CAMPAMENTO EN PLENO MONTE
Estando cerca del atardecer y lejos de algún poblado, decidimos acampar en la zona a la vera del camino y del monte, todavía con luz diurna, así podíamos hacer el asado que venía en el freezer de Hugo.
Antes dimos una vueltita hacia el extremo oeste del canal, llegando a apenas 4 kilómetros del punto donde abandonamos la lucha contra la vegetación: si hubiéramos seguido además de rayar las chatas, lográbamos el objetivo…
Nos dividimos el trabajo de armar las carpas, juntar leña y prender el fuego y al caer la noche ya estábamos saboreando el asado bajo una estrellada fenomenal y aturdidos por los ruidos del bosque. Hacía mucho calor y no les pusimos los sobretechos a las carpas para estar más frescos.
La novedad fue la aparición masiva de …garrapatas! Estaban muy flacas y a algunos los atacaron sin piedad, generando en todos la psicosis de tener alguna encima. Nos fuimos a dormir con amenaza de lluvia.
A las 5 de la mañana comenzó a llover y tuvimos que instalar de apuro los sobretechos y de paso instalar la duda de cómo salir de allí si duraba mucho el aguacero. A las 7:00, cuando aflojó la lluvia, nos levantamos y levantamos campamento a toda velocidad.
ENLACE 2963 A 2964 POR CAMINOS CON BARRO
Si bien el piso era firme, todo se había vuelto resbaloso lo que auguraba problemas ó diversión, según cómo se lo mire.
Al alejarnos de la zona de la confluencia, el monte se volvió más cerrado y el camino más zigzagueante, seguramente para ir hilvanando los antiguos puestos y esquivando algunas aguadas. Llama la atención la limpieza y prolijidad de la mayoría de los puestos perdidos en el monte: uno se imagina cosas peores pero felizmente no es así, ya que bien humildes, gran parte son de material y no exhiben el clásico descuido que conocemos.
Según los mapas nos empezábamos a adentrar en una especie de delta de los ríos Utis y Dulce; si bien no se veían zonas anegadas, eso era evidente por exhuberancia de la vegetación, a tal punto que por momentos si no fuese por la falta de montañas parecía que estábamos dentro de bosques andinos, para lo cual colaboraba el tiempo nublado y la tenue llovizna. Así después de patinar de lo lindo y hasta caernos en alguna cuneta salimos al asfalto de la RP07 que nos llevaba a LOS TELARES, donde se largó un terrible aguacero que sirvió para limpiar un poco las chatas. También sirvió para que se corte la electricidad en LOS TELARES y no pudiéramos recargar combustible, lo que complicó un poco a la Mitsu naftera de Tonga.
Desde Los Telares a la RN09 avanzamos primero por lo que creíamos era la margen sur del río Saladillo. Sabíamos que no había que cruzarlo así que en las bifurcaciones elegimos el camino más marcado. En realidad, sin darnos cuenta lo cruzamos e íbamos por la margen norte y entonces nos empezamos a alejar del track haciendo un rodeo innecesario empujados por el excelente camino ripiado del principio. Al legar al paraje de VACA HUMAN (Cabeza de Vaca) todo cambió y el camino se volvió un barrial muy pesado que nos obligó a algunos rescates. También nos dio la posibilidad de apreciar una especie de bosques de gigantescos cactus arbóreos no muy comunes, al menos para mí.
Finalmente cruzamos el Saladillo y retomamos la ruta sur que no debimos haber dejado. El cambio de paisaje fue abrupto: de repente el bosque y monte tropical trocó en vegetación desértica, indicando la vecindad del salar de Ambargasta.