SIN ASFALTO, POR RAMALES CAÍDOS EN EL OLVIDO

LAGO EPECUÉN

 
Carhué - Lago Epecuén - Vatteone

                Desde CARHUÉ, hicimos trasbordo al FCO porque estar en la zona y no conocer las ruinas de Villa Lago Epecuén era sacrílego. Cambio de vías y tomamos el camino al pueblo fantasma a 12 km de allí.

                Por supuesto pasamos por la estación ferroviaria, LAGO EPECUÉN (#14) ahora remodelada para ser una suerte de museo del desastre que llevó a la desaparición de la ciudad. Ahí me enteré, leyendo los afiches, que el fundador del emprendimiento turístico fue un tal Arturo Vatteone, que antes fue intendente de la ciudad donde vivo, Florencio Varela y que además también le dio el nombre al barrio donde vivo: Villa Vatteone. No lo sabía.


Se que los aburro, pero la foto de recuerdo es obligatoria


Estación LAGO EPECUÉN: acá llegaban los trenes repletos de turistas para disfrutar del balneario termal, >>>


>>> ahora no hay trenes ni balneario: sólo turistas visitando un museo que muestra el desastre


Un poco de historia


Una simpática propaganda de las épocas de esplendor

                Luego fuimos a ver las ruinas de Villa Epecuén. Es muy difícil expresar con palabras lo que se ve allí. Uno piensa inmediatamente en una guerra, en lo que queda después de un bombardeo. Sin embargo un bombardeo no puede ser tan prolijo: todo, absolutamente todo está afectado y derrumbado sobre si mismo, como si no hubiera habido deflagración, excepto las calles de hormigón, que están impecables.

                Y así fue: el agua salobre lentamente socavó cimientos, oxidó hierros, desgranó mamposterías, mató la vegetación. Como siempre, alguna edificación en avanzadas ruinas intenta resistir, pero es cuestión de tiempo, sólo lo hace para confirmar la regla.

                Pocos epígrafes porque hay poco para decir...


Camino de acceso a lo que fuer Villa Lago Epecuén


 


Tristeza, desolación, incredulidad: esto fue una floreciente villa turística


Único vehículo con el que se puede circular por la villa...


Uno inmediatamete piensa en Hiroshima...

 

Pero me encajé...  Increíble como quedó este viejo auto.

Kosovo, Bagdad, no: Viila Lago Epecuén

                Trepando a lo que fue uno de los hoteles más grandes, MONTE REAL, que tenía tres pisos, se toma real conciencia del desastre en forma brutal: calculo que más de diez manzanas a la redonda están en el estado descripto por haber estado sumergidas entre cero y 10 metros de agua salada. El baño termal, que tantos beneficios pregonaba y que fue el motor del balneario, fue mortal. No sé si las fotos pueden mostrar cabalmente lo que acabo de contar.

                Encontramos a Don  Pablo Novak, el único habitante del pueblo, que con sus jóvenes 81 años aún recorre las calles con su bicicleta contando una y otra vez a los turistas lo que ocurrió y su curiosa historia de haber perdido todo por la inundación, decidiendo que nunca se iría de aquí, como ocurrió con la mayoría de los pobladores que se fueron  Carhué. Una verdadera leyenda viviente.

 
Hotel MONTE REAL


Un poco de historia


Así se ve desde la terraza del hotel


Nosotros con Don Pablo Novak

                Pese a que el atardecer estaba cerca no quisimos quedarnos allí, porque nos invadió una tristeza que no valía la pena profundizar y volvimos a nuestro ferrocarril original, el FCS, con la idea de acampar cerca la estación Vatteone, ya que de un viaje anterior, conocía a su morador y estimaba que podría ser un buen lugar. Por el camino pudimos apreciar los efectos de la inundación salina sobre las normalmente indestructibles ramales ferroviarios de diseño inglés.


Oxidados rieles colgando de los puentes puesto que se borraron los terraplenes


Estructuras que sobreviven estoicamente


Otra vista de oxidados rieles colgando de los puentes

                A Vatteone fuimos pero no encontramos a nadie. Para no incomodar, avisamos a un vecino de nuestra presencia y nos dirigimos al fortín abandonado, que parecía un buen lugar, lejos de miradas indiscretas. Al día siguiente pasaríamos a visitar a mi amigo Don Parajón.

                La elección estuvo genial: encontramos un sitio entre los tamariscos que encubren al fortín con leña, al abrigo del viento, con una amplia visión del lago Epecuén y las luces de la ciudad de Carhué a la distancia donde armamos nuestras carpas y donde cociné mi clásico pollo al disco pero con sidra en lugar de cerveza: una nueva delicia !!!!!!!!!!!!!!!!

                Entre la sidra del pollo, un buen vinito y el cansancio del día, no tardamos en irnos a dormir y descansar para continuar al día siguiente.


El fortín de Vatteone (foto de otro viaje)


Pollo a la sidra: una cena genial


Campamento de noche


Campamento de día

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LO DEL PAMPA

 

 

 

 

 

 

 

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