VOLCANES, CAÑONES, SALARES, DOLINAS, AVIONES Y SOLIDARIDAD
(LA TRAVESÍA DE LA REMOLCADA INCREÍBLE)10 al 18 de Noviembre de 2012
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MIÉRCOLES 14 DE NOVIEMBRE DE 2012
Salinas Grandes, Gasoducto Atacama y remolcada inversa en Cuesta de Lipán
Para no demorar la partida de los últimos dos días de travesía me levanté temprano para reparar el tanque de nuevo ya que previsoramente no había usado toda la resina epoxi. No perdía por la zona reparada sino por otro lado, por las soldaduras de punto de una tacita interior donde se aloja la bomba: mismo motivo, la chapa muy fina se había agujerado.
Como el tanque estaba casi vacío, rápidamente repetí el procedimiento anterior y a la pista de nuevo. Quise conseguir un kit de parches de PRFV por las dudas pero no hubo caso, así que había que prohibir la aparición de nuevas fugas.
Algo sobre el consumo de nafta: Casi todo por encima de los 4000 msnm, con la Vitara de sólo 1600 cm3, para 655 km utilicé 134 litros de nafta, es decir algo más de 20 lts/100 km. Por suerte el recorrido fue más corto del previsto ya que me había preparado para gastar 16 lts/100 km, que era mi antecedente anterior entre 3000 y 4000 msnm, cuando fuimos a la Laguna del Cuerno.
Después de poner todo en condiciones, a eso de las 10:00 partimos hacia el norte rumbo a Jujuy por la ex-RN40, no sin antes visitar la mítica estación ferroviaria de San Antonio de los Cobres mientras reparaban un amortiguador de la TLC de Diego en el predio del Ejército.
El primer objetivo del día era cruzar las Salinas grandes por su interior aprovechando que en esta época debería estar seca. Efectivamente era así y nos adentramos bien por su interior pudiendo apreciar el gigantesco trabajo que hace la naturaleza en sus ciclos de lluvias y evaporación para hacer aparecer el cloruro de sodio que tan rica hace las comidas y tan mal nos hace a los hipertensos.
Pudimos apreciar la formación del hermoso irregular diamantado que se forma cuando seguramente por efecto del sol se dilata la inmensa superficie blanca del salar dándole un particular toque artístico. Pudimos también ver la fabricación de las ladrillos de sal destinados a construcciones de la zona y la explotación salinera propiamente dicha mediante la apertura de prolijas piletas de decantación y evaporación.
Todo esto bien al interior del salar, lejos de la ruta por donde todo el mundo pasa raudo. Vale la pena la experiencia, claro está cuando está seco.
Saliendo de Salinas Grandes lo que nos faltaba era una exploratoria en la zona de Pozo Colorado, por donde el Gasoducto Atacama atraviesa la Sierra Alta, a más de 4000 msnm. Entramos a la zona por la traza del gasoducto y al mediodía improvisamos un toldo sobre la misma traza y nos mandamos una bruta picada además de un memorable postre con queso y dulce de cayote, aportado por Aldo.
Recorrimos algunos ignotos pueblos al pie de la dicha sierra como Pozo Colorado, San Miguel de los Colorados y Puerta de Colorados, siguiendo el cauce del río de los Colorados y luego tomamos una XX paralela al gasoducto que discurría por un cauce seco por donde creíamos que podríamos cruzar la Sierra Alta pasando de la puna a la Quebrada de Humahuaca.
Avanzamos mucho por un pesadísimo cauce seco muy arenoso que exigió al máximo a los motores y a los pilotos, ya que además hacía mucho calor. Cuando la cosa se empezaba a poner interesante, cerca de la divisoria de aguas en un angosto cañón, un inesperado alambrado nos paró cerca de un puesto.
Era fácilmente “vulnerable” pero ante la presencia de un puesto, por si acaso fuimos a preguntar si podíamos cruzarlo y la respuesta fue una rotunda negativa de sus moradores: “No podemos dejarlos pasar, los dueños no permiten que nadie pase”; además nos desanimaron respecto a que más adelante no podríamos circular por las piedras y por lo angosto del cañón. Nos quedamos con las ganas de corroborarlo.
