SECRETOS DE LA REMOTA MESETA DEL CANQUEL
Domingo 14 de Agosto de 2016
EL TRÉBOL DE CRÁTERES DE IMPACTO Y NARNIA
ESTANCIA NOCHE EN TRES MANANTIALES - CUESTA DE BADOSKI EN SUBIDA - LAGUNA LEÓN - EL TRÉBOL DE CRÁTERES DE IMPACTO - ESTANCIA LA JUANITA (NARNIA) - A CRUZAR DE NUEVO LA MESETA DE CANQUEL, AHORA NEVADA - PUESTO MACUCO - ESTANCIA LA CASCADA - EL SOMBRERO - RP25 - LAS PLUMAS - VILLA DIQUE AMEGHINO
Amaneció nublado pero había parado de llover y no había nevado. Ahora los planes eran desandar el camino hasta Puesto Barragán y desde allí intentar un borroso enlace a la huella que corría por el este de la meseta del Canquel para arrimarnos a los cráteres de impacto y después de visitarlos, bajar por la estancia La Juanita y salir hacia El Sombrero. Desayunamos, cargamos los bártulos, nos despedimos e nuestros amables anfitriones y salimos al ruedo nuevamente.
Las dudas de Badosky se disiparon rápidamente porque pese al barrito, la subimos con facilidad; además ahora con la perspectiva desde abajo pudimos apreciar el monumental trabajo de quien la trazó. Una vez arriba desandamos la huella de ayer hasta poco después del desvío a Puesto Barragán y viramos hacia el este por una huella muy poco usada, mientras que el cielo se puso negro y empezaron a caer copos de nieve.
La huella pasaba cerca de la laguna León por lo que no pudimos sustraernos a desviarnos para conocerla, cosa no muy fácil al transitar a campo traviesa. Cruzamos un alambrado con mucho cuidado (el límite entre La Cascada y Tres Manantiales) y pudimos asomarnos cuando la nevada empezó a arreciar a otro pozo de origen no meteorítico con una gran laguna en su interior y un precario puesto con corrales. Al sur de la laguna León hay otra sin nombre, más grande y quisimos ir, pero lo difícil del terreno y la nevada aconsejaron no seguir, puesto que pintaba que todo se cubriría de blanco rápidamente dificultando apreciar las filosas piedras del terreno.
Volvimos a la huella, que todavía se veía y que por suerte teníamos bien relevada en el GPS por si acaso. La nevada se ponía más intensa lo que hacía interesante la experiencia de navegar un track teórico sin poder siquiera vislumbrar muchos detalles en el terreno. En dos días habíamos tenido todos los climas y la experiencia de la meseta completamente nevada era muy atractiva y desafiante. ¿Quien lo habría imaginado?
La huella de bypass oeste-este la pudimos seguir bastante bien y llegamos a la “colectora” este también cubierta de nieve pero más visible que la que dejábamos. la nevada todavía no había llegado fuerte ahí.
Subimos hacia el norte hasta la latitud de los tres cráteres de impacto y de allí, en plena nevada nos dirigimos directamente hacia ellos a campo traviesa, no íbamos a aflojar en ese momento. La nieve de algunos centímetros de espesor, de algún modo nos aplanó el camino y lentamente fuimos acercándonos a nuestro segundo objetivo del viaje: el trébol de cráteres de impacto.
Imagen satelital de los tres cráteres: Sur, Norte y OesteLe apuntamos al centro del trébol y pronto vimos el primero de los cráteres y nos pareció que era posible bajar a su interior por lo que intentamos meternos dentro de él por donde habíamos pergeñado en las pantallas. Encabezados por Elsa (Cuándo no?) empezamos a descender pero el cañadón que elegimos, que de lejos parecía con poca pendiente, ofrecía unas inclinaciones laterales importantes para el suelo cubierto de nieve, lo que nos obligaba a andar con mucho cuidado para no ponernos una chata de gorra.
