LATIÓ LATITUD 50

Doce confluencias de un saque en el interior profundo de Santa Cruz

28 de Octubre al 06 de Noviembre de 2011

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MIÉRCOLES 2 : DESCONOCIDA COSTA NORTE DEL RÍO SANTA CRUZ

                Aunque parezca increíble a las 7:30 estábamos en marcha: el paralelo 50 con sus cinco confluencias tenía que rendirse ante nosotros hoy. Ya teníamos dos adentro y la idea era ir por las tres restantes y  arrimarnos al lago Cardiel hacia la nochecita. Difícil pero no imposible.

                Nos adentramos en una zona desconocida de la meseta santacruceña a través de la RP 17 que por los primeros kilómetros parece una ruta provincial normal, pero luego se va desdibujando porque en realidad ahora conduce a la nada, como ya verán. El paisaje, bien patagónico y extremadamente verde, como fue moneda corriente en este viaje con una primavera inusualmente lluviosa, nos va introduciendo en una sucesión de inmensas estancias, casi ninguna con animales, al menos visibles.

                Para la primera confluencia nos tuvimos que desviar unos 15 kilómetros de la RP17 por huellas que bajan de la meseta al valle del río santa Cruz y conducen a estancias a través de profundos cañadones, que sorprendentemente tenían cursos de agua activos: hasta hubo un pequeño vadeo.

                Sólo tuvimos que hacer un par de kilómetros a campo traviesa para estacionarnos fácilmente en la confluencia 50°S 70°O, sobre una superficie plana con poca vegetación, a merced del viento patagónico. Para no perder tiempo decidimos salir por donde entramos para ir a lo seguro, aunque fuera más largo.


El recorrido por ignotas rutas santacruceñas de su profundo interior



Cabañas en la Isla Pavón, donde nos alojamos. Muy buen lugar.


Esta vez pudimos estacionar encima de la confluencia 50°S 70°O, sin obstáculos


Sacando los fotos de rigor


Los GPSs marcando todos los ceros, esta vez con por lo menos dos más de lo normal...


Hay muchas confluencias que representan a la patagonia, pero esta es una de las más emblemáticas: la nada misma en 50°S 70°O

                De nuevo en la RP17, que en esta zona hace un largo rodeo, pasamos por una serie de estancias de cierta importancia (La Argentina, Cañadón Grande, Las Mercedes, etc.) y luego desviamos hacia el sur, donde se bifurca al encontrase con la RP65. A partir de allí la RP17 se comienza a desdibujar hasta el punto que al atravesar un escorial de unos 1500 metros de longitud se convierte en un insoportable pedrero. Luego el suelo mejora y aparecen más estancias, pero claramente deshabitadas y abandonadas hasta encontrar la RP67, donde dejamos momentáneamente la RP17 y nos adentramos en el cañadón que sale hacia el norte por la la cual discurre dicha ruta, que nos acercaría a la próxima confluencia, la 50°S 71°O.

                El cañadón está tan verde que hasta no parece patagónico y a poco de andar nos topamos con la famosa estancia La Australasia, que es la primera donde volvemos a ver vacas y ovejas en cantidad apreciable. Hasta ahora sólo habíamos visto gran cantidad de guanacos salvajes y nada más.

                A pocos km de la confluencia 50°S 71°O aparece la estancia El Cordero, la cual parece en actividad por su buen aspecto aunque no vimos gente al pasar frente a ella. Enseguida tomamos una borrosa huella que trepa a los cerros, la que se fue desdibujando a medida que subíamos. Apareció un alambrado que cortaba el paso pero en esas soledades lo atravesamos sin dudar usando la rebatibilidad intrínseca del mismo.

                Nuestro plan era encontrar una sísmica que nos acercase del todo a la confluencia, que ya la teníamos a unos cinco kilómetros.  La zona se ve que fue surcada por petroleros pero sin éxito; de hecho hay terrazas abandonadas que debieron soportar algunas instalaciones de exploración. Al final apareció la sísmica, que por supuesto estaba a la miseria, pero era mejor que ir a campo traviesa entre coirones y piedras. No obstante en algunos tramos tuvimos que luchar con pequeños arenales y algún mallín con barro, con encajadas incluidas.

                Así llegamos a un extenso bajo donde yacía la confluencia a unos 400 metros de la sísmica, pero el acercamiento final lo hicimos a pie ya que el piso era extremadamente tortuoso y no valía la pena arriegar.

                El viento era muy fuerte: medimos ráfagas de 50 km/hora, mientras poníamos las coordenadas del GPS en cero, de nuevo en el medio de la nada.

                Para regresar desandamos el camino, con la duda que en la estancia nos parasen para ver que estábamos haciendo por ahí, sobre todo por haber cruzado el alambrado Por suerte nada de eso ocurrió y nadie se percató de nosotros o directamente no les importó, total poco hay para hacer en esos lares que los pueda afectar, salvo saciar la curiosidad, si es que la tienen.


