LA MESETA DE LA MUERTE, NUEVO INTENTO
25 de Octubre al 02 de Noviembre de 2014
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MIERCOLES 29 DE OCTUBRE:
RINCÓN DE LOS TOROS, EL ULTIMO CONFÍN
ESTANCIA RÍO DEL MEDIO - PUESTO EL RABÓN - BALCÓN DEL RABÓN - LAGO CARDIEL - ESTANCIA DOS HERMANOS - RIO CARDIEL - BALCÓN DEL CARDIEL - ESTANCIA RINCON DE LOS TOROS
Despertamos temprano como fue habitual en estas latitudes. Las chapas del techo que golpeaban incesantemente colaboraron cual despertador campestre.
Afuera hacía mucho frío aunque el viento había amainado un poco. El río nos sorprendió festoneado por una capa de hielo y escarcha en ambas orillas y con pedazos de hielo flotando por su cauce. Ayer no había nada de eso. Meter las manos para lavarse la cara era doloroso; ni les cuento cuando quisimos lavar los cacharros que anoche habíamos usado: al meterlos en el agua para enjuagarlos y dejarlos un momento afuera, inmediatamente se formaba una capa de hielo difícil de remover. La posibilidad de meternos con un wader para catear un vadeo era temeraria, un resbalón y una mojadura, con el caudal del río podía ser mortal sin joda.
Desayunamos, acomodamos los bártulos y dejamos el resort en mejores condiciones que lo que lo encontramos: limpio, ordenado y sin basura, como debe ser.
Fuimos a investigar el viejo vadeo que habíamos visto en las satelitales. La huella efectivamente entraba y salía del río pero los años y el desuso habían amontonado piedras de gran tamaño semi-sumergidas en el cauce que eran muy peligrosas si no las podíamos catear debidamente. Meterse en el agua era imposible así que desistimos antes de intentarlo.
¿Y ahora? Teníamos dos vados más detectados unos kilómetros aguas arriba, pero con el aspecto del río seguro no serían viables, por lo que decidimos intentar por otro río diferente, el Lavas o Cardiel Chico, donde también teníamos vados posibles relevados, así que retomamos nuestros pasos de ayer.
Con Pablo que veníamos navegando en satelitales con una tablet; al llegar al río Rabón, detectamos una huella que conduce a otro vado sobre el río del Medio y la fuimos a investigar.
Lamentablemente un derrumbe nos cerró el paso pero lo bueno fue que pudimos acceder a un punto panorámico que denominamos Balcón del Rabón, escenario de la confluencia del río Rabón con el del Medio. A la distancia, el río del Medio parecía más ancho y plano y tal vez lo hubiéramos podido vadear si llegábamos pero había que trabajar mucho para recomponer el derrumbe.
Definitivamente dejamos esta zona con la idea de un asalto a la meseta por el sur, específicamente desde la estancia Rincón de los Toros, sobre el río Lavas. Para ello debíamos terminar de rodear el lago Cardiel, vadear el río homónimo para luego deambular por huellas abandonadas para cruzar el río Lavas en la estancia antes mencionada, que bien podía ser nuestra segunda noche de resorts abandonados si se nos complicaba el día.
A la pasada fuimos a visitar la estancia Dos Hermanos, de la cual conocí a unos de sus dueños por teléfono gracias a mi amigo Eduardo Lada. No estaba mi interlocutor, pero si su hermano, quien nos desasnó de varias cuestiones interesantes de la zona que nos hubieran venido bien de antemano: ellos están trabando del otro lado del río del Medio, en la estancia La Cabaña, pero no acceden por donde quisimos ir nosotros. Igual nos dijo que esta época es complicado por el caudal de los ríos, que mejor es setiembre o el fin el verano. Incluso nos dijo que unos días atrás estaba muy bravo vadear nuestro conocido río Cardiel y que no sabía exactamente cómo estaba ahora.
Lo dejamos pensando que la próxima vez deberíamos empezar por acá para recabar todos los datos y poder aprovechar mejor los esfuerzos.
Ansiosos por ver cómo estaba el Cardiel que habíamos vencido el año pasado nos movimos raudamente hacia él. Y si, tenía bastante más caudal que el año pasado y nos clavó la duda de si podríamos cruzarlo de nuevo. No hacerlo implicaba un rodeo de más de 250 km que nos obligaba a pasar por Tres Lagos a reaprovisionar combustible. Deliberaciones y búsqueda de otro vadeo más al oeste nos hicieron perder tiempo hasta que recordé tener el video del año pasado en el teléfono. Al volverlo a ver, no pareció que estaba tan distinto pero igualmente alguien tenía que hacer punta para probar. Y ahí apareció el coraje Elsa dispuesta a sacrificarse: me subí a su chata de copiloto y la atamos con un cable de malacate a la chata de Pablo por las dudas, ya que el cruce era de unos 200 metros de largo.
