LATIÓ LATITUD 50
Doce confluencias de un saque en el interior profundo de Santa Cruz
28 de Octubre al 06 de Noviembre de 2011
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MARTES 1 : CONFLUENCIAS COSTERAS
Arrancamos bastante temprano, supuestamente ya sin problemas. Mientras fotografiamos la pista de aluminio instalada para la guerra de Malvinas, cruzamos una extensa caravana de autos antiguos que se dirigía al sur, con vehículos muy interesantes por cierto.
A poco de retomar la RN03 nos desviamos por el primer acceso previsto para la confluencia 50°S 68°O, el cual probablemente no fuera posible, pero la curiosidad pudo más: era ir largo trecho por la aburrida RN 3 o andar vagando por la meseta costeando el mar en busca de desconocidos paisajes.
Y así fue: la tranquera por donde debíamos acceder a la estancia Darwin tenía un grueso candado a más de 40 kilómetros de la confluencia, muy lejos para entrar sin permiso.
Ya que estábamos cerca nos corrimos hasta la costa atlántica, donde los acantilados y la playa nos deslumbraron: con un poco más de tiempo y algo de conocimiento previo hubiera sido interesante ir por la playa hasta el paralelo 50 pero a ciegas no era prudente.
Volvimos a la RN03, pero antes preguntamos en al un puesto respecto a como llegar a nuestro objetivo y la clave fue la estancia Tres Lagunas, muchos kilómetros al sur.
En el mirador del Gran Bajo de San Julián paramos a sacar las fotos de práctica y luego salimos a buscar nuestro track teórico, el cual se iniciaba con una tranquera con candado. Pero al conocer la clave antes mencionado, desandamos unos kilómetros y entramos a preguntar en la estancia Tres Lagunas, donde su propietario, el Sr. Manzano, ex aviador, entendió enseguida nuestro propósito confluenciero y nos franqueó el acceso, aconsejándonos volver a consultar en la próxima estancia “La Gringa” al Sr. Calvo para continuar, aunque creía que no tendríamos problemas.
Efectivamente, en “La Gringa” también nos autorizaron el paso y siguiendo prolijamente nuestro elaborado track fuimos encontrándole la vuelta para acceder a la oculta confluencia 50°S 68°O, la primera de la latitud 50. Siguieron mis pequeñas desventuras mecánicas: un ruido a caño de escape suelto de un soporte me hizo detener y efectivamente algo de eso había, pero no tan sencillo: lo que se había soltado era el soporte de la rótula que une el diferencial trasero al chasis y por poco no se me desenchufa el cardan de la caja, lo que hubiera sido desastroso, más si ocurría en la ruta a alta velocidad. Tres de los cuatro tornillos no estaban y el cuarto se había cortado.
Por suerte había tornillos de repuesto y por suerte lo pudimos recomponer rápidamente sin más consecuencias que la pérdida de tiempo y la malasangre.
Seguimos por huellas tenues dentro de los campos, pasamos al costado de la laguna Santa Rosa y al entrar tranquera abierta mediante al campo homónimo, la huella nos puso a menos de un kilómetro a campo traviesa de la confluencia, la cual logramos sin ninguna dificultad. Guillermo y Eduardo habían intentado por un supuesto atajo y se demoraron un rato para salir de l laberinto de la estancia Miramar pero también llegaron.
Entrada la tarde, la primera de la serie 50 cayo después de un largo día de búsqueda.
Sin pérdida de tiempo desandamos los mismos caminos internos hasta la RN03 con la idea de recuperar todo el tiempo posible. Antes de cruzar el río Chico siento que el andar se vuelve extraño, atribuyéndolo a las ondulaciones del camino pero al intensificarse paro a revisar: sigue la sucesión de problemas, ahora la rueda trasera izquierda se había deformado lo suficiente para andar a los saltos.
Cambiamos por uno de los auxilios y seguimos. La verdad que parece que en este viaje la suerte me acompaña a medias; problemas mecánicos uno tras otro pero siempre me dejan seguir andando. Mi copiloto, no tan habituado a los problemas se vuelve inquieto porque ve que pese a todo seguimos como si nada…
Al llegar a Piedrabuena paramos a recargar combustible y decidir que hacer. En un exceso de entusiasmo, la idea primera fue seguir y acampar donde sea para hacer el medio cordero que nos había sobrado de San Julián. Así arrancamos hacia el oeste pero antes pasamos a registrar la segunda de la serie 50 en las afueras del pueblo, las cual yo ya había visitado en 2006. El acceso es muy fácil y la particularidad es que la zona se ha comenzado a poblar y que ahora es atravesada por la nueva línea de 500 KV que une Pico Truncado con Piedrabuena. La registramos casi sin bajarnos de las chatas pero ahí nos dimos cuenta que desde el oeste se venía una potencial tormenta que podía complicar nuestros planes de campamento y mas que nada, del cordero.
Por eso cambiamos de rumbo y fuimos a ver si podíamos alojarnos en la Isla Pavón sobre el río Santa Cruz, lo cual fue una excelente idea ya que conseguimos a muy buen precio una cabaña para seis con parrilla disponible.
Además de poder alojarnos cómodamente, nos dio la posibilidad de comernos lo que quedaba del cordero preparado en forma exquisita por Sebastian. Todo salio tan redondo que pudimos convencer a Christian de salir bien temprano al día siguiente.