No dispuestos a darnos por vencido respecto del cruce de la sierra Alta, decidimos intentar por la traza del Gasoducto, que trepa por encima de los 4000 msnm. Reculamos por el río hasta encontrarla y la comenzamos a seguir.
Primero sin problemas al circular por la parte plana, luego se empezó a complicar al llegar las estribaciones de la sierra debido al suelo flojo. Las primeras trepadas nos dieron bastante trabajo y cuando íbamos a encarar la primera pendiente verdaderamente fuerte un zanjón nos detuvo. Lo paleamos para matarles los filos y hacer unas rampas y primero yo y luego Denis intentamos cruzarlo. Denis lo logró pero solo pudo avanzar unos pocos metros más: el piso aparentemente duro se deshacía con el peso de las chatas.
Y recién empezábamos..
Casi de noche y con el tiempo no muy auspicioso optamos por abortar el cruce de la sierra: el lugar no era reparado para acampar y el futuro era dudoso para el poco tiempo que disponíamos: un solo día de más de travesía no garantizaba ser suficiente para tamaña empresa. Tal vez hubiera sido mejor…
Comenzamos a volver por la traza con bastante esfuerzo, ya que sin darnos cuenta habíamos bajado algunas arenosas cuestas difíciles de remontar. Pampa 02 sacó hasta su último HP para treparlas y luego de una muy larga, al bajar el ritmo para reagruparnos, se paró el motor.
Al querer arrancarla, no quiso saber nada. Revisamos las cosas obvias y no encontramos nada.
Probamos a hacerla a arrancar remolcando y arrancó, así que seguimos. Parecía andar bien por encima de 2000 RPM pero por debajo fallaba.
Llegamos al asfalto y a poco de andar me acuerdo que hay que sacar los cubos. Al detenernos sentimos un burbujeo extraño: al abrir el capot, el reservorio de agua burbujeaba vapor. Miro el termómetro y estaba normal: al sacar con mucho cuidado la tapa del radiador nos damos cuenta que no había agua. Aclaro que durante todo el día, nunca le había sacado la vista al medidor de temperatura porque era conciente del esfuerzo a que estaba sometiendo al motor.
Dejamos enfriar un buen rato, luego le agregamos casi cinco litros de agua y arrancó luego sin problemas. Probamos a andar un poco a ver que pasaba y parecía andar bien.
Sin embargo, pocos kilómetros más a delante al detenerme para revisar se me ocurre mirar la varilla del aceite y entonces fue GAME OVER: el aceite estaba muy emulsionado, señal inequívoca que por lo menos junta de la la tapa de cilindros había sonado…
Así no se podía seguir, así que debimos alterar completamente los planes, terminando virtualmente la travesía. Una forma de decir…
Primero debían llevarme a algún lugar seguro: Susques o Purmamarca. Elegimos el segundo ya que así empezábamos a retroceder. Estábamos más allá de la Cuesta de Lipán, muy cerca de su punto más alto, del lado de Susques. Hasta allí, en subida me remolcaron con una eslinga sin ninguna dificultad. Hasta nos animamos a pasar varios camiones.
El asunto fue la bajada, ya que generalmente, Pampa 02, sin servofreno debía “aguantar” con su freno a la TLC motora. Los discos y campana no tardaron en ponerse morados…
Íbamos a tardar una eternidad en bajar si seguíamos así, entre la baja velocidad y la espera para enfriar los frenos. Pero Denis tuvo idea genial, apoteótica: Y si ponemos a la Pampa 02 delante y que baje por gravedad aguantada por la TLC con freno motor? El “remolque inverso” parecía poco probable porque cualquier repechada iba a necesitar nuevo remolque pero probar no costaba nada.
Y vaya si funcionó: hicimos mas de 40 km, casi toda la Cuesta de Lipan, sin necesidad de remolque y prácticamente llegamos hasta la puerta de la Hostería donde nos alojamos, en el centro de Purmamarca. Ni quieran imaginarse lo que deben haber pensado los camioneros que sobrepasamos en la bajada, que primero habían visto a Goliath tirando a David y luego a la inversa: Pampa 02 es un chichorro comparada con la TLC. Si los camioneros habían tomado una cerveza, seguro que ahora se asustaron y no beben nunca más.
