Había prometido a mi esposa vacaciones normales sin offroad, ni confluencias, ni nada de eso. Pasear y descansar sería el objetivo principal.
Hacía mucho que no andábamos por la cordillera sureña en familia y una tentadora oferta de mi gran amigo Guillermo Loza, recientemente adoptado por El Bolsón, de ir a pasar unos días a su nueva casa, nos terminó de decidir. Iríamos a El Bolsón. En el medio, aprovecharíamos a conocer esos lugares que siempre sólo leíamos en los carteles sobre la ruta.
La idea era ir a El Bolsón por la Línea Sur sin pasar por el Alto Valle, así que al llegar a la RN 35 tomamos hacia el sur para luego empalmar la RN 154 hacia Río Colorado, ambas excelentes y con poco tránsito. Algunas estaciones en desuso para matizar hasta alojarnos, en carpa bien entrada la noche.
En la estación de servicio de Río Colorado terminé de confirmar por dónde iríamos a El Bolsón: una sucesión de piquetes en el Alto Valle les venía amargando el regreso a todos los que volvían por allí. Tomaríamos la RP 4 hasta Valcheta, incluyendo la confluencia 40°S 66°O, luego la RN 23 hasta Ing. Jacobacci y por último la RP 6 hasta El Maitén y El Bolsón.
Nuestros anfitriones, como es natural tenían sus propias obligaciones, ya que si bien viven en El Paraíso (Nombre del complejo de cabañas que administran), eso no los exime de tener que trabajar y atender a sus clientes, amén que aún están remodelando su casa, así que luego de desayunar y acomodar nuestros bártulos, nos fuimos a hacer un poco de turismo convencional al cerro Piltriquitrón y al valle del río Azul.
Como lo de la Trochita era después de mediodía, nos dedicamos a descansar y a conocer EL PARAÍSO, acompañando a los dueños de casa en sus actividades diarias. Luego fuimos a El Maitén para hacer el anhelado viaje en el Viejo Expreso Patagónico
Parte de las vacaciones tenían que ser descanso, así que hoy no hicimos grandes planes, nos quedaríamos en El Paraíso, disfrutando de la compañía y de la naturaleza y a lo sumo nos daríamos una vueltita por ahí cerca, a los lagos Puelo y Epuyen.
En la cena salieron las ideas para los dos días siguientes: el jueves, mientras Guillermo y Elcira llevaban a Irene al aeropuerto de Bariloche, Adriana y yo iríamos solos a “descubrir” Fitalancao; el viernes, Guillermo nos acompañaría a El Saltillo y de allí emprenderíamos el largo regreso a casa.
El plan era entrar a Fitalancao, esa estación de raro nombre, por el acceso normal y en todo caso luego ver si podíamos cerrar el circuito abierto con Pablo en 2009, pasando por el puesto de Don González. el resto del día, para investigar.
Un viejo track cargado en el GPS que llevaba a una mina abandonada de plomo nos introdujo en la fantástica zona del Alto Río Chubut, desconocida para mucho pero fascinante por su belleza natural
DÍA 7: Viernes 28 de enero de 2011
EL SALTILLO Y EL INICIO DEL
REGRESO
Salimos temprano desde El Paraíso acompañados de Guillermo y su amigo Roberto. Nos despedimos de Elcira porque la idea era no volver sino emprender el regreso a casa. El destino principal del día era el desconocido Saltillo, cerca de Cushamen.
DÍA 8: Sábado 29 de enero de 2011
DESCUBRIENDO COSITAS
EN LA LÍNEA SUR
En franco regreso, la idea era visitar todos los pueblitos y estaciones ferroviarias a lo largo de la Línea surPor la mañana, ni una sola gota en el piso nos hizo recobrar el ánimo y arrancamos por la Línea Sur.
DÍA 9: Domingo 30 de enero de 2011]
CORTANDO CAMINO EN DIAGONAL
ENCONTRAMOS UN FORTÍN
Haciendo uso de las bondades de la geometría, decidimos utilizar una hipotenusa de tierra, en lugar de dos catetos de asfalto con el falaz argumento de acortar camino. Así conocimos Guatraché, Santa Teresa, Gazcón y Arturo Vatteone.
Y esto es todo, así que no quedó otro remedio que retornar a casa después de 4200 km de vacaciones bien disfrutadas.
Hasta la próxima
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