HUELLEANDO POR LAS SIERRAS DE SAN LUIS
28 de junio al 01 de julio de 2013
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EL SÁBADO: Los Manantiales - La Florida - Ruta Río Grande-Nogolí - La Carolina
Resulta que quien manejaba la Vitara bordó era Luis, antiguo dueño de la estancia Los Manantiales, que la había vendido como 15 años atrás y estaba ahora con su familia recordando viejos tiempos. Él nos confirmó que antiguamente la huella llegaba hasta su estancia y que venía a tratar de recorrerla.
Por supuesto le cedimos la delantera al que conocía y seguimos con ellos hacia el norte. La huella estaba sin tránsito hacía mucho tiempo y bastante estropeada pero con cuidado no era difícil. En la pantalla del GPS empezó a aparecer cerca la ruta Río Grande – Nogolí, por lo que me entusiasmó poder llegar a ella y retomar mi plan original sin retroceder ni un metro. Llegamos a un abra de 1490 m y comenzamos a descender al río Los manantiales y desde allí ya se veía la ruta que nombré antes!
Pero al llegar al río, a sólo 4 km de la salida, un alambrado, una tranquera sin candado y un intimidante cartel de “PROPIEDAD PRIVADA – NO PASAR” nos frenó. Santiago, que nos había seguido acompañando a caballo, nos desaconsejó entrar sin permiso.
Van a llamar a la policía, no son gente de la zona y no son amigables – nos terminó de acobardar
Fue un buen intento, lastima que nos quedamos en la puerta. Nos despedimos de Luis y sus hijos, que se iban a quedar a hacer un asadito y emprendimos el regreso, por la misma huella, porque para nosotros las 15:00 hs era muy tarde para tener que llegar a La Carolina al atardecer.
Intercambiamos los mails para intercambiar fotos e impresiones. Quien sabe tal vez apareciese alguien mientras almorzaban y ellos consigan la autorización y así nos enteraríamos.
El consuelo fue que ahora, al desandar el mismo camino, íbamos a poder sacar las fotos que la ansiedad de avanzar nos había llevado a dejar de lado. Fue así que descubrimos las bocaminas donde trabajan los mineros del colectivo abandonado y que paramos a ver en detalle lo que quedaba del mismo. Un lector, Alberto, me informó que eran prospecciones en busca de metales del grupo del Platino
Desandamos toda la huella disfrutando del paisaje y volvimos al Camino de las Pulperías para visitar El Durazno de día, lo que indudablemente valió la pena. Toda la urbanización esta diseñada con mucho gusto.
Desde El Durazno salimos a la AURP09 y volvimos a El Trapiche, donde dado el día tan lindo decidimos rodear el embalse la Florida para conocerlo de una buena vez. Un hermoso camino acompañado de una atractiva bicisenda mimetizada perfectamente con el terreno que invitaba a volver aquí con la bicicleta nos depositó sobre los murallones que dieron origen al mismo, que dan una buena idea de la magnitud de la obra. Parece mentira que arroyitos tan pequeños puedan aportar tanto volumen de agua al embalse.
En uno de los tantos miradores del circuito, yo tenía el dato de un geocaché, así que probamos a intentar descubrirlo.
Buscar un geocaché es una especie del búsqueda del tesoro moderna, cuyas detalles pueden leer aquí: http://www.geocaching.com/. Es una interesante actividad aunque todavía no me entusiasmé demasiado, excepto que tiempo atrás planté uno en Buchanan, con el cual unos cuantos renegaron bastante...
Casi nos damos por vencidos después de revisar multitud de piedras sin encontrar nada. Al final, casi a seis metros de la posición informada, de casualidad vi algo rojo y era la tapa del "tupper" donde estaba el pequeño libro de visitas.
Estuvo entretenida la actividad. Gracias GRIMPOL, por habernos proporcionado este buen momento!
El plan original de la mañana era hacer el camino Rio Grande – Nogoli, luego ir a San Francisco del Monte de Oro, subir la Cuesta Larga, atravesar la Pampa de las Invernadas y luego ir a dormir en La Carolina. Obviamente no nos daba el tiempo para semejante vuelta, así que se me ocurrió subir hasta la parte más alta del camino a Nogolí y de allí tomar un track teórico que había relevado del GE para ir directo a La Carolina bajando en el valle de Pancanta. Lo que no sabía si era practicable pero no podía dejar de asomarme.
Volvimos a completar el tanque de nafta en El Trapiche y nos embarcamos a disfrutar de las infinitas curvas del hermoso camino pavimentado que cruza las sierras y pasa a más de 2000 msnm. El paisaje es espléndido y el camino es muy divertido y seguro para manejar, asfaltado por supuesto.
Llegamos al punto donde deberíamos haber salido si no se nos cruzaba el cartel de NO PASAR y pudimos identificar exactamente nuestra posición anterior en el río Los Manantiales. Efectivamente había un camino y también una tranquera con los mismos carteles pero con candado; así sin permiso, hubiese sido difícil salir de la trampa. No obstante había unas huellas recientes que atravesaban la tranquera. Luis habría podido pasar? Al regreso a casa, me contacté con ellos pero me confirmaron que NO habían sido ellos.
Resulta que mi track teórico estaba en el punto más alto del camino, bien por el filo de las sierras. Antes de arribar al punto de acceso cruzamos a unos arrieros y les pregunté por el mismo. La respuesta fue buena y mala: “el camino existe y está muy deteriorado (lo bueno) pero atraviesa la estancia Pancanta y tiene varios candados (lo malo)"
Igual me llegué hasta la punta del track para curiosear y efectivamente ya la primera tranquera tenía candados. Game over.
Ya casi de noche, desandamos la cuesta, ahora en bajada y tomamos la RP09 para arrimarnos a La Carolina, donde llegamos con los últimos rayos de sol. Empezó a hacer bastante frío y nos alojamos en la cabaña “El Refugio” que teníamos reservada en el mismo pueblo, que parecía desierto.
No creo que haya habido más turistas que nosotros esa noche allí.
Mientras Adriana preparaba la cena, hice el plan para mañana, el que no íbamos a cumplir tampoco en su totalidad.
Recorrido del día