HUELLEANDO POR LAS SIERRAS DE SAN LUIS
28 de junio al 01 de julio de 2013
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EL DOMINGO: La Carolina - Cañada Honda - RP38 - Estancia La Ciénaga - RP39
Como nos acostamos temprano, pese al frío, a las 8:00 estábamos listos para salir a rodar. Mi plan era tratar de llegar por huellitas, previo paso por Cañada Honda, hasta el Chispeadero, luego empezar a volver por la Gruta de Intihuasi y pernoctar de nuevo por El Trapiche o algo así, de modo de tener todo el lunes para regresar tranquilos.
Primero nos dimos una vuelta por el pueblo, que estaba aún más desierto que cuando llegamos. Creo que no encontramos nadie pese a que a paso de hombre lo recorrimos casi todo. Visitamos la zona del río donde los pirquineros buscaban el oro, que todavía conserva sus aguas de color amarillo; se me ocurrió volver a subir el empinado camino al Tomolasta pero realmente estaba muy malo y me llevaría mucho tiempo para ir a un sitio que ya conocía. Adriana respiró aliviada porque las cornisas, de lejos, no la convencían mucho…
Una densa neblina cubría todo, lo que preanunciaba un día radiante. A poco de andar por el Camino de los Cerros en dirección a Intihuasi, la niebla se disipó y se confirmó el pronóstico.
Pocos kilómetros más adelante nos descolgamos hacia el sur por el camino que lleva a Cañada Honda, donde nace un río que luego nos acompañaría todo el día. No me queda claro si se llama Cañada Honda o La Bajada. Un loop de varios kilómetros nos condujo por encantadores paisajes serranos pasando por el paraje que le da nombre y por un viejo y casi abandonado cementerio. En esta paz no se debe morir nadie…
Volvimos a la ruta de asfalto y retrocedimos un poco para tomar la RP38, de tierra, que nos llevaría a la huella (teórica) para intentar llegar al Chispeadero. Mate va, mate viene se nos ocurrió que no sería mala idea llegar el lunes un poco más temprano a Buenos Aires para evitar el tránsito de un día de semana, lo que implicaba recortar algo de recorrido serrano; en ese momento aparece una huellita a la derecha con un cartel indicando “La Ciénaga”, que está en Mapear, y que nos podía devolver a la RP39 al norte de Intihuasi ofreciendo el recorte que veníamos pensando. Dejaríamos el Chispeadero para otra vez.
Todo salió redondo. La huella casi no estaba pisoteada y nos metía por entremedio de las sierras atravesando profundos cañadones y proporcionando increíbles paisajes invernales.
Tuvimos que abrir (y cerrar por supuesto) una decena larga de tranqueras, atravesar puestos y emprendimientos mineros abandonados y apreciar una cantidad inimaginable de cercos pircados para delimitar propiedades y potreros.
Cuesta imaginar todo lo que debió costar en esfuerzo de trabajo hacer esas construcciones manualmente y por eso se me ocurrió hacer unos números:
Un campo de una legua de lado completamente pircado implica 4 x 4800 m (lado) x 0,50 m (ancho del pircado) x 1,00 m (alto del pircado) x 2.60 ton/m3 (peso específico de las piedras) = 24 960 toneladas
Sólo para tener una idea del volumen de lo que estamos hablando, un camión semirremolque grande carga 30 toneladas máximo, lo que implica 24960/30 = 832 camiones grandes cargados a tope.
Una persona típicamente puede mover, a mano, sin acarrear de muy lejos, digamos 2 toneladas por hora (1 m3 de piedras lo que significa construir dos metros del muro que puse como ejemplo), o sea que si trabaja 8 horas podría acarrear en un día 16 toneladas.
Esto implica 24960/16 = 1560 días de trabajo o sea 390 días de una cuadrilla de cuatro personas en forma permanente!. Un año, cuatro personas sin parar y sin hacer otra cosa, para un solo campo !! (Siempre y cuando no haya que acarrear desde mucha distancia las piedras)
Realmente es difícil pensar como se construyeron tantos y tantos kilómetros de pircados. En Google Earth se ven cientos de kilómetros a simple vista...