Muy cerca del fondo, las inclinaciones se pusieron imposibles y la única oportunidad era tirarse de punta pero sin saber si había regreso. Por supuesto que antes que lo comentáramos por radio y mientras hacíamos los preparativos para izarla a fuerza de malacate, Elsa cruzó el punto de no retorno y rápidamente aterrizó en el fondo del cráter. Los demás creímos mejor pegar la vuelta y buscar por donde sacar a Elsa si no podía salir por sus propios medios; una cosa fue decirlo y otra hacerlo, pero con mucho cuidado pudimos salir de la trampa, mientras Elsa recorría el fondo del cráter buscando por donde salir, ya que por donde había entrado no era posible volver. Todos pensábamos que ojala no se encaje en el medio del cráter ya que se iba a quedar a vivir ahí…
Desde arriba, pudimos ver que si bien la pendiente de la batea del cráter era más fuerte que la del cañadón anterior, no tenía riesgo de inclinaciones laterales y felizmente no se veían grandes piedras: el aerolito había dejado todo bastante plano, sólo faltaba saber si el suelo era consistente para trepar. Le informamos a Elsa de la novedad, aceleró a fondo y milagrosamente salió indemne del cráter a nuestro encuentro.
Con la nevada a full, seguimos recorriendo la trilogía de cráteres circulando por la zona central del trébol de modo que siempre teníamos dos a la vista a ambos lados de las chatas. El menos profundo fue el que Elsa “visitó”, los otros dos eran bastante más hondos y sus accesos mucho más escarpados; ambos tienen una laguna en su interior pero la cerrada nevada no nos dejaba apreciar muy bien el paisaje, aunque le daba un toque especial a la expedición.
Salimos de los tres cráteres por el norte, renegando bastante con el terreno, que se había vuelto muy rocoso y barroso a la vez. Cuando hallamos la “colectora” este de Canquel, buscamos la bajada a la estancia La Juanita, sin saber la sorpresa con la que nos encontraríamos ahí abajo.
La bajada estaba muy bien trazada pero con nieve congelada es bastante peligrosa y nos obligó a espaciarnos bastante para evitar algún golpecito. No obstante estuvimos a punto de tener que pasar por el chapista…
La sorpresa es que La Juanita resultó un oasis con una increíble vegetación y toda nevada, al decir de Diego, recordaba a Narnia y así quedó bautizada.
Casi todos la atravesamos con rumbo a El Sombrero sin cruzar a nadie, lo que nos resultó llamativo por la importancia de las instalaciones; sin embargo los últimos ubicaron al único puestero que estaba en la estancia y que después de reponerse de la sorpresa de nuestra llegada nos informó que no tenía problemas en dejarnos pasar pero que lamentablemente él no tenía llaves de la tranquera por donde debíamos salir. El dueño se había ido por un par de días para evitar la nevada y no le había dejado las llaves, ya que de todos modos no tenía cómo salir. Nos ofreció esperar al día siguiente para avisarle al dueño y autorizarnos a pisar el alambrado pero no lo podía hacer por su cuenta porque peligraba su laburo.
No nos convenció esperar porque de todos modos la alternativa no era segura y nos hacía perder más de un día si no lográbamos el permiso: había que volver a la meseta que por segunda vez nos hizo volver sobre nuestros pasos. Sin proponérnoslo, volveríamos a visitar a nuestro amigo Buty en La Cascada. Parecía mentira que para salir de la meseta de Canquel deberíamos recular todo lo que habíamos recorrido cuando casi estábamos afuera. La duda era si la subida congelada se dejaría repechar, pero si así fuera volveríamos a La Juanita por el plan B.
NOTA: Al momento de escribir ésta crónica, casi tres años después, tuve oportunidad de conocer al dueño de la estancia, que se había enterado de nuestra extraña visita y nunca supo que hacíamos por allí. En nuestro siguiente viaje tuvo la gentileza de facilitarnos la llave de esa tranquera por si necesitábamos pasar :).
Desinflamos las cubiertas por las dudas y la verdad que la subida no ofreció mayores problemas. La nevada había cesado pero el manto blanco era tan uniforme que la huella por donde habíamos venido casi no se veía. Por suerte teníamos el track grabado y nos fue de inestimable ayuda para no errar el camino.
