Cansados, nos fuimos todos a dormir como troncos, aunque yo estuve desvelado un buen rato pensando en como seguiría con mi chata sin tracción…

                     Nos despertamos temprano y me puse a acomodar la chata pensando en que debería dejarla en algún lugar, posiblemente en Guandacol. El grupo atento a mi problema y a que la chata de Tape estaba también herida, decidió terminar la expedición y regresar, total el objetivo primario estaba cumplido. Una lástima no haber podido aprovechar un poco más la zona, visitando la Mina Helvecia, por ejemplo.

                    Incapampa se volvió a sacrificar sacrificó y me remolcó hasta Guandacol, lo cual con la experiencia del día anterior fue casi un juego de niños. El juego consistía en tratar que la eslinga no toque el suelo, lo que requería una gran concentración que nos hizo hacer pasar los 90 km de ripio de montaña bastante entretenidos y rápido. De los dos salames de Colonia Caroya que me quedaban, uno lo usé para pagar el servicio de remolque desde Las Jarillas a Guandacol. Mi copiloto, liberado del suplicio de manejar midiendo la distancia con el remolcador, se dedicó s sacar fotos de paisajes que yo no pude disfrutar en ese momento.

                    Ahora las disfruto junto con ustedes, los epígrafes no son necesarios...



                    Al llegar a Guandacol fuimos a la Hostería San Bernardo para ir viendo alternativas de qué hacer con la chata. Ahí confirmamos varias cosas: que los motoqueros habían llegado a la laguna el jueves sin viento y que los dueños de San Bernardo, los Reinhard son gente de primera, ya que me ofrecieron toda su colaboración para dejar la chata allí y encargarse de su reparación si yo lo deseaba.

                    Mientras tanto el resto del grupo también llegó a Guandacol y se agrupó en la estación de servicio. Cuando yo ya estaba casi decidido a dejar la Pampa 02 en Guandacol, Hugo y Coraje me dicen por radio que de ninguna manera lo iban a permitir y que me iban a remolcar hasta Córdoba por lo menos. Sólo había que conseguir una lanza para evitar problemas con la Policía, sobre todo en Córdoba. Comenzamos a averiguar dónde conseguir un caño (de nuevo los Reinhard hasta llamaron a Villa Unión para ayudarnos a buscar) y al rato Hugo informa que su ancla de malacate se había convertido en una perfecta lanza de remolque por lo que el problema estaba resuelto.


Ancla de malacate convertida en lanza (Excelente idea !!!)

                    En Córdoba me puse en contacto con mi amigo Facundo Molina de Jesús María, proveedor de los exquisitos salames que veníamos degustando, quien enseguida se ofreció a que deje la chata en su casa y a encargarse de hacerla arreglar. Jesús María evitaba andar remolcado por zonas de mucho tránsito.

                    Nos despedimos de Incapampa, que se volvía por San Juan y la caravana partió hacia Córdoba. El ritmo fue excelente porque en muchos tramos andábamos a 90/100 km/h pero les aseguro que la tensión que se vive remolcado a esa velocidad por tanto tiempo es algo terrible. Claro uno no sabe lo que ocurre adelante y no se puede sacar el pie de las cercanías del pedal de freno por las dudas. Por radio Hugo me anunciaba sus maniobras y hasta evitábamos los tironeos al pasar cambios, peinando el freno de la Pampa 02 para mantener la lanza tensada.

 

Pocas veces pude dejar de ver la patente de Hugo, pese a que había cosas interesantes al costado

                    La Policía Vial Riojana, como siempre, no te molesta en absoluto y hasta se lamentaban de mi mala suerte con el embrague; sólo te manguean la “propina” pero sin inventarte ninguna infracción, lo que en definitiva te predispone a dársela. Además es barato con cinco o diez pesitos (o nada si no tenés) está bien.

                    Nada que ver con la Policía Vial Cordobesa que al ver dos vehículos remolcados se vinieron como gato al bofe: primero a verificar si teníamos una lanza rígida y como eso estaba más que bien le pedían a Hugo la licencia de conducir habilitada para llevar remolques, lo que también les falló porque Hugo fue camionero. Hugo Perret, no Hugo Moyano  jajajaja.   En una de las paradas, escuchamos que los canas comentaban detrás nuestro: estos nos cagaron porque tienen todo en orden… Más allá que está bien que controlen todo, es desproporcionado que no tengan en cuenta que estábamos en una situación inesperada de emergencia y que estuviesen viendo como embocarnos en vez de ofrecer ayuda…

                     A las 20:00 llegamos por fin a Jesús María, vía Dean Funes, donde me esperaba Facundo que se puso a mi disposición para lo que necesitase.

                    Me despedí del grupo que seguiría hasta Rosario, entregando a Hugo mi último salame caroyense como pago por la remolcada, agradeciendo el inmenso favor de sacrificarse y traerme hasta aquí. Marcelo me abandonó temporariamente y siguió con ellos hasta Pilar a buscar su auto y venir a buscarme para dejarme en Córdoba en la terminal de micros o quedarme con él si no conseguía pasaje.

                    Le invadí la casa a Facundo no sólo con la chata, sino que al bajar todos los bártulos para dejarla luego en un taller , le llené el patio de cosas y luego encima me ofreció su casa para darme una ducha y además me invitó a cenar con su familia. Un amigazo de ley.

                    Al rato llegó Marcelo, que me llevó a Córdoba y la 1:00 de la madrugada estaba en un micro rumbo a Bs. As., dejando a la Pampa 02 de vacaciones en Jesús María. Una vez reparada, tendré que sacrificarme a venir a buscarla. Un final inesperado para una increíble aventura por tierras riojanas y sanjuaninas, pero que debo reconocer fue perfecto pensando en las complicaciones que podrían haber sobrevenido.

                    Como siempre, los amigos se ven en las situaciones difíciles y como no podía ser de otra manera, estuvieron a la altura de las circunstancias. Por eso,

  •  Gracias amigos de Pasión 4x4 por la paciencia para remolcarme hasta Córdoba y por los excelentes  días que pasamos en la montaña.

  •  Gracias Marcelo, mi copiloto, por la excelente compañía y por la buena onda pese a que esta vez te llevé de viaje a remolque. Te debo la revancha.

  •  Gracias Facundo, por tu desinteresada ayuda para alojar a la Pampa 02 y ocuparte de su reparación.


El grupo completo festejando el otro inolvidable viaje a la laguna del Cuerno

                                         La tercera será la vencida: el año próximo nos traemos los lingotes !!!!!

BONUS TRACK:  No se pierdan el video compaginado por Tonga, haciendo click AQUÍ, no tiene desperdicio  !!!!!


Pampa
Junio 2011

<< La Cuesta del Viento Volver a Lo del Pampa
Estás en El REGRESO

 

 

 

 

 

 

free hit counter