Y se largó nomás y como habíamos estimado la cosa no fue tan complicada, lo que permitió cruzar sin problemas aprovechando la experiencia del año pasado, evitando las encajadas de la salida. Con el diario del lunes, todos los demás se animaron y enseguida estábamos todos en la margen sur del río. Bravo Elsa !
Cruzado el río había que apuntarle a Rincón de los Toros y como siempre elegimos la opción más difícil: había una huella bien marcada que hacía un gran rodeo y otra, completamente desdibujada que cortaba camino pero subiendo por un aparentemente imposible borde de meseta. Elegimos la segunda que sólo se veía en una satelital de Nokia Here en el SAS Planet.
En el terreno real aparecía de ratos muy tenuemente pero siempre aparecía. Despacito fuimos subiendo, zigzagueando entre las piedras mientras increíbles panorámicas del lago Cardiel cada vez más abajo se iban sucediendo. Lentamente subimos unos 400 metros y parecía imposible sortear los últimos 100 metros porque el paredón estaba muy cerca; sin embargo los infinitos quiebres de la “huella” nos iban abriendo el paso entre las grietas del acantilado y cuando nos quisimos acordar, estábamos arriba, en la meseta del Cardiel Chico. Allí descubrimos y bautizamos otro balcón, el Balcón del Cardiel.
La cosa no seguía sencilla porque ahora era a campo traviesa puro entre las piedras; increíble que después de la tortuosa subida que al final existía, ahí arriba en lo plano había desaparecido del todo. No íbamos a bajar lo que habíamos subido y menos hacer un rodeo de unos 50 km, así que optamos por penar un poco y avanzar (en definitiva fue una muestra gratis de lo que vendría días después)
Unos eternos centenares de metros nos puso sin darnos cuentas sobre la huella transversal que buscábamos y de allí en adelante todo fue más sencillo aunque siempre lento. El viento estaba fortísimo y se empezaba a hacer tarde. A un par de kilómetros de Rincón de Los Toros se nos descubrió el río Lavas y al parar a sacar fotos desde un peñón y allí medimos viento constante de 50 mph (80 km/h) con ráfagas de 60 mph (100 km/h): era muy difícil estar parado con estabilidad.
Desde allí comenzamos a bajar hacia el río y entonces pudimos ver el gigantesco establecimiento de Rincón de los Toros, completamente abandonado, que nos proporcionaría el segundo resort del viaje.
Las instalaciones eran mucho más ambiciosas que las de la anterior ya que además de viviendas y galpones, poseía un enorme galpón de esquila con sus piletas para los baños antisárnicos de muy buena construcción. Además tenía unas añosas arboledas para protegerse del viento. Veamos...
En Internet habíamos encontrado un video de esta estancia que ahora descubrimos que estaba trucado ya que nada que ver con el estado actual de la misma. También habíamos encontrado un aviso de venta por apenas 1.700.000 U$S. (Ver link) Suponíamos que de todos modos la tarifa por pasar la noche no sería muy elevada…
La historia de esta estancia la pueden leer haciendo click aquí.
Nos dirigimos a la casa de los patrones, que estaba abierta y que denotaba que de vez en cuando algún arriero la debe usar al igual que la usaríamos nosotros. Ahora las comodidades serían tres habitaciones y un comedor con una desvencijada cocina económica. Había leña y estaba bastante limpia debido a que sin llave, estaba bastante bien cerrada.
Nos instalamos perfectamente, como siempre arrullados por el fortísimo viento, encendimos la cocina y nos sentimos en el paraíso, al costadito del río Lavas, que se mostraba con enormes piedras y una caudal y velocidad más que respetable.
En la recorrida de inspección fuimos a ver el vado que nos abriría la puerta de la Meseta de la Muerte, pero nos pareció que correríamos la misma suerte que antes: no había forma de catearlo metiéndose en el agua por la temperatura de la misma y su caudal y por el riesgo de una caída casí mortal en semejante freezer. Tenía toda la pinta que con algo menos de caudal se podía pasar bien: era el único lugar donde las piedras grandes al menos no afloraban. Veríamos mañana si el caudal aflojaba por la mañana y decidiríamos.
Antes del anochecer total aprovechamos para curiosear por todos lados, sobre todo el galpón de esquila que no estaba desmantelado del todo, aunque derrumbado en parte por el viento. En su interior, además de alguna herramienta menor, había una prensa Lister casi completa.
Dentro de la casa, en nuestra segunda noche de turismo de estancias abandonadas, la pasamos muy bien ya que pudimos cocinar al reparo (incluso calentamos agua con la cocina económica con una gigantesca pava existente) y después de una animada tertulia nos acomodamos en las habitaciones y dormimos como angelitos.
Elsa esta vez tuvo una habitación individual con salida independiente al exterior. Todo un lujo.
Hasta mañana