Sábado 14 de Agosto de 2010
Desandamos el camino original hasta el Barreal Chico donde intentamos ir a una supuesta mina abandonada pero el “camino” era muy tortuoso y decidimos que no valía la pena gastar tiempo ahí, ya que teníamos objetivos más ambiciosos.
Poco más adelante teníamos un track teórico que nos llevaba a una supuesta “Mina Incógnita” que habíamos descubierto en el Earth Google y que prometía un poco de “rock and roll pesado": un borroso camino de herradura que se interrumpía al final con profundos cañadones. El guía quiso desalentarnos diciéndonos que con un geólogo quiso hacerlo con una chata y que las pendientes de los cañadones transversales se lo impidieron. Nos aconsejó no meternos ya que se nos iba a complicar…
En realidad al decirnos algo así sólo logró que en forma unánime saliéramos disparados hacia el objetivo. Si no quería que fuéramos tendría que haber dicho que era muy fácil. Había mucha hambre de offroad….
Y nos mandamos hacia el sur. Primero resultó fácil ya que fuimos ganando altura a través de un cauce seco, que si bien ancho para las motos y para mi Vitara, era angosto para los demás. Sin embargo se avanzaba bien, a tal punto que inventé el adjetivo “autopistizado” para calificarlo en buena parte del recorrido; sin embargo sobre el final empezó a empedrarse y nos subimos a los lomos de los cerros para avanzar más fácil y más divertido.
A unos cinco km del objetivo, a 3350 msnm empezó lo interesante: aparecieron los cañadones transversales de importantes pendientes que nos había anticipado el baqueano.
Hubo que buscar no sólo la forma de bajar a ellos sino ver por donde subirlos ya que había que cruzarlos completamente. Según las satelitales teníamos tres o cuatro por delante antes de llegar a “Mina Incógnita”.
El primero lo sorteamos de guapos: alguien se tiró, los demás los seguimos y después de recorrer el fondo hacia abajo encontramos una cuesta más o menos accesible.
Al volver a subir el panorama era desalentador: otro más y mucho más jodido. Tres motos y Tobhías se tiraron sin retorno al segundo cañadón pero los demás dudamos y cambiamos la estrategia: nos fuimos para arriba por el lomo del los cerros buscando que el cañadón se aplane o se “apiade” de nosotros, de modo de facilitar el cruce.
En particular, me fui sólo hacia arriba y encontré un lugar adecuado que había intuido a la distancia y lo pude cruzar avisando por VHF a los demás del éxito, puesto que estábamos más adelante que el primer grupo de intrépidos que seguía tratando de salir del cañadón.
Envalentonado encaré del mismo modo el próximo y volví a cruzarlo mientras los demás venían hacia mí. Y entonces casi ocurrió la hecatombe, el desastre total, dejándome el culo lleno de preguntas: la pendiente lateral estaba jugada y encaré un tramo con mucho cuidado midiendo cada movimiento pero una inofensiva grieta se cruzó ante mí; la pasé sin problemas con el tren delantero pero al pasar la rueda trasera derecha se desmoronó dejándome muy cerca del vuelco en cámara lenta. Si bien no había precipicio, no daba para hacer la experiencia giratoria hacia abajo.
Dudé en escapar hacia adelante acelerando, lo que seguramente me sacaba del problema por mis propios medios con algo de riesgo, o resignarme a esperar ayuda más segura. Elegí lo segundo y pedí ayuda por VHF, quedándome duro como rulo de estatua mientras Rolo me regañaba porque no había seguido su sabio consejo de ir por otro lado. Algo de adrenalina había que ponerle a la aventura….
Coraje con la Patrol se acercó por encima mío, siguiendo los consejos de Rolo y desde allí planificamos el rescate más seguro: me enganchó con su malacate y me ayudó a “tirarla” de punta aguantando la caída, de modo de aventar el riesgo de vuelco. Luego me “pescó” con el malacate por atrás y me subió derechito hasta un punto de equilibrio estable. Una impecable y segura maniobra que me volvió a las pistas.
Sorteado este problema la Quebrada de La Champa ya estaba al alcance de la mano puesto que después de trepar un poco más hasta rozar los 3500 msnm sólo nos quedaba una fuerte pendiente en bajada perfectamente posible para caer de nuevo en el cauce del Arroyo de La Venera, dónde finalmente yacía nuestra “Mina Incógnita”
Mientras tanto Tobhías y las otras tres motos motos todavía no podían salir de la ratonera original y por el contrario se alejaban del objetivo ya que seguían bajando por el fondo del cañadón que los había atrapado.