En Purmamarca nos alojamos en una bonita hostería mientras a mi me caía la ficha y estaba a las puteadas. Si bien de nuevo la suerte había hecho fallar a Pampa 02 en zona segura, estar a 1800 km de casa con una rotura de este tipo es complejo: no es viable llevarla con una grúa por el costo, buscar como llevarla con un mosquito lleva su tiempo y un montón de molestias, ni hablar de intentar reparar por aquí. Me preguntaba porque no me dedico a coleccionar estampillas en lugar de ir a escalar montañas con la chata. Llego a casa y la vendo - se me cruzó por la cabeza…
Eso fue durante la cena, que pese a estar exquisita (comimos bifes de llama, una delicatessen), estar regada con buen vino y con todos mis compañeros tratando de levantarme el ánimo, no la disfruté mucho. Diego se ofreció llevarme a remolque hasta casa, lo que me pareció una locura.
A la mañana ya mi ánimo había cambiado, como era de esperar. El generoso ofrecimiento de Diego del remolque imposible no sólo ya lo veía con buenos ojos sino que pasaba a ser un desafío más de la travesía. Ya estaba pensando en como la arreglaría y donde iría a probarla después. Soy incurable…
Igual no todo estaba resuelto. Necesitábamos, para empezar, por lo menos una cuarta de remolque como la gente y luego, mucha suerte para que en ninguno de los infinitos controles camineros y peajes no nos molesten.
En Purmamarca no solo no conseguimos una cuarta: ni siquiera logramos conseguir un mísero pedazo de caño para fabricar algo, así que tuvimos que salir a la RN09 eslingados.
Por suerte en la primer gomería que paramos a preguntar había una cuarta casera colgada de una pared y con esfuerzo conseguimos que el reticente gomero nos la venda por trabajosos 300$.
Ahora si nos largamos a bebernos los kilómetros y a cruzar los dedos en cada control caminero. Denis iba adelante oteando el horizonte y por radio nos venía previniendo de los problemas y pensando en la estrategia de cómo pasar inadvertido.
Como se imaginarán la tensión nerviosa de ir remolcado es terrible pero nos turnábamos con Matías para “manejar” un poco cada uno y estar bien atento a las frenadas y los sobrepasos.
La cuestión que dejamos Jujuy, atravesamos Salta y entramos a Santiago del Estero sin contratiempos, excepto que al no tener el motor en marcha la batería se empezó a morir y en alguna estación de servicio, le tuvimos que hacer alguna transfusión para poder tener las luces de posición encendidas y operar la radio VHF. El ritmo era muy bueno: entre 80 y 90 km/h y lo mejor de todo que ¡Pampa 02 ni movía la aguja del combustible!
Por la noche decidimos no andar y paramos a cenar y a dormir en Fernández, creo. No me acuerdo mucho de este viaje, Matías y yo eramos un manojo de nervios, atentos a las luces de freno de la TLC y nada más.
A la mañana del sábado amaneció nublado y empezó a llover por tramos. Denis se hizo cargo de remolcarnos y el ritmo aumentó un poco, sin problemas. Sin darnos cuenta apenas pasado el mediodía estábamos en Sunchales, donde la señora de Denis nos agasajó con un impensado y excelente almuerzo.
La idea era seguir remolcado hasta Rosario y ahí pedir la grúa del seguro, pero llegamos tan bien allí que nos jugamos a meternos dentro de la zona de traslado gratuito. Como en las cabinas de peaje de la Autopista Rosario - Bs. As. no nos dijeron nada seguimos así hasta Zárate, donde terminaron los geniales servicios de remolque de Diego, a quien no tengo como agradecerle la infinita mano que me dio.
No solo invirtió su tiempo comiéndose un lento regreso sino que corrió los riesgos propios de una remolcada como ésta; lo mismo para Denis. Compañeros de fierro para salir de travesía.
Enseguida vino la grúa del seguro y a medianoche estábamos en casa, casi un día antes de lo previsto, de regreso de otra sensacional aventura por el NOA.
¿Que pasó con mi chata? No fue la junta de tapa de cilindros sino que se fisuró la misma tapa, posiblemente algún mal congénito que apareció en las severas condiciones a la que fue sometida. Ya está reparada, lista para encarar de nuevo cualquier desafío como éste.
Hasta la próxima
Pampa
Octubre 2014
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