Paisajes de la RP17, antes de la bifurcación con la RP65, donde está transitada


Los únicos seres vivos que se encuentran sobre la RP17 profunda, ñandúes y guanacos


 
Estancias abandonadas o casi, sobre la RP17


Cartelería y otras yerbas que se ven en la solitaria RP17


Adentro la mítica estancia La Australasia, se empiezan a ver muchas ovejas, aunque no vimos el casco en sí


   
Estancia El Cordero, casi centenaria cuando la visitamos en 2011


Por tenues huellitas dejamos atrás "El Cordero" rumbo a la solitaria confluencia 50°S 71°O



Tortuosas picadas sísmicas nos iban conduciendo al destino


La chatas sufrían horrores por transitar esos seudo caminos que imaginamos


Por si fuera poco, también encontramos mallines en los que por supuesto nos encajamos


Un "camino" largo que baja y se pierde


El terreno donde estaba la maldita confluencia era terrible y no valía la pena arriesgar las chatas

 
A caminar los 400 metros que faltaban


Danza de Confluencias tratando de lograr los ceros. Como siempre Pablo con el termostato desconectado...


Evidencia GPS del nuevo logro, la cuarta del paralelo 50


El lugar de la confluencia y el grupo que la logró

                Desde la estancia El Cordero tomamos un atajo a la RP17 que resulto muy interesante por lo desolado, recorriendo otro cañadón paralelo al que ingresamos más atrás, cuando utilizamos la RP67.

                Encontramos la RP17 sin dificultad, la cual está claramente con casi nada de tránsito ahora con rumbo a Cóndor Cliff, el futuro asentamiento de una gran represa hidroeléctrica de tamaño similar a El Chocón, sobre el río Santa Cruz.

                Si bien la obra hidroeléctrica será quien le volverá a dar impulso a esta zona,al menos durante la etapa de su construcción, sin duda es la responsable de la desolación actual, ya que los establecimientos ganaderos que estaban en el valle del río han abandonado su actividad ante la inminencia de las obras y su posterior inundación. Además, antiguamente, la RP17 cruzaba el río por medio de una balsa que ahora no existe más, con lo cual ahora la ruta no conduce a ninguna parte y sólo puede ser usado por un grupo de locos como nosotros que ande cazando confluencias.

                El valle del río es muy profundo y en una curva apareció majestuoso ante nuestros ojos, con su característico celeste como el de nuestra bandera. Desde este lugar de puede apreciar porqué se eligió esta zona del río para hacer la represa: el valle se angosta un poco (igual debe tener un par de kilómetros) pero lo más notable es que lo flanquean dos paredones casi verticales de roca basáltica de unos 300 metros de altura, anclaje perfecto para un dique. Posiblemente sería la última vez contemplásemos este valle antes de la inundación.

                Nos preguntamos cómo sería la bajada a la zona de la balsa que habíamos visto muy enroscada en GE. La respuesta fue que efectivamente lo era aunque milagrosamente el acantilado tenía unas fisuras que permitieron construirla sin mucha dificultad. Bajamos muy rápido desde los 475 msnm a los 145 msnm por donde discurre el río.

                Atravesamos el casco abandonado de la emblemática estancia Cóndor Cliff, después de cruzar un vado bastante profundo del arroyo Lechuza, tributario del Santa Cruz que en otras épocas debió ser usado para riego, a juzgar por la profusa arboleda que posee el abandonado establecimiento.

                Este sitio fue bautizado por Darwin y Fitz Roy con ese nombre debido a los enormes acantilados sobrevolados por cóndores que vieron aquí cuando remontaron el río en la célebre expedición que no descubrió por pocos metros el lago Argentino allá por fines del 1800.

                Bajamos al río por lo que fue la RP4 unía la RP17 con la RP9 del otro lado del río hasta la rampa donde estaba antiguamente la balsa: todavía sobreviven los anclajes y unos oxidados cables de acero; enfrente hay unas construcciones donde debía vivir el balsero. El camino hoy se sumerge en el río y emerge en su ribera sur aunque el vadeo es mucho más respetable: 700 m3/seg es el caudal medio del río.

                Nos embargó la emoción al pensar que en un futuro, este preciso lugar sería el fondo de un lago de más de 100 metros de profundidad. Posiblemente nunca más lo pisaríamos con nuestras chatas1.

1 Hoy en 2015, todavía se podría ir...


Al arrimarnos al río Santa Cruz, el tajo en la meseta basáltica se hizo visible


Al acercarnos al borde de la meseta, el valle del río se apreciaba en toda su magnitud. Pensar que alguna vez esto será un gigantesco lago


Un poco más de zoom y entonces se notan las instalaciones de la balsa Cóndor Cliff, que por supuesto ya no existe


Bajada al río Santa Cruz desde el norte rumbo a la estancia Cóndor Cliff, donde se construirá la represa


El borde basáltico de la meseta que milagrosamente tenía una grieta para una bajada natural que aprovechó la RP17


Panorámicas desde la bajada


Vadeando el arroyo La Lechuza en la estancia Cóndor Cliff


Lo que queda de la abandonada estancia Cóndor Cliff que quedará bajo las aguas del embalse


La casi desaparecida RP4 se introduce en el río y sale por la margen opuesta. La balsa Cóndor Cliff ya no está...