Si bien no nevaba y estaba nublado, se destacaban unas pesadas nubes negras que venían desde el oeste; no nos preocupamos mucho ya que de última volvíamos a acampar en el resort del Buty…
Lentamente pero sin dificultades, salvo un leve choque entre Pampa 02 y la TLC de Diego Tognetti debido a que me distraje un segundo sacando fotos y el freno sobre el hielo no fue tal. Frené, pero contra el paragolpes de la TLC sin más consecuencias que un faro roto: lo complicado era registrar la dirección para denunciar al seguro jajajajaja.
Las gruesas nubes negras nos alcanzaron y se largó a llover copiosamente casi cuando llegamos a lo del Buty, que como al principio, no nos esperaba ni de casualidad.
Le contamos de nuestro logro de llegar al Puesto Pepino, que omití decir que ni él lo había visitado, y nos ofreció pasar la noche allí, porque había estado lloviendo todo el día y la salida a la RP25 no iba a ser muy sencilla, sobre todo de noche.
La oferta era tentadora pero mucho más era agregarle 100 kilómetros de barro nocturno a la travesía, así que imaginarán como continuamos…
La salida de La Cascada fue muy divertida y con mucha adrenalina. Nos llevó casi seis horas lo que a la ida nos había llevado escasas dos horas. No recuerdo haber manejado tantas horas en el barro y encima de noche; mucho menos andar tantos kilómetros de costado como caballo de desfile con un par de ruedas en la cuneta del camino. Por otro lado, había que estar muy atento porque numerosos cauces cruzaban los caminos y había que tener cuidado con las cortadas que se generaban. En alguna de ellas, pese a haberla visto, me tuvieron que sacar con malacate…
Cerca de medianoche estábamos en Las Plumas exhaustos y sin alojamiento. Por suerte pudimos comunicarnos con la hostería que habíamos estado a la ida en la Villa Dique Ameghino y el dueño de La Media Luna no dejó escapar alojar más de 10 personas una noche de invierno condenada al establecimiento vacío.
Antes de las dos de la mañana, siempre lloviendo y con la RN25 destruida, llegamos a la hostería, comimos algo como pudimos y nos dimos un merecido descanso.
Veníamos de cumplir todas las misiones que nos habíamos propuesto…
Lunes 15 de Agosto de 2016
COMIENZA EL REGRESO CON PARADA EN DOLAVON
VILLA DIQUE AMEGHINO - DOLAVON - TRELEW - SAN ANTONIO OESTE - GENERAL CONESA - RIO COLORADO - LA ADELA
Amaneció todavía lloviendo lo que nos vino bien para que se aflojaran las toneladas de barro que teníamos encima. Desayunamos y comenzamos el largo pero tranquilo regreso a casa, pero faltaba una sorpresa más.
En Dolavon, Hugo que conoce muy bien la zona ya que tiene parientes allí, nos sorprendió con una reserva en un excelente restaurant montado en las instalaciones de un viejo molino harinero, lo cual fue un excelente cierre para otro viaje memorable del grupo.
A partir de allí, sólo quedaron muchos kilómetros de enlace de regreso, con el alma llena de nuevos descubrimientos y de gratos momentos pasados con excelentes amigos. Los que íbamos para Buenos Aires, paramos a dormir en La Adela. Guillermo se volvió solito para El Bolsón.
Martes 16 de Agosto de 2016
LARGO REGRESO A CASA
El grupo se empezó a disgregar y con tranquilidad, el martes por la tarde ya estábamos todos en casa. Cada uno hizo su propio recorrido y aportaron unas fotos más de los lugares que fueron visitando en su retorno, como frutilla del postre. Pablo con Julio y Ernesto se fueron derecho a Bahía Blanca, Dario y yo hicimos lo propio directo a Buenos Aires, Claudio y Daniel se desviaron por la ruta de la costa rionegrina, la RP1 y Elsa, Eduardo, Hugo y David hicieron un paseo por Estomba, el dique paso de las Piedras y Saldungaray.
Algo más: si toman la RN03 vayan con paciencia, en una curva con amplia visibilidad, decidimos pasar un trencito de camiones que nos traía a la rastra a 60 km/h desde hacía como 50 kilómetros desde Azul. El resultado: nos cominos una multa de tres lucas por pasar en curva…
Hasta la próxima aventura!!!