Llegando a la ciudad de SALADILLO, yo venía cerrando la caravana. En un semáforo me llamó la atención un descampado y unas extrañas construcciones a los lados de la avenida de ingreso, iguales a las que están sobre la RN 205 y que siempre me intrigaron.
Al girar la vista hacia el sur veo una especie de montaña con una construcción y con árboles sobre ella. El GPS me devela el enigma: es lo que queda de la traza del Ferrocarril Provincial Buenos Aires y de la estación GOBERNADOR ORTIZ DE ROSAS, construida para “acercar” la alejada SALADILLO NORTE.
Las construcciones a ambos lados de la avenida son los pilares del puente elevado, que son difíciles de entender porque el terraplén no existe más. Lo mismo que pasa sobre la RN 205, donde encima está todo poblado sobre la traza, lo que la hace indistinguible.
Por supuesto que nos desviamos a visitarla junto con Rolo (los demás ya se habían pasado de largo) y hasta conseguimos subir las escalinatas de esa extraña estación elevada en el medio de la pampa. Desde arriba se ve la magnitud de la obra que se construyó a principios del siglo XX: un largo terraplén para sortear las calles de la ciudad, el Ferrocarril del Sur y la RN 205, con la estación montada sobre su lomo.
Todavía hoy, con el tráfico vehicular actual cuesta pensar para qué la envergadura de semejante obra. Los que la planearon eran muy optimistas o muy inconcientes o eran socios de los constructores…
Igual, la desidia y la ilógica de la política pusieron las cosas en su lugar: sólo quedan los restos de estación y los pilares, seguramente porque nadie necesitó escombros…
Los demás pararon a repostar combustible en una estación de servicio, justo cuando empezaba el partido de la final del Mundial y ahí nos reagrupamos.
Movimos para visitar la estación SALADILLO del Ferrocarril del Sur, que yo había relevado a principios de Abril. Con grata sorpresa, pude comprobar que algo que no me había gustado (“adornaban su frente unos grafitis que no merecía” comenté aquella vez en mi relato de viaje) habían sido eliminados como consecuencia de una repintada general que la hacía mucho más bonita que entonces.
La estación está completa, en actividad y evidentemente hay algunos que se ocupan de ella. Qué bueno !!
El ramal CAÑUELAS – SALADILLO había sido relevado casi completo y ahora nos íbamos a la aventura del desconocido e ignoto ramal a SAN ENRIQUE.
El ramal desde el Empalme La Barrancosa fue habilitado por la compañía Ferrocarril del Sud el 1 de Julio de 1911en terrenos que pertenecían a Nicolás Bruzzone. Los servicios de pasajeros fueron cancelados el 9 de Marzo de 1977 y sus vías fueron levantadas en 1994. En rigor, este ramal nacía unos kilómetros más oeste de SALADILLO en el EMPALME LA BARRANCOSA.
Debido a que después de su levantamiento los caminos pasaron a formar parte de campos privados, el primer tramo hasta SAN BENITO es inaccesible cerca de las vías y por ese motivo para evitar hacer un largo ida y vuelta, no fuimos hasta el empalme precitado esta vez. Igual dejo unas fotos de mi anterior visita cuando viajé hacia GENERAL ALVEAR como referencia.
Para llegar a SAN BENITO tomamos la RN 51 y luego la RN 205 hasta el imaginario paso a nivel y nos sumergimos en su búsqueda. No fue fácil porque los que levantaron las vías se ocuparon de borrar prolijamente todo vestigio de esta estación, aunque podíamos intuir donde había estado la traza.
Don Samuel Ayarragaray solicita, al Ferrocarril Sud, la instalación de una estación ferroviaria cediendo a tal efecto una fracción de campo. Se libra al servicio público el 1 de septiembre de 1924. El actual paraje San Benito fue antiguamente posta de galeras de Don Benito Galíndez. De allí deriva la denominación de "SAN BENITO"
La posición del GPS, la traza despojada de vías y durmientes y los vestigios de un brete nos llevaron a unos centenarios árboles con pinta de haber sido brindadores de sombra a la estación.
Saltamos una zanja profunda, sorteamos altos pastizales y la búsqueda dio sus frutos, escasos pero indudables: un tramo de alambrado en pie típico de las estaciones de este ramal, un par de escalinatas de hormigón y un recto y largo escalón, contenido por chapas y durmientes que sin duda era el borde del andén. La posición de la vía principal era consistente con la posición del brete.
La arqueología ferroviaria rindió sus frutos y nos marchamos envalentonados hacia la próxima. El panorama había cambiado respecto del otro ramal.
Teníamos un track sacado del Earth Google que daba un largo rodeo para ir a ESTHER, pero cabezas duras, intentamos por los obvios a simple vista para acortar, que por supuesto dieron con tranqueras y alambrados, propios de la privatización de los terrenos.
Este track teórico nos llevó por arenosos caminos, incluso en un momento cruzamos una especie de cantera de arena, que si no hubiese sido por la humedad reinante, nos hubiera hecho renegar con las chatas; estábamos recorriendo los arenosos tramos del Dakar 2009.
La aproximación a la próxima estación nos demoró bastante ya que tuvimos el mismo problema, cuando a 3 km, en la puerta de la estancia La Esther, con una increíble entrada de añosos eucaliptos, la clara huella que teníamos cruzó una tranquera con candado al ponerse a costear las vías.
Finalmente, un largo rodeo, nos puso de nuevo en el track que teníamos estudiado para llegar a nuestro objetivo, ESTHER. Un cartel “PROPIEDAD PRIVADA – NO PASAR” no nos amilanó y entramos. Con la estación a la vista, a 1300 metros otra tranquera, que esquivamos entrando por el costado de un campo arado, a la espera de los escopetazos de bienvenida. A 350 metros, se terminó la huella y había que entrar por el campo arado. Desistimos porque ya no se podía tomar fotos con buena definición e ir a pie implicaba perder preciosos minutos de luz diurna para las siguientes. Tampoco íbamos a pisotear el campo arado con las chatas.
ESTHER, librada al servicio en 1911 tiene aún el edificio de la estación, una construcción auxiliar para el Jefe de Estación un poco más alejada y se ve claramente el andén. No divisamos los nomencladores, que seguro deben estar en la cabaña que originalmente le prestó su nombre, cuyo propietarios originales eran Don Nicolás Bruzzone e Hijos.
Ya la tarde estaba próxima a morir, así que apurados por aprovechar la luz y entusiasmados por estar pisando las rutas del Dakar, le imprimimos un veloz y divertido ritmo a la caravana por los arenosos caminos.