Las instalaciones donde vivía el balsero en la margen sur del río Santa Cruz, abandonadas


Postales del río Santa Cruz en Cóndor Cliff, donde en un futuro habrá 100 metros de agua encima


Todos queríamos tener fotos de algo que tal vez no veamos nunca más...

                La RP17 sigue hacia el oeste más o menos siguiendo el valle del río hacia la RN40 cruzando el río La Leona cerca de la misma. Su aspecto empieza a ser simétrico respecto de Cóndor Cliff ya que a medida que nos alejamos de la zona inundable parece más transitada y empiezan a aparecer estancias con algo de actividad, que tal vez se salven de la inundación provocada por el embalse.

                Cerca del meridiano 72, la dejamos por un olvidado atajo a la RP21 que, paralela al la RN40, corre por el este del río La Leona por sobre la meseta. Supuestamente, esta confluencia sería un trámite, al menos adivinábamos eso a través de las pobres fotos del Google Earth. Así nos pareció hasta posicionarnos a unos 8 kilómetros en línea recta donde cerca de la estancia La Meseta, dejamos los caminos oficiales.

                La realidad fue totalmente opuesta: la zona era muy quebrada y tuvimos sortear una serie de cañadones terribles que exigieron todas nuestras destrezas para encontrar por donde atravesarlos y sobre todo por donde subirlos una vez que alcanzamos la parte baja. Fue algo grandioso, extremadamente offroad, en la más pura Patagonia, que con ráfagas de 60 km/h nos los recordaba insistentemente. Christian se lució encontrándole la vuelta a la parte mas compleja, con habilidad y audacia.

                No sólo estaba bueno para manejar, los paisajes eran grandiosos ya que desde las alturas podíamos divisar el lago Argentino e incluso un par de enormes icebergs navegándolo.

                La confluencia estaba en un lugar privilegiado ya que casi se podía ver en simultaneo el lago Argentino y el lago Viedma, además de tener de telón de fondo las montañas nevadas de la cordillera.

                Finalmente la logramos y con ella pudimos completar el principal objetivo del viaje que era alcanzar las cinco confluencias de la latitud 50. No va ser fácil que con vehículos otros lleguen aquí y nos guardamos la satisfacción de ser los primeros en registrarla.

            Como supondrán salir tampoco iba a ser fácil y para complicarlo, esta vez decidimos no desandar y buscar una salida que nos arrimara más al norte. Teníamos presente una sísmica que podía sacarnos a la RP21 en un modo más directo y nos abocamos a buscarla. Y lo logramos después un tortuoso recorrido que lentamente nos puso sobre caminos normales.


Desde las alturas de la RP21 divisamos a lo lejos el lago Argentino

 
Mirando bien alcanzamos a ver dos icebergs que seguramente navegarían algunos kilómetros del alto río Santa Cruz antes de derretirse


La cara oeste de la meseta que habíamos transitado, frente a la cordillera tenía nieve aún



Tortuosa pero entretenida aproximación a la confluencia 50°S 72°O


Y otra vez llegamos exitosamente !!!


Los GPSs verificando nuestro nuevo logro


Compartiendo mi alegría con los amigos, aunque cagados de frío por el viento


Patagonia salvaje en su mejor nivel, cielo incluido

 
Paisajes desde la confluencia  50°S 72°O. Valía la pena llegar hasta aquí


A mi solo se me ocurre traer a mis amigos hasta acá a cazar confluencias


Buscando como retomar la RP21 por esas vastedades

                Ya era tarde y la posibilidad de llegar al lago Cardiel esa noche se esfumó con el atardecer. La RP21 nos depositó en el puente de la RN40 sobre el río La Leona, frente al hotel homónimo. Si alguien quiere captar el viejo espíritu de la RN40 es un tramo relativamente corto que vale la pena hacer.

                Con esta parada también se diluyó otro posible campamento ya que la comodidad de alojarnos sin esfuerzo (aunque a mayor costo$$$) nos atrapó.

                Durante la cena propusimos salir temprano para que Sebastian pudiera tirar la caña un rato pero la propuesta no le gustó ya que se sintió molesto porque no le dejamos el tiempo necesario. El irrefrenable entusiasmo de los otros cinco por las confluencias, sin desearlo, lo había dejado con las manos casi vacías: tal vez pese a creer haber sido claro yo no logré transmitirle cuales serían las prioridades. Claro, que por supuesto no había considerado los inconvenientes de mi chata. Fue el único momento tenso del viaje con alguna cara larga. Cosas que pasan, nadie lo quiso perjudicar y sé que se le pasará la bronca.


El hotel La Leona, por dentro, un lujo en el medio de la Patagonia

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