Después del paréntesis impuesto por mi viaje al Ojos del Salado y al Volcán Galán, el cual será motivo de un futuro y jugoso relato, la ansiedad por retomar el proyecto “Todo el Samborombón” nos puso otra vez en carrera el pasado feriado del Día del Trabajo. Apenas hice la convocatoria, extendida a algunos “nuevos” que estaban en lista de espera, la cual lentamente vamos desagotando, el número de participantes se elevó a ocho: los cuatro “fijos”, Elsa, Matías, mi hijo Pablito y yo más cuatro “nuevos”, Ana, Graciela, Ariel y mi hermano Fabio.
Este tramo se desarrolla entre las RP 215 y RP29, con epicentro en la ciudad de Brandsen, donde acordamos encontrarnos a las 9:00 del feriado en la estación de servicio Shell que está en el cruce de la RP210 y la RP215, enfrente del destacamento policial. Como viene ocurriendo, a la hora convenida todos estaban puntualmente en el punto de encuentro, donde dejamos estacionados los vehículos a buen resguardo. Hicimos alguna comprita para “pagar” el estacionamiento…
Esta vez los enlaces prometían ser fáciles ya que en principio serían por asfalto. Salimos en fila india por la RP215 como yendo para San Miguel del Monte en busca del puente carretero sobre nuestro Samborombón, distante unos 7 km. A la pasada el arroyo Samborombón Chico nos hizo preguntar porque le habrán puesto el diminutivo ya que luce más ancho y caudaloso que el río homónimo.
Reagrupamos sobre el puente después de casi media hora, verificando que no había habido cambios significativos en el caudal del río respecto al tramo 03. La única novedad fue que alguien se quiso asomar al río desde el puente ya que la baranda norte tenía los daños propios de un despiste no deseado.
El plan era ir por el sur hasta antes del arroyo Peña, ya que allí un puente "googleado" nos permitiría ganar la margen opuesta del Samborombón y esquivar por las dudas el vadeo del afluente mencionado. Luego por la margen norte nos llegaríamos hasta Paso de Piedra, donde otro puente, nos cruzaría al sur y desde allí iríamos hasta la RP29 evitando el ancho y profundo Samborombón Chico.
A diferencia de los otros tramos esta vez no había barro ni altos pastizales ya que las escasas lluvias de Abril sumadas a las primeras heladas habían aplacado mucho las molestias. Tampoco los mosquitos y tábanos se hicieron presentes. Al menos por ahora, la travesía no era más que un placentero paseo sin inconvenientes convirtiéndose el tramo en una “trampa” para incautos…
Así encontramos el primer puente de los muchos que tiene este tramo del río: un raro puente metálico que forma parte de un camino interno de un campo nos permitió cruzar por vez primera el río. Antes fuimos a curiosear el puente más pequeño del arroyo Peña unos 500 metros más adelante, también sobre el mismo camino interno. El arroyo Peña no hubiera sido problema vadearlo pero igual no nos apartamos del plan original de esquivarlo.
Después de cruzar el río, el paseo tranquilo por la ribera norte continuó y nos llevó a pasar al costado de una añosa arboleda que costea el río por varios kilómetros.
Cerca de Paso de Piedra, aparecieron unos altos pastizales tipo coironal, que si bien dificultaron el avance, permitieron hacer uso de un manejo más técnico para esquivarlos, aunque sin poder evitar algún que otro porrazo. Algunos se animaron a vadear el río y usaron la ribera opuesta, que no tenía dificultades, y llegaron anticipadamente al puente carretero de Paso de Piedra.
La mitad de recorrido ya estaba liquidado sin muchos problemas; reagrupamos sobre el puente, sacamos algunas fotos y continuamos ahora nuevamente por la margen sur, la cual siguió ofreciendo las mismas características: pedaleo tranquilo con hermosos paisajes campestres para disfrutar.
En este tramo se nota que en varios lugares hace bastante se ha realizado un dragado o algo así, ya que sobre la ribera que circulamos hay una sucesion de pequeñas montañitas, que son muy lindas para subirlas y bajarlas.
Llegamos así al primero de varios puentes de hormigón medio inexplicables que parecen haberse construido para alguna urbanización que no llegó a desarrollarse. El primero está un poco antes de la confluencia con el Samborombón Chico, a partir del cual el río ya toma una anchura y un caudal apreciable que ya no puede vadearse sin una bruta mojadura. Es muy llamativo para los que venimos recorriendo el río desde sus nacientes como el mismo va tornándose adulto a medida que avanzamos. Pensar que unos 30 km más atrás podíamos pedalear por el mismo cauce, como si fuera un zanjón….
