Después del éxito del tramo anterior y en base a sus características no era esperable que esta nueva etapa tuviera complicaciones especiales, salvo un potencial vadeo cercano a la Ruta Nacional 2 y el “atajo” para volver al arroyo Abascay donde dejaríamos las chatas, requería cruzar unos dos kilómetros de campo privado a campo traviesa sin haber podido contactar al propietario. Para el nivel de problemas habituales, estos dos no eran nada.
Con una suerte bárbara por la ventana climática del sábado 16 de junio, que pese a ser bastante frío y ventoso, al menos nos privó de las lloviznas del día anterior y del siguiente, nos encontramos a las 10:00 de la mañana en Jeppener, en dónde seguramente ya seremos la comidilla del pueblo con tantas apariciones recientes. Está vez fuimos ocho pero sólo seis se animaron a andar en bici por razones climáticas.
Elsa, Ana, Enrique y Ariel en la Hilux, mi hermano Fabio y Matías en el Suran y Pablito y yo en la Pampa 01, nos metimos en La Siempre Viva, con la venia de sus dueños y nos dirigimos directamente a la desembocadura del Abascay. Los dueños de casa, los Hita no estaban pero sus dos perros pastores se encargaron de vigilarnos todo el tiempo, ya que nos comenzaron a seguir por todo el recorrido, empezando por los cuatro kilómetros hasta el Abascay.
Allí armamos las bicis, hacía bastante frío y viento pero eso sólo lo hizo desistir a Ariel, que se quedó con Enrique que había abandonado antes de empezar y que ni había traído la bici. Solo vino para honrar el disco…
Ariel y Enrique nos “seguirían” por los caminos vecinales por si cualquier cosa y de paso conocían Altamirano y Jeppener.
Los seis que quedamos, las dos chicas, Elsa y Ana, Matías, Fabio, Pablito y yo salimos raudos hacia el este para entrar en calor pero en el primer alambrado se lo cortó la cadena a Pablito y tuvimos la primer demora, que rápidamente fue subsanada con la asistencia de Ariel que aún lo teníamos a mano.
El río en este tramo tiene características muy interesantes para pedalear: alguna larga playa salitrosa que requiere un poco de esfuerzo alterna con senderos de animales y sectores de pasto que parecía recién cortado sobre las barrancas. Cada tanto, debido a que el nivel del río está por debajo de lo normal, las barrancas ofrecían pequeños cañadones y zanjones que invitaban a jugar un poco con las bicis, subiendo y bajando. En uno de esos intentos me di un flor de golpe en la rodilla, al zafarse la cadena.
El paisaje se volvió muy interesante ya que afloran en su cauce muchas islas que deben ser muy bonitas con el nivel alto de las aguas. En algunas partes, mojándose los pies se lo podría haber vadeado, pero con el frío que hacía nadie se quiso arriesgar. Ni siquiera yo….
En muchos sectores hay alambrados paralelos a la costa como si hubieran dejado libre el famoso camino de sirga.
Ya cerca de la ruta 2 encontramos una gigantesca excavadora como dragando un sector del río aunque no pudimos entender el motivo, ya que en ese lugar de por sí el río es ancho. Tal vez estén preparando para un puente, ya que curiosamente en este tramo y en el anterior no hay ninguno en el medio.
Casi llegando a los puentes de la RN02 apareció el arroyo a vadear que podía haber sido problemas pero lo pudimos sortear apenas con unos pocos pies mojados. Si hubiera tenido apenas un poco más de aguas hubiera estado lindo...
Los dos perros pastores nos acompañaron como si fueran nuestros y con ellos llegamos a los puentes de la ruta 2, donde nos sacamos la foto grupal y por supuesto los incluimos como parte del grupo. Nosotros habíamos pedaleado casi 11 km pero ellos ya habían caminado 15 km además de meterse en lel agua varias veces, sin congelarse.
No era cosa de estar mucho tiempo parado porque la humedad de la transpiración con la baja temperatura y el viento, te congelaba hasta los huesos. La duda sería el regreso con los perros ya que notros teníamos previsto hacer 26 km más por caminos vecinales a un ritmo bastante más rápido. ¿Que harían los pobres animales si se cansaban? Habían demostrado un estado físico envidiable pero, ¿ aguantarían semejante recorrido ?
La ruta 2 la cruzamos en bloque para asegurarnos que no los atropellase un auto y los primeros kilómetros del "Camino del Serrucho" nos siguieron bien, pero se veía que se estaban cansando, con la lengua afuera….
Por suerte, apareció Enrique con la chata y se nos ocurrió subirlos a la caja, a lo cual accedieron sin problemas. Increíblemente mansos parecía que sabían la solución a sus problemas !!!!
La chata se fue adelante para ver si conseguía permiso para atravesar el campo de los Lopez Seco y nosotros con las bicis lidiamos con el viento por el bonito pero largo enlace hasta Altamirano.
En Altamirano no hubo otro remedio que pasar a visitar el museo ferroviario natural que hay en el predio de la estación. Natural porque han quedado allí las instalaciones a la buena de Dios, creando otro escenario más para la filmación de “El mundo sin humanos”.
Yo ya lo conocía de otras incursiones pero igual te genera la misma curiosidad que si nunca lo hubieras visto: el taller con los vagones abandonados atrapados por los árboles que crecieron entre ellos, el inmaculado galvanizado del tanque de agua, la mesa giratoria…
Como broche de oro apareció un tren de pasajeros que paró en Altamirano: si, fuimos testigos de ver un tren de larga distancia que paró en un pueblo !!!. Ciencia ficción? No, sorpresas que depara recorrer el Samborombón en bici.
Terminada la función ferroviaria de ALTAMIRANO, seguimos hacia las chatas por un camino vecinal que se dirige perpendicular al río desde Altamirano pese a que Enrique nos avisó que la última tranquera tenía candado. Las bicis atraviesan esas cosas.
Costó bastante llegar porque el viento se puso más fuerte y en contra, como siempre al regreso. Por suerte, la tranquera estaba abierta cuando llegamos a ella así que avanzamos sin temor hasta el casco de la estancia, donde no vimos a nadie. A 2,5 km de las chatas le apuntamos a campo traviesa y así, al cabo de un total de cinco horas y diez minutos volvimos al punto de partida.
Sólo faltaba el ritual “discográfico” de comer algo caliente y disfrutar entre amigos del tercer tiempo, como debe ser.
El proyecto sigue avanzando y ya cruzó la ruta 2; con un tercio del recorrido ya realizado, cada vez tenemos más ganas de seguir y llegar algún día al lejano Rio de la Plata.
Nos vemos en la próxima etapa.
Pampa
Julio 2012