PARTE IV

CAMPAMENTO EN MINA DON JUAN

 

Esto era sin duda el campamento de la mina Don Juan

 

   

Unos videos que muestran la zona en general y un detalle de las instalaciones

 

Todos nos tiramos a descansar bajo la relativamente fresca sombra del techo de caña y adobe de las instalaciones de la mina Don Juan y nos dormimos debido al calor y al cansancio. Sin embargo algunos efectos extraños se adueñaron de nuestras voluntades…

 

El reposo de los guerreros reventados con más de 36°C

 

Por ejemplo, a  Gustavo y a mi, se nos ocurrió que podíamos practicar para competir en el IronMan y no tuvimos mejor idea que tratar de mover las chatas tirando como bueyes …

 

 

Sin duda el calor hace estragos.......

 

Otros se fueron a investigar los socavones mineros, entrando en forma arriesgada dentro de los mismos y terminaron haciendo sombras chinescas sobre los cerros...

 

 

Recorrer galerías abandonadas y hacer sombras chinescas en grupo: el calor hace estragos !!!!!.

 

En conjunto, empezamos a desvariar de cómo había sido el origen de esta mina al amparo de la oscuridad que ocultaba quien era el que decía la estupidez más grande y eso que no habíamos tomado aún: Coco quería preservar las instalaciones como en Buchanan y resulta que la mina era explotada por Juan Gutemberg……

 

 

No hay imagen clara porque nadie quería dar la cara de lo que estaba diciendo

 

No obstante hicimos algunas investigaciones interesantes en los momentos de lucidez, como por ejemplo verificar que el guinche abandonado en uno de los piques se movía pese a los años en desuso o caminar hasta la vecina mina Avenamar.

 

Siempre las instalaciones abandonadas de algo ejercen un magnetismo especial, sobre todo es estos lugares desolados, donde uno calcula lo difícil que debe haber sido materializarlos y el esfuerzo de los precarios mineros que trabajaron ahí. En particular, estas instalaciones pertenecieron a la mina DON JUAN, dedicada a la extracción de bentonita, la cual se utilizaba mayoritariamente en la industria vitivinícola.

 

Al principio nos entretuvimos admirando lo que seguramente eran dormitorios y un lugar para cocinar y comedor, unas perfectas construcciones de adobe con techo de cañas y más adobe que resistieron estoicamente el clima. Al estar relativamente cerca de Barreal no eran muy grandes ya que es probable que los obreros vinieran diariamente desde ahí; hoy el camino no existe, pero bien mantenido no debía ser nada difícil trasladarse hasta el pueblo.

 

Viéndolas de cerca decidimos que pasaríamos la noche allí, para vivir esas experiencias únicas que te deparan estos lugares.

Miren las fotos, sientan el silencio de la precordillera e imaginen estar ahí....

 

El campamento minero al amparo de los cerros en un escenario de película

 

Las formas de los huecos de puertas (que por supuesto ya no estaban) me sugerían de lejos un par de hipocampos...

 

Una recorrida por las instalaciones

 

Un derruido hornito de barro

 

La mina está inmersa en unos increíbles paisajes

 

Esto se veía por las ventanas de los dormitorios, que más tarde serían nuestro campamento

 

   

El techo de cañas, en esta vista donde le faltaba algo del adobe original

 

 

No pudimos imaginar para que era la perfecta pileta que había detrás. tal vez para acumular agua?

 

 

Más increíbles paisajes, tal vez lo aburra...

 

Cuando aflojó un poco el calor, salimos a buscar los yacimientos propiamente dichos, que hasta el momento no habíamos visto.

A la vuelta del cordón montañoso que abrigaba el campamento, encontramos el primero de los socavones, donde había los restos de un guinche conservado extraordinariamente bien, a tal punto que los mecanismos se movían a mano como si ayer se hubieran detenido.

 

Al encontrar el guinche, encontramos el primer socavón

 

Coco ya estaba viendo cómo restaurarlo, fiel a su costumbre por preservar cualquier cosa que sea histórica

 

Los mecanismos,  impecables

 

 

A tal punto, que los giramos y hasta andaba el embrague cónico ....

 

El primer socavón que encontramos

 

Los colores indican que algunos minerales debía haber

 

Otro socavón más interesante, ya que se podía entrar

 

 y entramos a investigar....

 

Las cavernas tiene las paredes muy bien terminadas como si fuera fácil trabajarlas. No encontramos ningún utensillo ni nada de interés particular, salvo la sensación de  estar en una caverna, que siempre es interesante.

 

Uno de los chicos de Gustavo, se trepó a uno de los cerros y divisó hacia el sur un yacimiento aparentemente más grande

 

De acuerdo a los mapas del IGM que disponíamos, podría tratarse de la vecina mina Avenamar, también de extracción de bentonita, así que algunos nos fuimos caminando a investigar caminado los dos kilómetros que nos separaban.

 

Al llegar notamos que este emprendimiento seguramente había sido de una escala mayor, aunque curiosamente parecía haber sido abandonada de apuro. Había más construcciones, lugares de acopio del mineral y algunas precarias restos de instalaciones de movimiento del material extraído. Muchos de los pozos de extracción estaban sin cubrir, por lo que había que andar con cuidado.

 

Socavones por todos lados

 

Los restos de un colectivo y las instalaciones sanitarias.....

 

 

En particular, aquí nos llamó la atención la forma en que estaba apuntalada la que debía ser la galería principal, que nos hacía imaginar lo duro y riesgoso que debió ser el trabajo en esos emprendimientos.

 

 

Entramos unos 50 metros y seguía, pero no teníamos linternas, usábamos las fotos que íbamos sacando con flash para avanzar...

 

Antes de oscurecer, armamos las carpas adentro de los recintos de la mina, a excepción de Coco que quería convivir con el paisaje, mientras hicimos una mateada memorable.

 

 

 

 

Al anochecer, con lámpara de bajo consumo y ondulador de 220 voltios mediante, cenamos unas exquisitas ensaladitas de atún y unas pechuguitas a la mostaza regadas por un lindo vinito rosado.

 

Aún entrada la tarde seguía haciendo bastante calor y nos quedamos de sobremesa charlando animadamente disfrutando del profundo silencio precordillerano mientras nos envolvían las sombras. Con la leña que había cargado en la baca de mi chata, encendimos una hermosa fogata, que iluminaba toda la zona, danzando con el viento. La verdad que nos faltaba un chivo o algo así…..

 

Danza con fuego

 

El campamento, de noche

 

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