CONFLUENCIA 29°S 64°O
Llegamos a la RN09 donde un breve trayecto hacia el sur nos puso a la altura del paralelo 29, frente a un mágico cortafuego con destino confluenciero, tal como el Earth Google nos decía. Estábamos a 3.5 kilómetros en pleno mediodía con un calor infernal, pero los once sacrificados expedicionarios no dudamos en ir todos a capturar la 29°S 64°O que casi ocho años atrás se le negó nada menos que a Eduardo Cinícola.
Alrededor de una hora de caminata, casi toda por el cortafuego costeando un alambrado y el resto atravesando monte algo raleado, nos puso encima de la tercera captura exitosa del viaje. Para la foto, armamos un monolito con ramas y con todos los GPS. El regreso nos llevó el mismo tiempo y decidimos ir hasta “El 49” para ver si conseguíamos nafta para Tonga.
ENLACE RODEANDO EL SALAR DE AMBARGASTA
“El 49” era una parada del extraño ferrocarril que se internaba en los confines del salar de Ambargasta, que pudo sobrevivir debido a su cercanía con la RN09. Todo el resto asociado al ferrocarril se murió y está desapareciendo corroído por el óxido y el abandono. Conseguimos nafta súper a 7,50 $/litro: se ve que por acá pasó el Dakar y se elevó la cotización….
A partir de aquí seguimos la traza del ferrocarril, previa detención para almorzar en las afueras del pueblo, para lo cual improvisamos un “techo” con el portón de la SW4 y una sombrilla sobre la caja de Toyota de Hugo. Había empezado a llover un poco, así que la solución fue una maravilla.
Nuestro próximo objetivo era atravesar el salar de Ambargasta, lo cual era una incógnita debido a que desconocíamos la actual situación acuática del mismo. Google Earth mostraba una huella que cruza en forma recta a la altura del km 88 del ramal ferroviario y hacia allí seguimos.
Este ramal, denominado “Seghezzo” por el nombre de la compañía que explotaba la salina, tiene la particularidad de que está construido con durmientes metálicos, una muy rara elección para un suelo salitroso. También curiosamente no ha sido levantado: el óxido ha hecho lo suyo y la vegetación lo está devorando, al más puro estilo del “Mundo sin humanos”. Esta vez el objetivo era otro, así que descartamos hacer investigaciones de arqueología ferroviaria, que sin duda hubieran estado interesantes. Les acerco un cuento de personajes de la zona de mi amigo Héctor Benedetti, "Un trato Justo"
En el Km 88 apareció el desvío que buscamos pero una tranquera con candado cortó nuestras intenciones. Había una escuela de 1920 abandonada , un casco de una estancia importante también abandonada y un montón de autos viejos a medio desarmar se veían atrás del alambrado. Si bien se notaba claramente todo deshabitado desde hacía mucho, el aspecto era bastante bueno y no se condecía con un lugar tan solitario. Alguien viene de vez en cuando por acá.
Antes de claudicar, nos metimos a pie a ver si había modo de sortear la tranquera sin violentarla y chequear que la huella seguía más adelante después del casco. Obtuvimos un NO para lo primero y un SI para lo segundo, lo que nos desanimó un poco: no quedaba otro remedio que rodear el salar por el sur, obligándonos a una vuelta enorme.
Ahora estábamos jugados con el tiempo pero con fe inquebrantable para lograr la cuarta conquista.
Pablo Anastasio interrogó a un puestero el que le confirmó que la huella que cruza el salar existe pero que la mayor parte del año es intransitable porque está cubierta de agua y que esa es la situación actual, así que por suerte no insistimos.