Continuamos por la margen sur, dejamos atrás un segundo puente similar al anterior cerrado por un precario alambrado hasta llegar a un tercero que si está transitado y que permite el acceso al sector desarrollado de la urbanización: el Club de Chacras Las Malvinas, el cual sigilosamente estábamos “invadiendo” por la retaguardia. Matías ya había recorrido este sector por la margen norte, donde hay un sendero, así que para investigar algo nuevo decidimos seguir por la margen sur.
La misma, seguramente para prevenir las periódicas inundaciones que genera el río, tiene un alto terraplén y una red canales muy profundos conectados con el río, que dificultaban mucho circular estrictamente por esa margen por lo que decidimos alejarnos momentáneamente un poco de la orilla y de paso conocer algo el Club de Chacras, muy bonito por cierto. Estábamos de polizontes pero seguramente nadie nos dijo nada ya habrán supuesto que éramos del barrio…
Así, recorriendo la periferia del country, cada tanto nos asomábamos al río, como por ejemplo a la altura del desaparecido puente del FCPBA, del cual sólo subsisten los pilares. Nos llamó la atención una especie de edificación sobre el terraplén y fuimos a curiosear: se trataba de una cámara de descarga con compuertas manuales, destinada al manejo de las aguas de lluvia del predio.
El sistema funciona más o menos así: un alto terraplén separa el barrio del río pero tiene un sistema de compuertas normalmente abierto. Si el río crece mucho, esas compuertas se cierran para evitar que el mismo inunde el predio. A su vez del lado del barrio del terraplén hay una importante zanja destinada a recolectar las aguas pluviales si las compuertas están cerradas mientras el río está crecido. Calculo que si la situación se hace muy prolongada, por el diseño de las instalaciones supongo que debe poder utilizar motobombas para trasvasar el agua de esa zanja al rio. Normalmente, como ahora, todo está abierto. A juzgar por el óxido, hace rato que las compuertas no se operan. Funcionarán cuando hagan falta?
Llegamos al fondo del country y otra profunda zanja con agua nos cortó el paso y cuando ya casi habíamos decidido retornar al último puente para recorrer la margen norte, Ariel descubrió una especie de “puente de tierra” escondido detrás unos altos pastizales de paja brava, que con esfuerzo nos permitió cruzarlo y volver a la margen del río. El paseo se complicó un poquito...
De nuevo sobre el río mismo, notamos una diferencia entre ambas márgenes: la norte es accesible con facilidad por pescadores y desafortunadamente luce como un basural. La sur, por el contrario, dado que es de difícil acceso, está casi impoluta y es muy agreste, es decir que acertamos con la elección del recorrido.
El terreno se puso un poco más difícil, que de algún modo es lo que veníamos a buscar, así que a todos nos gustó mucho. Aunque a un ignoto afluente se le fue la mano: nos obligó a vadearlo embarrándonos un poco en fango inmundo, lo que no agradó mucho a las chicas, pero bueno…
Al cabo de 4 horas y media, sin contar el enlace por asfalto, después de recorrer casi 17 km offroad costeando el rio, llegamos al puente de la RP29, donde reapareció la basura de los pescadores descuidados. Estrictamente el cauce tiene 13.5 km en este tramo, pero hicimos muchos desvíos por motivos variados que alargaron un poco la distancia. La única incidencia fue que pinché una cubierta justo casi al subir el puente, que obligó a un recambio de cámara.
Desde el puente, hicimos un par de km con rumbo norte sobre el asfalto de la RP29, bastante peligrosa ya que tenía el tránsito propio del regreso de un finde largo. Apenas pudimos tomamos caminos vecinales de tierra paralelos para andar más tranquilos y al cabo de 5h 34 m estábamos de vuelta en el punto de partida.
Pero faltaba algo: después de cargar las bicis no podíamos volvernos sin el ritual habitual para reponer energías: lomitos, bondiolitas y patys al disco. Como la Shell no era el mejor lugar para hacer un fueguito nos corrimos hasta el puente de Paso de Piedra, que ya habíamos relojeado al pasar con las bicis, donde bajo unos añosos eucaliptos, hicimos “el tercer tiempo” mientras comentamos como encarar el tramo siguiente entre la RP29 y la RN02, que luce muy largo para hacerlo de un saque. Habrá que hacer alguna investigación previa con las chatas.
Como corolario, hicimos nuestra contribución ecológica, juntando y quemando buena parte de la basura que los desaprensivos dejan en estos hermosos lugares. Nos vemos próximamente en el Tramo 05
Pampa
Mayo 2012