De todos modos la duda era si después de alcanzar el objetivo teníamos que desandar el camino o podíamos bajar por la quebrada de La Champa. El guía nos tranquilizó avisando por la radio que la salida por el cauce de La Venera era posible y fácil, que lo jodido ya lo habíamos pasado.
Con las tres chatas rosarinas y conmigo estaban dos de las motos, con uno de los muchachos muy afectado por la altura, a tal punto que hasta le debimos proporcionar oxígeno y algunas pastillitas de dextrosa, ibuprofeno y otras yerbas. Después que logramos bajar a La Champa, lo dejamos al herido descansando mientras nos fuimos cuesta arriba a buscar el objetivo, total lo pasábamos a buscar al regreso. Nos faltaban sólo 600 metros de un cauce accesible para arribar.
Y finalmente llegamos e identificamos lo que habíamos visto en el Earth Google. Pero no era una mina como suponíamos, era sólo un puesto abandonado hace mucho tiempo, que luego el guía nos revelara que era el Puesto Agua Amarilla. No nos quiso decir antes para mantener nuestra curiosidad o tal vez no sabía muy bien lo que nosotros buscábamos…
Otro objetivo del día a la bolsa.
Por la radio nos enteramos que Tobhías y compañía habían podido salir del encierro pero estaban muy lejos aguas abajo en La Champa y dado la avanzado de la hora, se conformarían por ver nuestro hallazgo por fotos y que se nos adelantarían para aprovechar la poca luz que quedaba dado que algunos de los motoqueros estaban exhaustos. El “herido” nuestro, el negro Martín, más o menos se recuperó y se pudo volver andando.
Todos empezamos a bajar por La Champa, que se reveló como un recorrido muy sencillo y pintoresco, entre altísimos paredones de piedra, mientras la tarde y la oscuridad nos fue envolviendo.
El regreso se complicó al salir de nuevo al cauce del Arroyo de La Aspereza casi de noche ya que pese a tener los tracks era muy fácil errarle a la huella. En algún momento, tuvimos que agrupar las chatas como si fueran faros para que las motos encuentren el rumbo, debido a que nos pidieron ayuda por radio.
Pasadas las 21:00 hs llegamos a lo de Yuri, donde todavía teníamos que preparar la cena y armar campamento. Por suerte pudimos obviar el segundo paso porque gentilmente Yuri nos proporcionó unas camas en una de las dependencias del puesto para los motoqueros, que se las agenciaron por llegar primeros y para el resto nos propuso dormir en… la Capilla!!!!
Corrimos los bancos y armamos un improvisado y blasfemo dormitorio frente al altar, donde había una imagen de la virgen, ofrendas y muchas velas prendidas. Algo totalmente surrealista: diez mugrientos, olorosos y ruidosos aventureros en calzoncillos durmiendo en una iglesia, al amparo de Dios….
Párrafo aparte para la cena: tanto jodí con el pollo al disco que me endosaron su preparación pese a mi inconfesable falta de experiencia en cocinar para tantos comensales. Siempre hay una primera vez y con la inestimable ayuda de Rolo pelando papas y cortando cebollas nos quedó para chuparse los dedos, seguramente ayudados por el hambre generalizada del grupo a esas altas horas de la noche. La anécdota fue el canje que le propusimos a Yuri ante la escasez de líquido alcohólico para el pollo: una botella de vino tinto fino Bodegas López que puso Tobhías por tres tetrabrik de vino blanco. Negocios son negocios.
LA RECETA
Para poder hacer este plato (aprox. 20 personas) necesitamos:
Un disco de arado bien grande (o dos)
10 kg de patamuslo
5 kg de papas
4 kg cebollas cortadas
Orégano a gusto
Sal y pimienta a gusto
Dos botellas de cerveza u otra bebida alcohólica
Procedimiento:
Calentar el disco de arado con leña, hasta que esté bien caliente y poner un chorro de aceite.
Colocar los patamuslos acomodados en el disco.
Esperar a que doren de un lado, darlos vuelta, y luego colocar la cebolla cortada.
Cortar las papas en rodajas y echarlas por encima del pollo
Destapar las cervezas y echárselas enteras.
Poner orégano, sal y pimienta y dejar tapado una horita mas o menos para que se cocine bien.
Muy tarde nos fuimos a dormir a la Capilla con Dios, con la idea de irnos mañana al Cuerno, tal como lo teníamos planeado. La luna y las estrellas afuera de la Capilla, increíbles.